Desamparados
La Consejer¨ªa de Salud de la Junta de Andaluc¨ªa dict¨®, el 1 de junio de este a?o, una orden que obligaba a las farmacias andaluzas a dispensar la 'p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s' con receta m¨¦dica. El TSJA le ha enmendado la plana al atender el recurso de un farmac¨¦utico granadino y decidir suspender cautelarmente la orden hasta que resuelva el fondo del recurso. Cada vez que alguien trata de imponer su criterio a toda la sociedad, y, adem¨¢s, lo puede conseguir a trav¨¦s de decisiones judiciales como la que nos ocupa, una cierta inquietud conmueve nuestra seguridad y nos coloca en situaci¨®n de alerta. Las farmacias, mientras no se demuestre lo contrario, son un servicio p¨²blico, pero el TSJA ha atendido a un farmac¨¦utico como si el servicio fuera privado y libera a los farmac¨¦uticos de la obligaci¨®n de dispensar la 'p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s', y no s¨®lo, tambi¨¦n preservativos. Parece que los fines de semana es cuando m¨¢s p¨ªldoras se dispensan, lo que indicar¨ªa que su uso es por parte de j¨®venes fundamentalmente. No es asunto de moral sino de salud p¨²blica, por eso, al tiempo que se facilite la disposici¨®n de esa p¨ªldora por parte de las autoridades sanitarias, se debe facilitar y promover el uso de otros m¨¦todos anteriores a la p¨ªldora 'poscoital', por ejemplo, el uso del preservativo, ese que el auto del TSJA tambi¨¦n dispensa de vender en las farmacias, si el farmac¨¦utico no quiere hacerlo. Estar¨ªamos en sus manos, si la Consejer¨ªa de Sanidad no se hubiera comprometido a atender esas necesidades en los dispensarios y hospitales p¨²blicos. El farmac¨¦utico y el TSJA no quieren ni p¨ªldora 'poscoital' ni preservativos, cabe pensar que lo que quieren es que nos coma el tigre. Lo malo es que la cosa no es de risa, y por ese camino no se ayuda, sino todo lo contrario, a decidir responsablemente sobre algo tan serio, tan trascendente y tan decisivo en la vida de los seres humanos como las relaciones sexuales, algo que existe y se produce independientemente de lo mal que les parece a quienes, contra la libertad, se empe?an en imponer su moral; es decir, obligar a todos, ellos s¨ª, a una forma, la suya, de comportamiento. Y eso con ser malo no es lo peor, lo peor es que los tribunales, el TSJA en este caso, los atienda hasta el extremo de dejarnos desamparados frente a su intransigencia.
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