Desmitificar la Assemblea
Introducir la racionalidad cr¨ªtica en el an¨¢lisis de los acontecimientos hist¨®ricos es no s¨®lo un ejercicio loable, sino una aportaci¨®n enriquecedora para la justa valoraci¨®n de nuestro patrimonio como pueblo. Estos ¨²ltimos d¨ªas, con motivo de la conmemoraci¨®n del 30? aniversario de la reuni¨®n constitutiva de la Assemblea de Catalunya, han aparecido en la prensa diversos art¨ªculos y se ha celebrado una reuni¨®n en el Museo de Historia de Catalu?a en la que participaron unos 200 protagonistas de aquel singular acontecimiento. No se trataba de un descubrimiento del significado de la Assemblea de Catalunya, que ha sido objeto ya de estudios publicados en revistas especializadas, entre los que destaca la investigaci¨®n convertida en libro que realiz¨® Antoni Batista. Por otra parte, de una u otra forma, los distintos aniversarios se han ido recordando con actos diversos, entre los que figura el organizado el 6 de noviembre de 1991 por la Fundaci¨®n Acta y del que fue animadora Pilar Rahola. Compromisos de trabajo en el Parlamento Europeo me impidieron asistir a ese acto, pero lo recuerdo especialmente porque ante la insistencia de la animosa organizadora envi¨¦ un mensaje escrito que ella misma ley¨®, lectura que me oblig¨® a mandarle despu¨¦s una carta de protesta porque, vulnerando el contenido del mensaje, donde yo hab¨ªa escrito 'Espa?a' ella ley¨® 'Estado espa?ol'.
Desmitificar la Assemblea de Catalunya puede ser bueno si no se desenfoca la realidad
No ha dejado de sorprenderme que Pilar Rahola, fiel al proverbio que asegura que es de sabios cambiar de opini¨®n -basta con recordar su elogiosa columna en el peri¨®dico Avui del 7 de noviembre de 1991-, publicase el pasado d¨ªa 10 un art¨ªculo en EL PA?S de Catalu?a bajo el llamativo t¨ªtulo ?Assemblea de Catalunya? No, gracias. Cierto es que si bien el contenido me caus¨® cierto estupor, el estilo, por el contrario, no me hizo dudar ni un solo momento de que Pilar Rahola no hab¨ªa necesitado oler ning¨²n tipo de barniz para mostrarse bajo el efecto Hair y sus consecuencias alucin¨®genas, dado que era coherente con lo que se puede o¨ªr en sus frecuentes intervenciones en determinadas tertulias.
Aceptada, pues, la plena conciencia con que formula sus juicios, hay que agradecerle la voluntad de desmitificar la Assemblea. Personalmente, tambi¨¦n soy partidario de las desmitificaciones as¨ª como de descalificar las mitoman¨ªas personales, pero tengo la impresi¨®n de que una vez m¨¢s la autora desenfoca su cr¨ªtica a favor de una visi¨®n gratuitamente destructiva. Escribe Pilar Rahola en su art¨ªculo que bajo el franquismo aquellos tiempos fueron tiempos miserables, pero lo que no tiene en cuenta es que uno de los elementos que incuestionablemente caracterizaron a la Assemblea fue la capacidad de sobreponerse a ese contexto miserable y ofrecer al conjunto de la sociedad un punto de referencia que era, al mismo tiempo, di¨¢fano en los objetivos y cre¨ªble en los m¨¦todos. La clara definici¨®n de los cuatro puntos fundamentales que legitimaban el cambio ofrec¨ªa una plataforma de encuentro com¨²n que un¨ªa la inteligencia estrat¨¦gica con la voluntad t¨¢ctica de sumar esfuerzos. Por otra parte, si se supera la miop¨ªa que parece afectar a Pilar Rahola se puede leer directamente de la realidad la extensi¨®n social y geogr¨¢fica que adquiri¨® r¨¢pidamente la Assemblea y entender c¨®mo, m¨¢s all¨¢ de cualquier organicidad, el compromiso se abr¨ªa sin fronteras por el camino de la solidaridad al conjunto de la sociedad catalana. Pruebas las hay y abundantes para quien no se resista a verlas.
Es verdad que, como asegura Pilar Rahola, en cierto sentido no ¨ªbamos juntos como corderos, sino diferenciados sin renunciar a nuestra identitad y, en algunas circunstancias, incluso peleados. Y es verdad tambi¨¦n que tanto a ella como a m¨ª en cuesti¨®n de peleas y divisiones pol¨ªticas nadie puede negarnos autoridad.
Pero lo que destaca no es la diversidad de posiciones, sino que en el resultado global del movimiento que desencaden¨® la Assemblea las diferencias no se saldaron, como suele suceder en pol¨ªtica, con un debilitamiento, sino que d¨ªa a d¨ªa la Assemblea fue fortaleci¨¦ndose.
Invocar hoy el proceso unitario que gener¨® la Assemblea, como parece ser que hizo Miquel Sellar¨¨s en el curso del acto celebrado en el Museo de Historia, puede ser un gesto de buena fe surgido del sentido com¨²n pol¨ªtico al que tan acostumbrados nos tiene Sellar¨¨s, pero es tambi¨¦n una denuncia de aquellos que durante 20 a?os han patrimonializado de forma partidista la representaci¨®n nacional de Catalu?a y, en consecuencia, puede entenderse como una invitaci¨®n a restituirla al conjunto de la sociedad. Tambi¨¦n es verdad que el pasado no fue ¨¦pico, como nos recuerda la autora, pero fue precisamente porque todo se hizo sin engolamiento, con sencillez y a veces -hay que decirlo- con un miedo justificado a la represi¨®n, que no era precisamente un mito. Pero lo que se puede asegurar, sin caer en el dogmatismo que Pilar Rahola parece que intenta denunciar, es que algunos objetivos nacionales exigen todav¨ªa hoy recuperar el consenso que caracteriz¨® a la Assemblea. Servir¨ªa como ejemplo el esfuerzo com¨²n que se precisa para alcanzar el reconocimiento del protagonismo que corresponde a Catalu?a en la configuraci¨®n de la pol¨ªtica europea.
Bien est¨¢ aplicar an¨¢lisis cr¨ªticos en nuestros acontecimientos hist¨®ricos, pero hay que hacerlo sin olvidar el valor de la s¨ªntesis, no sea que la realidad tangible de los ¨¢rboles no nos deje ver el bosque o que un m¨¦todo equivocado en el an¨¢lisis nos haga merecedores de aquella sabia sentencia que dice que cuando el dedo se?ala la luna los insensatos miran el dedo.
Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz es miembro de Iniciativa per Catalunya-Verds.
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