Dos cr¨ªmenes oscuros y un solo m¨®vil
La Guardia Civil cree que el asesinato de un cabo en el cuartel de La Salve y el de otro agente en Mungia los cometi¨® un funcionario con ¨¢nimo justiciero
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Dos asesinatos misteriosos y un solo m¨®vil generado en la cabeza de un mismo hombre. La Guardia Civil cree haber establecido fehacientemente la relaci¨®n entre la violenta y oscura muerte de uno de sus agentes en el interior del cuartel de La Salve (Bilbao), ocurrida el 26 de septiembre, y el hasta ahora inexplicado crimen de un guardia retirado ocurrido d¨ªas antes en Mungia (Vizcaya). Fuentes de la investigaci¨®n aseguran que J. L. G. B., un agente con problemas psicol¨®gicos que fue detenido la semana pasada, cometi¨® supuestamente los dos asesinatos al creerse pose¨ªdo por un ¨¢nimo justiciero que le oblig¨® a castigar, por sus comportamientos violentos a sus dos v¨ªctimas.
El crimen de La Salve fue descubierto a las seis de la ma?ana del 26 de septiembre. El cuerpo del cabo Manuel Villa Villa, de 36 a?os y natural de Pola de Siero (Asturias), fue hallado por varios agentes en medio de un charco de sangre y con grandes destrozos faciales. El autor se hab¨ªa entretenido en empapar la sangre con toallas y, seg¨²n las primeras inspecciones oculares, en extraer las balas del cad¨¢ver.
Los investigadores pensaron inicialmente que el asesinato hab¨ªa sido cometido con un arma de peque?o calibre y que la v¨ªctima hab¨ªa sido golpeada previamente con brutalidad. 'Desde el principio se pens¨® que hab¨ªa sido un miembro del cuartel, ya que no parec¨ªa posible que alguien de fuera se colara en un sitio tan vigilado, cometiera el crimen y saliera sin m¨¢s', indicaron fuentes de la investigaci¨®n.
An¨¢lisis posteriores permitieron constatar que el crimen fue perpetrado con un arma de gran calibre, disparada a corta distancia de Villa, y que el cuerpo presentaba orificios de salida. Eso s¨ª, el autor hab¨ªa recogido los casquillos. 'Cre¨ªmos que hab¨ªa sido asesinado con un Cetme', seg¨²n las fuentes citadas. Los agentes de la Salve fueron interrogados por investigadores de Asuntos Internos y de la Unidad Central Operativa (UCO). El ahora detenido, que estaba de baja psicol¨®gica, neg¨® haber estado el d¨ªa de los hechos en el cuartel, algo que no cuadraba con los testimonios de otros agentes.
Las pertenencias de J. L. G. B. fueron revisadas a conciencia. Entonces, surgi¨® la pista incriminatoria. Los investigadores hallaron en una mochila lo que parec¨ªa una gota de sangre. Los an¨¢lisis de laboratorio permitieron comprobar no s¨®lo que era sangre sino que la secuencia de ADN coincid¨ªa casi milim¨¦tricamente con la de Villa, precisaron las fuentes consultadas.
Este dato, no siempre aceptado por los jueces, junto a otros ya obtenidos, llevaron a la detenci¨®n y posterior encarcelamiento del agente. Quedaba por aclarar si J. L. G. B. ten¨ªa alguna relaci¨®n con la muerte de L. R. G. L., natural de Boal (Asturias), asesinado en su casa de Mungia (Vizcaya) a mediados de septiembre. La mujer del detenido hab¨ªa trabajado de canguro para el anterior, retirado del servicio y que estuvo casado con una alf¨¦rez de Sanidad del instituto armado.
La pista la dio otro agente. Tras conocer la detenci¨®n de J. L. G. B. record¨® que por las fechas del crimen de Mungia, su compa?ero le pidi¨® prestada su arma, sin que le aclarase nunca para que la quer¨ªa. Las fuentes de la Guardia Civil consultadas aseguran que ya se ha establecido que el asesinato de Mungia fue cometido con esa pistola. La comparaci¨®n entre las trazas y marcas caracter¨ªsticas entre un proyectil encontrado en la escena del crimen -cada pistola deja en las balas se?ales ¨²nicas, diferentes a otras de id¨¦ntica marca y modelo- y las que dejaba el arma prestada demostr¨® que eran id¨¦nticas.
Quedaba establecer el m¨®vil, lo m¨¢s dif¨ªcil, ya que el agente detenido no ha confesado. Inicialmente se pens¨® que quiz¨¢s ambos casos estaban relacionados con un asunto de drogas. No pudo establecerse. Posteriormente, se indag¨® en el perfil psicol¨®gico del detenido. ?ste era conocedor de algunos comportamientos violentos sostenidos en el tiempo por sus dos v¨ªctimas, por lo que decidi¨® que alguien ten¨ªa que hacer algo para que no maltrataran a nadie m¨¢s. 'Estamos convencidos, tras ver los estudios psicol¨®gicos y psiqui¨¢tricos, de que actu¨® por un ¨¢nimo justiciero que se hab¨ªa creado, para que no volvieran a pegar a nadie. Es la obra de un desequilibrado', seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n.
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