Pasatiempos e informaci¨®n
Un ombudsman norteamericano, al cesar en sus funciones, ironizaba sobre su mayor logro en defensa de los lectores: hab¨ªa conseguido que el peri¨®dico aumentase el cuerpo de letra de las definiciones del crucigrama.
Aqu¨ª las quejas son de otro tipo, pero menudean las referidas a los pasatiempos: errores que dificultan la soluci¨®n de estos entretenimientos y, sobre todo, propuestas que algunos lectores consideran ofensivas.
La mayor parte de las protestas sobre el contenido del crucigrama denuncian lo que podr¨ªamos llamar, por seguir la moda, lenguaje pol¨ªticamente incorrecto.
En m¨¢s de una ocasi¨®n el Defensor ha mostrado en esta columna su prevenci¨®n ante una tendencia de origen estadounidense, muy ajena a nuestros ¨¢mbitos culturales, de la que se puede extraer algunas consecuencias ¨²tiles, pero que, en general, se aplica con entusiasmo a utilizar eufemismos de muy dudoso valor period¨ªstico.
La ¨²ltima protesta, en este ¨¢mbito, la firma Jos¨¦ Felipe Florio, desde Bilbao, que ha cre¨ªdo ver, en m¨¢s de una ocasi¨®n, una tendencia homof¨®bica en las definiciones que Peko incluye en el crucigrama.
Su queja es muy precisa: el d¨ªa 21 se propon¨ªa la siguiente definici¨®n: 'Nombrados de acuerdo con la perversi¨®n de los habitantes de la ciudad destruida por el fuego del cielo'. La palabra adecuada para resolver el juego era 'sodomitas'. Florio argumenta que utilizar el t¨¦rmino perversi¨®n atenta contra los valores de tolerancia y supone una 'discriminaci¨®n flagrante de un colectivo sexual'.
Peko ha respondido al requerimiento del Defensor explicando que jam¨¢s trata de atacar a nadie y se muestra convencido de que 'cada cual puede hacer con su cuerpo lo que quiera'.
Cuenta que, en esa definici¨®n, u otras parecidas, se limita a recoger el sentido o el valor que un libro como la Biblia otorga a determinados comportamientos, con independencia del juicio que puedan merecer a cada ciudadano en la actualidad.
Es consciente de la 'hipersensibilidad que muestran algunas minor¨ªas'; m¨¢s de una vez desecha definiciones por temor a que puedan resultar ofensivas, pese a encontrarse en el lenguaje habitual, y lamenta que, en alguna ocasi¨®n, la complejidad de ajustar las palabras del crucigrama le haya llevado a errores involuntarios, como que, recientemente, la soluci¨®n a una de las definiciones, referida a los inmigrantes, fuese 'indeseables', cuando lo que hab¨ªa pretendido es que resultase 'indeseados'.
El Estatuto que regula la actividad del Defensor incluye, entre sus funciones, la de tratar de explicar a los lectores cualquiera de los contenidos del peri¨®dico, sin que eso suponga, necesariamente, una cr¨ªtica hacia lo publicado.
El crucigrama permite ese tipo de explicaci¨®n. Al car¨¢cter de pasatiempo y de entretenimiento hay que a?adir su vertiente cultural.
La inclusi¨®n de cualquier definici¨®n que choque frontalmente con los usos o los valores sociales predominantes en la actualidad no puede tomarse como una agresi¨®n o como una contravenci¨®n de esos valores.
El propio Peko recordaba que el episodio b¨ªblico dedicado a Sodoma y Gomorra habla expresamente de 'pecado' y, por tanto, de perversi¨®n para las normas morales que trata de imponer el libro, con gran ¨¦xito hist¨®rico, por cierto.
Pero eso -y los ejemplos podr¨ªan multiplicarse en otros ¨¢mbitos- no supone que el autor del crucigrama proponga ning¨²n tipo de actitud moral ante el fen¨®meno de la homosexualidad. Se trata, simple y llanamente, de hacer recordar al lector el tratamiento que uno de los textos fundamentales de la cultura occidental dispensa a una determinada conducta.
Muy recientemente, un lector protest¨®, por tel¨¦fono, porque otra de las definiciones del crucigrama deb¨ªa resolverse con la voz 'patatero', como sin¨®nimo de chusquero, es decir, el oficial o suboficial del Ej¨¦rcito que ha ascendido desde soldado raso, sin cursar en la academia militar.
El lector pensaba que supon¨ªa una ofensa y que ten¨ªa un prop¨®sito denigratorio para quienes pudiesen encontrarse en tal situaci¨®n.
Aqu¨ª el problema ofrece m¨¢s dificultades, porque el lenguaje oral est¨¢ lleno de expresiones ofensivas que usamos inconscientemente, sin intenci¨®n alguna de denostar a las personas o a los colectivos a que se refieren.
Ser¨ªa preferible no utilizarlas, y el Libro de estilo proh¨ªbe 'palabras o frases que resulten ofensivas para una comunidad', y pone como ejemplo 'judiada' o 'gitaner¨ªa'. No hace distinciones y, en principio, la prescripci¨®n alcanza a todo el peri¨®dico.
Sin embargo, hay que distinguir, de un lado, las secciones de informaci¨®n y opini¨®n, en las que resultar¨ªa intolerable el uso de expresiones de este tipo, y, de otro, los pasatiempos en los que se juegue con cualquier vocablo, en su contexto coloquial o literario.
La pretensi¨®n de erradicar de ra¨ªz ese tipo de lenguaje tendr¨ªa algo de intento talib¨¢n que, llevado al extremo, alcanzar¨ªa de lleno a nuestros mejores cl¨¢sicos.
M¨²sica y teatro
El suplemento cultural Babelia se reorden¨® en mayo pasado y perdi¨® con ello la secci¨®n dedicada a la m¨²sica. Desde entonces abundaron las quejas, se recogieron en esta secci¨®n y se anunci¨® que el peri¨®dico buscaba resolver el problema.
Siete meses despu¨¦s, Babelia incluye la actualidad de la m¨²sica y la del teatro. Congratul¨¦monos de que la reivindicaci¨®n tenaz de muchos lectores haya sido atendida. No s¨®lo el tama?o de la letra del crucigrama -algo, por cierto, muy digno de atenci¨®n- remueve decisiones de un peri¨®dico.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 913 377 836.
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