Los ¨²ltimos oasis de naturaleza
En la campi?a gaditana, rodeados de cultivos, a¨²n se conservan cerca de 300 bosques-isla
A comienzos de siglo, la extensa campi?a gaditana actuaba como un espacio frontera entre los terrenos agr¨ªcolas del occidente y los forestales de la sierra. Las zonas cultivadas se mezclaban con densas manchas de vegetaci¨®n silvestre, en las que abundaban encinas, alcornoques, acebuches, pinos, lentiscos o palmitos. Alrededor de 1920 este tipo de formaciones, poco humanizadas, ocupaban casi la cuarta parte de esta comarca gaditana situada dentro de un tri¨¢ngulo imaginario cuyos v¨¦rtices ser¨ªan los municipios de Espera, al norte, Jerez de la Frontera, en el suroeste, y Vejer de la Frontera, en el sur.
La agricultura fue devorando, poco a poco, estos terrenos naturales y lo que era un mosaico en el que se alternaban de manera arm¨®nica cultivos y bosques se convirti¨® en un espacio mon¨®tono. La campi?a perd¨ªa as¨ª gran parte de sus valores ecol¨®gicos, pero no todos.
A pesar de la intensa presi¨®n a la que ha estado sometida, esta comarca gaditana conserva a¨²n peque?os reductos de aquellos primitivos bosques, oasis de naturaleza que han sobrevivido a cultivos, carreteras o urbanizaciones. Bosquetes, riberas y linderos que albergan una rica biodiversidad y que, adem¨¢s, act¨²an como corredores ecol¨®gicos, pasillos que facilitan la conexi¨®n entre diferentes espacios protegidos.
Abelardo Aparicio y Carola P¨¦rez, del departamento de Biolog¨ªa Vegetal y Ecolog¨ªa de la Universidad de Sevilla, y Guillermo Ceballos, del departamento de Bot¨¢nica y Recursos Forestales de la Universidad de Gales, han examinado en profundidad estos bosques-isla, cuya localizaci¨®n y caracter¨ªsticas aparecen ahora en una monograf¨ªa editada por la Consejer¨ªa de Medio Ambiente y la Diputaci¨®n de C¨¢diz.
En lo que se refiere a bosques de ribera, asociados a los r¨ªos y arroyos que surcan la campi?a, estos especialistas han visitado 32 tramos, la mayor¨ªa de ellos en un p¨¦simo estado de conservaci¨®n.
Posiblemente ¨¦stos sean los enclaves que han soportado mayores transformaciones, por lo que los autores apenas destacan, por sus valores ecol¨®gicos, las riberas del arroyo Chapatal y el soto de Castellar, en el oriente de la provincia, y la olmeda del arroyo de Azad¨¦n, en el norte.
Los bosques-isla de llanura son m¨¢s numerosos y, aunque inicialmente fueron seleccionados 263, s¨®lo 159 reun¨ªan las caracter¨ªsticas adecuadas para incluirlos en este inventario. En este caso las formaciones m¨¢s extensas son las de alcornocales, que ocupan algo m¨¢s de 2.000 hect¨¢reas. Les siguen los pinares, con 1.815 hect¨¢reas, los acebuchares (1.267 hect¨¢reas), los bosques mixtos en los que se mezclan estas tres ¨²ltimas especies (356 hect¨¢reas), los encinares (250 hect¨¢reas) y los quejigares (30 hect¨¢reas).
Estos reductos de vegetaci¨®n silvestre enriquecen la diversidad biol¨®gica de la campi?a, fen¨®meno que puede apreciarse aun no siendo un consumado ec¨®logo. La abundancia de caza menor en esta comarca se debe, precisamente, a la existencia de estas islas, ya que las manchas de monte intercaladas entre los cultivos ofrecen a la fauna refugio y alimento. Por eso, esta es una de las zonas de Espa?a en donde se mantiene una mayor densidad de conejos y perdices, especies cada vez m¨¢s escasas.
Tambi¨¦n se beneficia de estos ecosistemas singulares la fauna en peligro de extinci¨®n. La campi?a de C¨¢diz es una de las ¨¢reas de campeo a las que acuden las j¨®venes ¨¢guilas imperiales nacidas en Do?ana, y en los palmares y lentiscares de Chiclana encuentran acomodo algunos de los ¨²ltimos torillos del continente europeo, una curiosa ave de apariencia similar a la codorniz.
Algunas especies de flora, igualmente amenazadas, tambi¨¦n han encontrado refugio en estos bosques-isla. En concreto se han localizado siete especies en peligro de extinci¨®n, catorce vulnerables y otras siete raras.
Este inventario, que otorga un destacado valor ambiental a zonas aparentemente empobrecidas por la presi¨®n humana, servir¨¢ para ordenar los aprovechamientos agr¨ªcolas sin poner en peligro la supervivencia de estos oasis. La Consejer¨ªa de Medio Ambiente ha iniciado, adem¨¢s, estudios similares en las campi?as de C¨®rdoba, Huelva y Sevilla.
Aunque el listado de bosques-isla suma cerca de 300 enclaves distribuidos por toda la campi?a gaditana, los autores del inventario colocan en posici¨®n destacada un grupo que apenas suma 16 localizaciones. Todas ellas presentan una composici¨®n vegetal de cierto valor y se mantienen bien conservadas.
En esta selecci¨®n se incluyen, entre otras, la Ca?ada de Manzanete, La Herradura, Libreros y Las Caba?as, en el t¨¦rmino municipal de Vejer de la Frontera; el Pinar de Miguel Guerra, en Chiclana; La Guita, en Jerez de la Frontera; el Pinar del Rey y Guadalquit¨®n, en San Roque; la Dehesa de las Yeguas y Los Ojuelos, en Puerto Real; la Dehesa de Malduerme, en San Jos¨¦ del Valle; El Hundido, en Medina Sidonia; la Huerta del Lobo, en Arcos de la Frontera, y la Loma de los Castillejos, entre Villamart¨ªn y Prado del Rey.
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Un grupo selecto
En valores absolutos, es el municipio de Vejer de la Frontera el que re¨²ne una mayor superficie de bosques-isla, con 958 hect¨¢reas. A continuaci¨®n se colocan Medina Sidonia (741 hect¨¢reas) y Jerez de la Frontera (616 hect¨¢reas). Sin embargo, en valores relativos, teniendo en cuenta la superficie de vegetaci¨®n silvestre en comparaci¨®n con el tama?o del t¨¦rmino municipal, y aun cuando Vejer sigue encabezando la clasificaci¨®n, destacan los municipios de San Jos¨¦ del Valle, Puerto Real, Chiclana y San Roque. Hasta ahora estos espacios forestales apenas hab¨ªan merecido la atenci¨®n de las diferentes administraciones, por lo que en ellos abundan todo tipo de amenazas, desde los frecuentes incendios forestales hasta las canteras pasando por las urbanizaciones tur¨ªsticas. Las actuaciones de protecci¨®n se limitaban, en la mayor¨ªa de los casos, a las contadas lagunas esteparias que tambi¨¦n salpican esta comarca, como las de Medina, Taraje, Comisario o Salada. En la futura Red Natura 2000, impulsada por la Uni¨®n Europea, jugar¨¢n un papel decisivo este tipo de ecosistemas, ya que es necesario disponer de corredores ecol¨®gicos que conecten entre s¨ª los diferentes espacios protegidos. Estos reductos de vegetaci¨®n natural, junto con v¨ªas pecuarias, r¨ªos y riberas, actuar¨¢n como eslabones de una cadena que enlazar¨¢ todos aquellos enclaves de cierto valor ecol¨®gico.
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