'Me gusta lo dif¨ªcil y peligroso'
En el texto de Juan Garc¨ªa Ponce que su hijo ley¨® en la ceremonia de entrega de la ¨²ltima edici¨®n del Premio Juan Rulfo, el escritor mexicano hizo un largo repaso de su relaci¨®n con la literatura. Y cont¨® cosas de su vida como las relacionadas con su dolencia. 'Me enferm¨¦ de esclerosis en placas y empec¨¦ a usar bast¨®n y luego a necesitar una silla de ruedas'. M¨¢s adelante hubo un doctor que 'predijo que me iba a morir muy pronto, y como gran consuelo me recet¨® v¨¢lium'. Pero Juan Garc¨ªa Ponce (M¨¦rida, Yucat¨¢n, 1932) sigui¨® publicando desde entonces un mont¨®n de textos narrativos y ensayos, y sigue a vueltas con la escritura. 'Yo sigo tratando de hacer nuevos libros, a pesar de que la enfermedad sigue avanzando y me ha deteriorado tanto que necesito sostener el cuello con una tela agregada a mi silla de ruedas'. Cont¨® tambi¨¦n que 's¨®lo Mar¨ªa Luisa entiende bien mi voz, de manera que siempre que vienen a hacerme una entrevista, antes de contestar, le digo a ella: 'Trad¨²ceme'.
Y a Mar¨ªa Luisa, una vez m¨¢s, le toc¨® traducir. La voz de Garc¨ªa Ponce llega entrecortada, se rompe por momentos, pero el escritor conserva ese af¨¢n por ordenar sus frases con tanta transparencia que parece que dictara. Se le pregunt¨®, para romper el hielo, por Klossowski, y despu¨¦s de desentra?ar su inter¨¦s por la literatura del autor franc¨¦s pas¨® a la suya propia: 'Me ha gustado lo dif¨ªcil, lo peligroso y abism¨¢tico. As¨ª son mis libros. Adem¨¢s de Klossowski, mi gran pasi¨®n es Musil. Creo que es el mejor escritor del siglo XX'.
Garc¨ªa Ponce es uno de los grandes heterodoxos de la literatura escrita en espa?ol. Descubri¨® a Klossowski, por ejemplo, cuando nadie lo conoc¨ªa ('le¨ª un par de p¨¢ginas suyas en Par¨ªs y supe que era de los m¨ªos'), y lo mismo hizo con Musil. Su obra se desenvuelve con naturalidad por situaciones cargadas de un erotismo fuertemente transgresor y, al mismo tiempo, tienen un poderoso contenido espiritual. 'Soy un m¨ªstico ateo. Mar¨ªa Luisa me ha dicho a veces, cuando me ve¨ªa leyendo a San Juan de la Cruz, que d¨®nde hab¨ªa ido a parar mi ate¨ªsmo. Y yo le contestaba que en la religiosidad se puede ser ateo. Esa bella contradicci¨®n alimenta mi literatura. Y comparte con su alto contenido er¨®tico una profunda sensibilidad religiosa'.
En este punto, la figura de Jos¨¦ ?ngel Valente entra irremediablemente en escena. 'Tenemos muchas coincidencias. Le escrib¨ª, nos conocimos y ambos compartimos un profundo respeto por Jos¨¦ Lezama Lima'. Garc¨ªa Ponce recuerda entonces con orgullo tener un libro dedicado por el gran poeta cubano, y de ah¨ª el salto a Borges. 'Lo consideraba y lo considero todav¨ªa el mejor escritor en lengua espa?ola'.
Pero en Borges, por lo menos a primera vista, no hay ni erotismo ni teolog¨ªa, los dos grandes vectores que alimentan su escritura. 'Es eso lo que me gusta. Estoy lleno de contradicciones y soy seguramente el ¨²nico que sabe escribir y vivir dentro de ellas. Borges escribi¨® que ¨¦l quer¨ªa estar siempre en el bando de los ateos, pero de vez en cuando se cuela tambi¨¦n el misticismo en alguna de sus p¨¢ginas. Aunque sea, eso es verdad, mucho m¨¢s esc¨¦ptico'.
Para apoyar sus argumentos, decide recuperar El Aleph, y lo va desgranando palabra a palabra. Su hijo lo interrumpe. Le dice que no hace falta que recite el cuento completo. Garc¨ªa Ponce asiente: 'Para que no se complique m¨¢s la vida', sentencia, 'lo que quiero decir es que en Borges est¨¢n la iron¨ªa y la seriedad, y que ¨¦l logra reconciliar dos mundos tan aparentemente separados'.
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