La fuerza vital de la literatura mexicana emerge en la entrega del Premio Juan Rulfo
Garc¨ªa Ponce y Poniatowska revelan su literatura escrita con la materia de sus emociones
Los dos, Elena Poniatowska y Juan Garc¨ªa Ponce, nacieron en 1932. Los dos han coincidido en Guadalajara por cuestiones relacionadas con distintos premios. Ella ven¨ªa por fin a esta ciudad a presentar su novela La piel del cielo, ¨²ltimo premio Alfaguara, y lo hac¨ªa despu¨¦s de un largo periplo por diferentes ciudades latinoamericanas. ?l recibi¨® el s¨¢bado el und¨¦cimo Premio Juan Rulfo. Mexicanos los dos, amigos, amantes de la vida y de sus avatares felices y dolorosos, se han entregado y siguen entreg¨¢ndose a la literatura de una manera total. Sin concesiones.
'Juan Garc¨ªa Ponce es una especie de D. H. Lawrence mexicano', coment¨® Elena Poniatowska (Par¨ªs, 1932). 'Ha sabido como nadie meterse en la piel de las mujeres y en cada libro suyo se nota cu¨¢nto le gustan y lo bien que sabe describirlas. Minucioso, atento a todos los detalles'. Lo contaba durante la presentaci¨®n, en la Feria del Libro de Guadalajara, de su novela La piel del cielo. No hab¨ªa podido venir antes a esta ciudad. 'Regreso de un largo viaje por muchos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, donde estuve presentando mi libro y donde lo ¨²nico que encontr¨¦ que ten¨ªamos en com¨²n todos estos pueblos es la condici¨®n de deudores de Estados Unidos. Tanta miseria y abandono. Pero tambi¨¦n vi mucha inteligencia, habilidad, creatividad. El ingenio de toda esta gente me asombra, son capaces de arreglar sus problemas casi con dos alambritos'.
Elena Poniatowska record¨® su oficio de periodista para subrayar que estaba teniendo que pasar por las complicaciones de 'tener que dar todas las respuestas cuando lo ¨²nico que s¨¦ hacer es formular las preguntas'. Todas esas preguntas a las que le fue empujando su trabajo, y las que le salieron de la vida y que volc¨® en su literatura. Igual que ocurri¨® con Juan Garc¨ªa Ponce, aunque las literaturas de ambos sean tan diferentes.
No as¨ª sus historias y sus talantes. Los dos viajaron, practicaron distintos g¨¦neros -la novela, el ensayo, el periodismo-, formaron parte de una generaci¨®n que se lanz¨® a la vida con la m¨¢xima intensidad. 'Quisimos vivir muy atrevidamente', dijo Poniatowska, 'y muchos ya se petatearon'. Estaba pensando en Juan Vicente Melo, por ejemplo, uno de los escritores pr¨®ximos a ella y a Garc¨ªa Ponce que ya muri¨®. 'Nos lanzamos a un barco ebrio, eso fue lo que nos distingui¨®, y ah¨ª tiene a Garc¨ªa Ponce, que hizo en la vida lo que verdaderamente le dio la gana'. Poniatowska cont¨® que todos fueron grandes seguidores de Octavio Paz, y cuando se refiri¨® a la generaci¨®n que vino despu¨¦s diciendo que 'le dieron mucho vuelo a la hilacha', en realidad parec¨ªa que segu¨ªa hablando de los suyos. Porque es verdad que estuvieron aqu¨ª y all¨¢, que le sacaron el mayor partido a los cataclismos de la vida, que se acercaron y se enredaron en su lado m¨¢s afilado.
Novela de amor
De La piel del cielo, que narra las cuitas de un cient¨ªfico apasionado por el saber que de pronto patina frente a los desaf¨ªos del amor, Elena Poniatowska hizo un mont¨®n de versiones. 'Hay veces que las cosas te salen de corrido. Otras, se te resisten y una se siente como de la patada'. Poniatowska confes¨® no creer ni en la celebridad ni en la fama, y dijo que en marzo, cuando haya un nuevo ganador del Premio Alfaguara de Novela, se le acabar¨¢ su tiempo de reinado y que volver¨¢ a ser 'la cucaracha fumigada que fui antes'. Tiene planes para enero, una novela de amor bastante breve a la que quiere dedicarle todo su tiempo. Mientras tanto, pasea su elegancia por el mundo y se toma con paciencia que ahora le pidan que haga 'un montonal de cosas'.
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