Gibraltar, de vuelta
Seis meses se han dado Madrid y Londres para resolver de forma global el contencioso de Gibraltar. Los ministros de Exteriores de ambos pa¨ªses, Piqu¨¦ y Straw, reactivaron ayer en Barcelona el proceso iniciado en Bruselas en 1984, fij¨¢ndose un plazo l¨ªmite para cerrarlo: antes del pr¨®ximo verano. Se abordar¨¢n todas las cuestiones 'importantes', incluida la cooperaci¨®n y la soberan¨ªa. En esta iniciativa que parti¨® de Londres, Espa?a acepta que se atienda la voz de los gibraltare?os a cambio de que los brit¨¢nicos pongan abiertamente la soberan¨ªa sobre la mesa. Y por eso se inicia una ¨¦poca de normalizaci¨®n y de seducci¨®n de los habitantes del Pe?¨®n. Se multiplicar¨¢n por tres las l¨ªneas telef¨®nicas a la colonia brit¨¢nica, hasta llegar a las 100.000, y se prestar¨¢ atenci¨®n sanitaria a los llanitos en Espa?a.
Parece razonable que dos aliados de la OTAN y socios en la UE resuelvan ya este trasnochado contencioso colonial que plantea constantes problemas. La ocasi¨®n es ¨²nica. Blair y Aznar se sienten seguros con casi una legislatura por delante, y los m¨¢s ardientes defensores del lobby gibraltare?o, los conservadores en Londres, est¨¢n sumamente debilitados. En cuanto a la consulta final a la poblaci¨®n gibraltare?a, hay un extenso abanico de posibilidades en cuanto a su modalidad -decisi¨®n parlamentaria o en refer¨¦ndum- y a los plazos, pues no cabe descartar un proceso por etapas que contemple, por ejemplo, un largo periodo de cosoberan¨ªa antes de la retrocesi¨®n a Espa?a.
Los gibraltare?os han logrado una posici¨®n que no se puede sostener como para¨ªso fiscal que favorece la opacidad y la evasi¨®n de impuestos por parte de personas f¨ªsicas o jur¨ªdicas espa?olas, brit¨¢nicas o de otras nacionalidades. Tras el 11 de septiembre, estos para¨ªsos fiscales est¨¢n llamados a desaparecer. Los gibraltare?os deben comprender que es imposible mantener su actual situaci¨®n y que la independencia tampoco es una opci¨®n contemplada en el Tratado de Utrecht de 1713, por el cual el Reino Unido se qued¨® con Gibraltar. El Pe?¨®n s¨®lo puede ser brit¨¢nico o espa?ol, salvo que ambos pa¨ªses negocien un nuevo tratado.
Aunque es comprensible que estas negociaciones se lleven con discreci¨®n en una primera fase, no podr¨¢n ser secretas, so pena de dar pie a especulaciones que acaben socav¨¢ndolas. Facilitar¨ªa la negociaci¨®n que los llanitos superasen sus reticencias iniciales y participasen en la delegaci¨®n brit¨¢nica. Manteniendo su autonom¨ªa y su nacionalidad personal, pueden encontrar una manera de bienvivir con un Campo de Gibraltar desarrollado en una Espa?a democr¨¢tica, descentralizada y plenamente integrada en Europa. Incluso en unas semanas se percatar¨¢n de las molestias que les va a suponer el hecho de que Espa?a est¨¦ en el euro, pero no el Reino Unido.
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