Observada por primera vez la transformaci¨®n de una estrella en una nebulosa planetaria
L as nebulosas planetarias no tienen nada que ver con planetas (aunque se llamen as¨ª porque a los antiguos astr¨®nomos les parec¨ªan discos planetarios); en realidad son brillantes nubes de gas y polvo que forman las estrellas viejas al morir, si no son suficientemente grandes como para explotar en supernova. Esta fase terminal de muchos astros dura unos 100.000 a?os, y ahora un equipo de astr¨®nomos hispano-mexicano ha presenciado la etapa inicial de formaci¨®n de una nebulosa planetaria. 'Es la primera vez que alguien ha visto una estrella que est¨¢ claramente sufriendo esta etapa de transformaci¨®n', comenta una de las investigadoras, Yolanda G¨®mez, del Instituto de Astronom¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico. 'Creemos que esta estrella empez¨® a entrar en su fase de nebulosa planetaria despu¨¦s de 1984'.
La clave del hallazgo es el agua, cuyas mol¨¦culas, pese a destruirse r¨¢pidamente en la nebulosa, han sido detectadas por este equipo cient¨ªfico cerca del n¨²cleo estelar remanente.
Una nebulosa planetaria se forma cuando a un astro ya no le queda hidr¨®geno y helio que quemar, entonces se hincha, se convierte en una gigante roja y expulsa colosales cantidades de materia al espacio formandouna espectacular envoltura brillante alrededor del n¨²cleo remanente de la estrella exhausta, que acaba convirti¨¦ndose en una enana blanca.
'Se sabe que el agua y otras mol¨¦culas son abundantes en las envolturas de las gigantes [rojas]. Sin embargo, en la fase de nebulosa planetaria, la intensa radiaci¨®n del n¨²cleo estelar destruye progresivamente estas mol¨¦culas', explica otro de los autores de la investigaci¨®n, Luis F. Miranda, del Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa (CSIC). 'Ha sido una sorpresa encontrar agua en una nebulosa donde nadie se imaginaba que pod¨ªa sobrevivir'.
Estos astr¨®nomos han hecho las observaciones de la nebulosa en cuesti¨®n -denominada K3-35 y situada a 16.000 a?os luz de la Tierra- con el sistema de radiotelescopios VLA, estadounidense, y los resultados se publican en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Nature.
La segunda sorpresa para los cient¨ªficos ha sido encontrar unas regiones de la nebulosa donde la emisi¨®n del agua est¨¢ amplificada, formando unos enormes l¨®bulos que se extienden como chorros a partir del astro moribundo y cuyo origen, desconocido, puede tener que ver con campos magn¨¦ticos.
De las observaciones 'concluimos que existe un campo magn¨¦tico en el disco de K3-35', se?ala otro de los investigadores, Jos¨¦ Mar¨ªa Torrelles, del Instituto de Estudios Espaciales de Catalu?a. Este investigador espa?ol apunta: 'Si realmente el disco magnetizado es el origen de los chorros de gas en K3-35, se aclarar¨ªa uno de los grandes enigmas de las nebulosas planetarias'.
Enanas marrones
Otro descubrimiento que aclara inc¨®gnitas celestes, aunque en otro ¨¢mbito, es el anunciado por un grupo italiano que, analizando los datos obtenidos con el ya apagado telescopio infrarrojo ISO, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), ha obtenido pruebas de que las enanas marrones se forman igual que las estrellas. La primera enana marr¨®n se descubri¨® en 1995 y los astrof¨ªsicos conjeturaron que ser¨ªan estrellas fallidas al no juntar suficiente masa como para encender en su interior el horno nuclear que la har¨ªa brillar. Poco a poco se han ido encontrando m¨¢s cuerpos de estos y algunos tan peque?os que podr¨ªan ser clasificados como planetas gigantes, seg¨²n unos astr¨®nomos, pese a flotar en el espacio libremente en lugar de orbitar alrededor de un astro, como los planetas. En este caso, las interacciones gravitatorias del sistema al que pertenecer¨ªan los habr¨ªa habr¨ªa expulsado del mismo.
El debate sobre la naturaleza de las enanas marrones se inclina ahora a favor del origen estelar gracias al trabajo de Antonella Natta y Leonardo Testi, del Observatorio de Arcetri (Florencia, Italia), al descubrir que objetos con masa de al menos el 4% de la solar (o 40 masas de J¨²piter) deben nacer como estrellas y no como planetas.
La diferencia est¨¢ en que un planeta se forma a partir de un disco de gas y polvo y por tanto no debe observarse uno a su alrededor, como las estrellas. Los astr¨®nomos italianos han detectado se?ales de tales discos en tres enanas marrones, discos id¨¦nticos a los observan alrededor de estrellas jovenes. Las tres enanas tienen pocos millones de a?os y est¨¢n a 520 a?os luz de la Tierra.
Los cient¨ªficos quieren seguir esta l¨ªnea de trabajo con enanas marrones m¨¢s peque?as, pero tendr¨¢n que esperar a que entren en operaci¨®n nuevos observatorios, como el Herschel de la ESA o el futuro telescopio espacial NGST.
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