La fiesta de MBM
Imaginen el escenario: el patio cubierto del edificio de Roger de Ll¨²ria de la Universidad Pompeu Fabra, un antiguo cuartel adecuado a usos educativos que obtuvo en 2000 el premio Ciutat de Barcelona de Arquitectura y Urbanismo. Imaginen el men¨²: huevos fritos de codorniz con sobrasada, arroz negro, fideu¨¤ con h¨ªgado de pato, diversos platitos para picar y barra libre de bebidas, c¨®cteles incluidos. Imaginen a los invitados: m¨¢s de medio millar de personas de diferentes generaciones y disciplinas, pero con una abultada mayor¨ªa de arquitectos o personas relacionadas con esta profesi¨®n. Y, por ¨²ltimo, imaginen a los anfitriones: Oriol Bohigas, Josep Martorell y David Mackay, los tres socios hist¨®ricos del estudio de arquitectura MBM. El pasado s¨¢bado celebraban sus bodas de oro, los 50 a?os de uno de los estudios m¨¢s influyentes que ha tenido nunca Barcelona y, por supuesto, responsable de la reforma del edificio que acog¨ªa la fiesta y, a¨²n m¨¢s, del dise?o del nuevo barrio que comienza a pocos metros del mismo, la Villa Ol¨ªmpica.
La celebraci¨®n de los 50 a?os del estudio de Oriol Bohigas, Josep Martorell y David Mackay reuni¨® a m¨¢s de medio millar de personas
Fue una fiesta alegre. Sin parlamentos, s¨®lo un brindis a medianoche seguido de la salida de unos postres que, como el resto de la ambientaci¨®n de la sala, ten¨ªa referencias arquitect¨®nicas. Despu¨¦s, m¨²sica. Nada nost¨¢lgica, por cierto. Como era de esperar en un despacho que se caracteriza por querer estar siempre al d¨ªa, fue un pinchadiscos, Fred Guzzo, quien anim¨® el baile.
Dec¨ªa el cr¨ªtico de cine Jordi Ball¨® que es un equipo que 'conjuga en presente' y el artista Antoni Llena se sumaba a esta apreciaci¨®n destacando, sobre todo, lo 'modernos' que han sido siempre. Dif¨ªcil eso de ser moderno siempre, sobre todo cuando tambi¨¦n se ha mantenido puesta la mirada en la tradici¨®n. Antoni Mar¨ª a?ad¨ªa por su parte que MBM hab¨ªa planteado 'una revisi¨®n cr¨ªtica de toda la tradici¨®n arquitect¨®nica catalana desde la perspectiva del Movimeinto Moderno'.
No resultaba sorprendente encontrar all¨ª al alcalde de Barcelona, Joan Clos, y mucho menos sorprend¨ªa la presencia del arquitecto jefe de la ciudad, Josep Anton Acebillo. 'Estuve 10 a?os trabajando con ellos, entre los sesenta y los setenta', recuerda. 'De hecho, mi primera inmersi¨®n en Catalu?a fue en este despacho y, mira por d¨®nde, aprend¨ª a hablar catal¨¢n con David Mackay, que es ingl¨¦s. En aquel entonces sent¨ªa una gran admiraci¨®n por Bohigas y despu¨¦s fui siempre su colaborador, primero en la Escuela Superior T¨¦cnica de Arquitectura y despu¨¦s en el Ayuntamiento de Barcelona cuando fue concejal de Urbanismo'.
Acebillo puede considerarse un disc¨ªpulo aventajado de Bohigas. De esos hab¨ªa varios en la fiesta, pero tambi¨¦n hab¨ªa condisc¨ªpulos cuya trayectoria profesional difiere totalmente de la que ha defendido el estudio. El caso m¨¢s extremo podr¨ªa ser Jordi Bonet i Armengol, responsable de las obras de continuaci¨®n de la Sagrada Familia, que tantas cr¨ªticas ha recibido del propio Bohigas. 'Con Martorell y Bohigas ¨ªbamos juntos al instituto y cuando Mackay lleg¨® a Barcelona pas¨® los primeros d¨ªas en mi casa', record¨®. 'Somos amigos desde ni?os y entre nosotros no ha habido discusiones profesionales porque todos sabemos lo que pensamos y ponemos la amistad por encima de todo. Con Martorell, adem¨¢s, hemos colaborado mucho en el escultismo'.
Dec¨ªa la editora M¨®nica Gili que pocos estudios de arquitectos de Barcelona podr¨ªan tener este poder de convocatoria. Tal vez el de Bofill, apuntaba. Y all¨ª estaba, al final de la velada, Ricardo Bofill, copa en mano, sin querer hacer declaraciones 'porque esto es una fiesta, ?no?'.
Los tres homenajeados, por supuesto, no paraban de recibir parabienes. Martorell, pese a confesarse 'al¨¦rgico a las fiestas', se reconoc¨ªa satisfecho y explicaba algunas claves de esta relaci¨®n tan longeva. 'Hemos jugado a la absoluta confianza mutua. Nunca nos hemos pasado cuentas de lo que hac¨ªa o dejaba de hacer cada uno, ni del tiempo que dedicaba al estudio'. Mackay, por su parte, se reconoc¨ªa como el impulsor de la celebraci¨®n frente a la reticencia de sus otros dos socios. Y desvelaba, parcialmente, uno de los secretos mejor guardados del estudio: qui¨¦n hace qu¨¦. 'Oriol es el hombre p¨²blico y tambi¨¦n se ha dedicado mucho a la educaci¨®n. Martorell es el hombre de la direcci¨®n de obras; si ¨¦l la dirige es seguro que todo ir¨¢ bien, algo que no pasa tanto con Bohigas o conmigo; y yo me he dedicado m¨¢s a los proyectos del estudio. Pero cuando proyectamos lo hacemos juntos. Trabajamos en el mismo papel todos, con l¨¢piz y goma. Sobre todo goma de borrar...'.
Bohigas, siempre f¨¢cil de encontrar gracias a su camisa bermell¨®n, rebosaba alegr¨ªa. 'Puede parecer presuntuoso, pero lo que m¨¢s me gusta de esta historia de 50 a?os es que siempre hemos estado al loro, atentos a la evoluci¨®n del pa¨ªs. Esto no es algo que tenga que ver con la calidad de la arquitectura que hemos hecho, sino con su adecuaci¨®n a los tiempos'. Y, sin cre¨¦rselo mucho, explicaba que tal vez ha llegado el momento de replantearse el futuro. 'Ha empezado a entrar gente joven en el despacho, nos gustar¨ªa crear una manera de trabajar que pueda servir a unos posibles sucesores'. ?Est¨¢n listos para la sucesi¨®n? No. A¨²n no. 'Ahora precisamente nos encontramos con los encargos m¨¢s sugestivos de nuestra carrera...'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.