El Valencia engrasa su cerrojo
La perseverancia y el derroche f¨ªsico de Osasuna fueron est¨¦riles
Un Valencia de rebajas, pusil¨¢nime y r¨¢cano con todo aquello que no fuera engrasar su cerrojo, dej¨® en El Sadar numerosas dudas sobres sus aspiraciones de discutir algo importante en esta Liga. Con medio equipo ausente y una condici¨®n de invicto que defender, el equipo de Rafa Ben¨ªtez viaj¨® a Pamplona con la ambici¨®n despistada: a empatar y esperar d¨ªas m¨¢s excitantes. La estrategia de la renuncia.
Su alineaci¨®n serv¨ªa para defenderse y saludar de vez en cuando a Salva y S¨¢nchez con alg¨²n balonazo imposible. As¨ª, la cita se convirti¨® de salida en un examen a la paciencia y el criterio ofensivo de Osasuna, tarea a la que el cuadro navarro se entreg¨® con perspicacia y buen gusto. Sin mucho recorrido por las bandas, los jugadores de Miguel ?ngel Lotina no tuvieron m¨¢s remedio que disimular sus carencias y aventurarse por donde no suelen para tratar de hacer saltar el triste cerrojo de un Valencia empe?ado en ampliar su colecci¨®n de empates a domicilio.
OSASUNA 0| VALENCIA 0
Osasuna: Unzu¨¦; Yanguas (Olarra, m. 46), Cruchaga, Contreras; Pu?al, Gancedo; Alfredo, Rosado, Fernando; Armentano (Sabino, m. 65). Valencia: Palop; Curro Torres, Navarro, Pellegrino, Carboni; Rufete (Mista, m. 78), Djukic, Albelda, Angulo; S¨¢nchez (Dennis, m. 83) y Salva (Carew, m. 67). ?rbitro: Daud¨¦n Ib¨¢?ez. Amonest¨® a Rufete, Curro Torres y Pu?al. Unos 17.000 espectadores en El Sadar.
Osasuna entendi¨® que sus opciones pasaban por el f¨²tbol de toque, las combinaciones y la perseverancia para dar con Armentano, m¨¢s activo que Rosado, pero tambi¨¦n m¨¢s impreciso. Alfredo y Gancedo no se escondieron y se turnaron en el reparto de balones, nunca lo suficientemente evidentes como para crear algo m¨¢s que buenas sensaciones.
El Valencia se defend¨ªa sin sufrir. Tan c¨®modo en su papel, el equipo de Ben¨ªtez prescindi¨® incluso del contragolpe, s¨®lo ensayado para sacudirse de encima el bal¨®n. De hecho, jug¨® sin esf¨¦rico, destruyendo el juego rival y recurriendo al patad¨®n cuando no hab¨ªa m¨¢s remedio que usar el pie.
La desidia de unos y la ilusionada incapacidad de los otros atasc¨® enseguida el partido, que sigui¨® as¨ª durante muchos minutos. Tan evidente resultaba la falta de ideas de Osasuna como desproporcionado su despliegue f¨ªsico. Pero su insistencia convirti¨® el choque en una repetici¨®n infinita de gestos id¨¦nticos: mucho toque en el centro del campo, presi¨®n del Valencia, tr¨¢nsito complejo hasta las inmediaciones del ¨¢rea defendida por Palop y... vuelta a empezar.
Los navarros vivieron del enorme trabajo de Alfredo, quien no tuvo reparos en cargar con su equipo cuando Gancedo, desesperado, empez¨® a alejarse de la producci¨®n ofensiva.
Parad¨®jicamente, tras mil y un intentos por parte local, la mejor y ¨²nica oportunidad de gol que mostraba el encuentro pertenec¨ªa al Valencia, que lleg¨® a creer que el ¨¢rbitro sancionar¨ªa con un penalti un simulacro de falta interpretado por Rufete.
S¨®lo cuando el grupo navarro pidi¨® tiempo muerto, el Valencia levant¨® la mano para entrar en juego de la mano de Carew. Pero, a esas alturas del encuentro, no supo encontrar la manera de acercarse a un ¨¢rea que s¨®lo pis¨® por error.
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