Envidia podrida
EL OTRO D?A, dado que mi traductor fue invitado a dar una charla y yo esa charla ya me la sab¨ªa (la hab¨ªa le¨ªdo, no es que mi traductor d¨¦ la misma charla en todas partes), me qued¨¦ en los Nuevayores, me pint¨¦ los labios de rojo japon¨¦s, me puse mi flamante abrigo Benarroch y me tir¨¦ a la calle. Dec¨ªa Oscar Wilde que cuando una mujer se pinta los labios demasiado rojos y va ligera de ropa es se?al inequ¨ªvoca de que est¨¢ desesperada. Esta cita me ha venido a la cabeza porque hace unos d¨ªas vi una exposici¨®n de manuscritos de Oscar Wilde y adquir¨ª un libro recopilaci¨®n de sus ocurrencias para subir el nivel de estas columnas que a veces quedan un poco ordinarias, a qu¨¦ negarlo. La cita viene al caso porque confieso que aunque en Nueva York ha empezado el fr¨ªo yo voy por la calle casi en bragas. ?Por qu¨¦, por exhibicionismo lacerante, por desesperaci¨®n? No, se?ores, es por el abrigo de la Benarroch, que me cost¨® un huevo de la cara, pero que es como si llevara incorporado una Superser (una Superser, qu¨¦ antigua). Benarroch, desde aqu¨ª te lo digo: las se?oras me paran, me tocan el abrigo, los camareros me lo celebran, incluso en las tiendas me preguntan d¨®nde me lo he comprado. En un documental sobre Josephine Baker que vi el otro d¨ªa se contaba que Hemingway en un caf¨¦ de Par¨ªs le pregunt¨®: '?y por qu¨¦ no se quita usted el abrigo?', a lo cual contest¨® Josephine: 'Porque algo hay que llevar'. Y es que Josephine hac¨ªa honor al c¨¦lebre dicho jienense de: 'La que no est¨¢ acostumbrada a bragas, las costuras le hacen llagas'. Total que con dicho abrigo fuime medio desnuda y con los labios rojos al Caf¨¦ des Artistes, que a mi santo le gusta bastante porque en las paredes hay unos frescos de los a?os treinta con unas se?oritas desnudas en escenas buc¨®licas. Y mi traductor es un gran amante tanto del arte como del campo. No s¨¦ si ser¨ªa por el abrigo, pero un se?or negro, elegant¨ªsimo, que iba detr¨¢s de m¨ª se adelant¨® unos pasos para abrirme la puerta, le voy a dar las gracias y qui¨¦n era: Harry Belafonte. Un mito: por actor, por cantante y por activista de la lucha de los derechos civiles. Experiencias que te dan subidoncillo emocional y que te gusta compartir con los lectores, cosa que no entiende una se?ora de Oviedo que me escribe airada para decirme que qu¨¦ verg¨¹enza que el peri¨®dico se gaste el dinero para que yo cuente que tomo un bloody mary o que voy a ver a unos t¨ªos retorci¨¦ndose el miembro. Se?ora, desde aqu¨ª se lo digo: esas ordinarieces me las pago con los derechos que gano gracias a mis libros infantiles. Es un dinero noble empleado en unos fines lamentables. Derechos que son las migajas que se le caen al suelo a la se?ora Rowling cuando come. Pero a m¨ª no me importa. No tengo dignidad, y me tiro a por las migajas como una perra. Hoy ha salido en la CNN que la Rowling se va a comprar un castillo en Escocia. No es envidia, pero humildemente pienso que CNN + podr¨ªa haber tenido el detalle de contar que, humildemente, yo me compr¨¦ este verano mi abrigo en la Benarroch. A m¨ª lo del castillo, qu¨¦ quieres, me da como baj¨®n. Y es caro de mantenimiento. Y en Escocia. Adem¨¢s, en cuanto tienes habitaciones de m¨¢s se te mete la familia. Te digo que esa t¨ªa no sabe darle vidilla al dinero. T¨ªa, c¨®mprate un loft, colecciona arte, ?pero un castillo! Dios da pan a quien no tiene dientes. El otro d¨ªa, por cierto, fuimos a una galer¨ªa muy fin¨ªsima a ver una exposici¨®n sobre desnudo con el fin de adquirir. El portero nada m¨¢s verme el abrigo me abri¨® la puerta. A mi santo se la solt¨® en las narices. La verdad es que me he gastado todo en mi abrigo y a ¨¦l lo llevo este oto?o tipo escritor de culto y eso tampoco es. Hab¨ªa una instalaci¨®n de Yoko Ono: un v¨ªdeo en el que se ve¨ªan primeros planos de culos andantes, culos flacos, gordos, peludos o de lechoncillo. El arte es contagioso: tengo en mente hacer un v¨ªdeo de culos, pero quisiera hacerlo con culos ilustres: el culo de Luis Mateo, el culo de mi santo, el de Javier Mar¨ªas, el de Mill¨¢s o el de Rodr¨ªguez Rivero, que piensa que ya no voy a decir eso de 'famoso en el mundo entero' porque ahora escribe en el Abc. Manolo, desde aqu¨ª te lo digo: yo soy libre como el viento. Una instalaci¨®n que tendr¨ªa el aliciente de adivinar qu¨¦ culo corresponde a esas foto de solapa en la que aparecemos todos con la cabeza apoyada en la mano superinteresantes de la muerte. Servir¨ªa adem¨¢s para desinhibir la cultura espa?ola, siguiendo esa brecha que abri¨® nuestra Luc¨ªa Etxebarr¨ªa cuando sali¨® desnuda en el Dunia. Por cierto, Luc¨ªa, desde aqu¨ª te lo digo: s¨¦ que te enfadas cuando te nombro. Pero si no dejaron de mandarme mis amigos los periodistas, que son malos, ya lo sabes, cosas sobre tu pol¨¦mica intertextual y no dije ni esto. Qu¨¦ voy a decir yo si estoy intentando escribir un libro sobre un ni?o que se va a una escuela de magia. Tipo Rowling. Porque mi envidia no es sana. Es podrida. Y encima me llama mi padre: 'esa t¨ªa Rowling te hunde el negocio. Es que, hija m¨ªa, haces un tipo de literatura de un costumbrismo trasnochado'. Co?o, mi padre, parece Rafael Conte. Yo intento mejorar. Ya voy mucho mejor con el ingl¨¦s. No s¨®lo s¨¦ decir bloody mary. Ahora ya digo gin tonic. Eso, quieras que no, te abre horizontes.
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