Independientes en 2025
Para ese a?o una generaci¨®n habr¨¢ salido del maletero; entonces ser¨¢ el aut¨¦ntico'Independence Day'
En el a?o 2025, el dibujante y quien suscribe seremos como Walter Matthau y Jack Lemmon en Dos viejos gru?ones, dos jubiletas dispuestos a dar estopa sin tregua, pero sin apenas motivos para sentirnos amargados, porque en el a?o 2025 llegar a viejo ser¨¢ un aut¨¦ntico chollo.
Seguro que usted ya conoce esa estad¨ªstica: al paso que vamos, empantanados en el crecimiento casi cero, cerca del 35% de la poblaci¨®n tendr¨¢ en esa fecha 70 a?os o m¨¢s. Esto se va a convertir en algo muy divertido. De entrada, tiendas, restaurantes, bancos, pol¨ªticos y vendedores se van a encargar de tratarnos con mimo y con tino, porque seremos legi¨®n y con parn¨¦ fresco. Ni al m¨¢s est¨²pido de los publicistas se le ocurrir¨¢ dise?ar una campa?a como la que ha obligado a suspender recientemente un anuncio de coches: 'Jubilados fuerzan a Seat a retirar el anuncio en el que se mete a la abuela en el maletero'.
Es cierto que ahora todo el mundo se mofa de los viejos o se los quitan de encima en fatigosos viajes del Imserso o en excursiones de autob¨²s con final dram¨¢tico o en bailongos organizados por el ¨¢rea de asistencia social del ayuntamiento correspondiente. Pero en el a?o 2025, gracias a los avances de la atenci¨®n sanitaria, de la nutrici¨®n, del ejercicio f¨ªsico y , si me apuran, de la cirug¨ªa est¨¦tica, cuando tengamos 70 a?os nos sentiremos como nuestros padres con 50, va a surgir un mundo completamente nuevo. Seremos socialmente determinantes y nadie conseguir¨¢ que aceptemos estoicamente una falsa debilidad, ni que reneguemos de nosotros mismos.
Vamos a disfrutar y ser¨¢n otros quienes mantengan la Seguridad Social a flote, mientras nosotros derrochamos el fruto de nuestros planes de pensiones, el dinerillo ahorrado y la al¨ªcuota heredada de nuestros padres en la primera transferencia popular de capital de la historia del dinero. As¨ª que a ver quien es el guapo que se atreve a meter a la abuela en el maletero en el a?o 2025.
Para entonces las palabras se nos habr¨¢n quedado peque?as y los peri¨®dicos, si quieren sobrevivir, tendr¨¢n que cambiar su actual cuerpo de letra nueve por uno mayor del 14. En primer lugar, porque los ojos humanos empiezan a empa?arse aproximadamente a los 40 a?os y hacia los 60 casi nadie se salva de que se le endurezca el cristalino, lo que significa que no se podr¨¢n enfocar letras de peque?o tama?o. Y, adem¨¢s, habr¨¢ que tener en consideraci¨®n que seremos los ¨²ltimos mohicanos de la Galaxia Gutemberg, los postreros lectores sin agudeza visual. ?Ay de los editores que nos subetimen? Un simple problema de tipograf¨ªa puede ocasionarles la ruina. Y tambi¨¦n la de los comerciantes y la de la industria farmacol¨®gica y la de los fabricantes de productos con instrucciones al uso. Si no aumentan el tipo de letra nos sentiremos incapaces de leer las diminutas indicaciones que explican la composici¨®n de las gotas contra el resfriado, la posolog¨ªa de las pastillas para la pr¨®stata, la din¨¢mica del autotest contra el colesterol, la etiqueta de una botella de vino y el manual de la lavadora. Van a tener que adaptarse a nuestras cansadas vistas. Se modificar¨¢ el universo visual para complacernos: m¨¢s iluminaci¨®n, m¨¢s contraste, m¨¢s detalle.
En 2025, no habr¨¢ quien disponga de tanto tiempo, de tanto ahorro y de tanta necesidad de nuevas propuestas. Que se vayan enterando los fabricantes de ropa y calzado deportivo de la l¨ªnea tipo Nike.
Deber¨¢n confeccionar zapatillas especiales para nuestros fatigados y callosos pies, ch¨¢ndales para anatom¨ªas setentonas, tendr¨¢n que permitir que nos movamos c¨®modamente, porque la tercera edad va a durar m¨¢s tiempo del que nunca nadie imagin¨®.
Macizos jubilados de 70 a?os y renqueantes ancianos de 85 exigir¨¢n un mundo a su medida. Se acab¨® pensar s¨®lo en la venta de aud¨ªfonos para viejos. Los cuarentones y cincuentones de hoy somos el sector de m¨¢s r¨¢pido crecimiento de cara a 2025. Ninguno de nosotros que se respete querr¨¢ llevar las mismas zapatillas que su nieto, as¨ª que ya lo saben, vayan estruj¨¢ndose la mollera.
Dise?en productos atractivos para la incontinencia de nuestras vejigas, colchones para nuestras pesadas articulaciones, cosm¨¦ticos para nuestras arrugadas pieles, comida r¨¢pida sin grasas ni aditivos para nuestros est¨®magos, coches adaptados a nuestras necesidades, hardwares y softwares para nuestros reducidos cerebros, tel¨¦fonos m¨®viles m¨¢s sencillos y con menos chorraditas para nuestras comunicaciones...
Ent¨¦rense de una vez. No estamos dispuestos a que nos metan en el maletero. Vamos a salir del armario con todas las consecuencias.
Incluida la del sexo. ?Qui¨¦n ha dicho que tengamos que reducir nuestra vida a la soledad, a la viudedad, al abandono? Surgir¨¢n los clubes de relaciones para encantadoras damas setentonas y apuestos caballeros de su misma edad. ?Se imaginan? La viagra, por ejemplo, nos garantiza una vida sexual m¨¢s perdurable. Presentaremos sin complejos el ¨²ltimo ligue a nuestros at¨®nitos y estresados hijos. Exigiremos espacios de encuentro lejos de los s¨®rdidos hogares del jubilado, con menos juegos de cartas y m¨¢s juegos er¨®ticos. Enterraremos el pasodoble para dar paso a la m¨²sica de nuestra juventud: Rollings, Doors... La vamos a armar parda.
Cr¨¦anme estamos deseosos de que llegue 2025. Alguien nos ha prometido para esa fecha el Independence Day. Incauto. Cuando llegue el momento nosotros ya estaremos de sobra independizados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.