El arte de escaquearse
El Carmel no le interesa a nadie. No hay modernismo, ergo, no hay turistas, ni aut¨®ctonos ni de los otros. No sale nunca en la foto oficial de Barcelona, ni siquiera en las gu¨ªas. No sale m¨¢s que en las novelas de Juan Mars¨¦; aunque, como vienen sin plano, ya me dir¨¢s t¨² c¨®mo seguirle la pista al Pijoaparte por las empinadas calles del barrio, encaramado en una de esas colinas de la ciudad que los barceloneses apenas distinguen entre ellas.
?A nadie? A Claudio Zulian s¨ª. Claudio Zulian es un artista de origen italiano (el apellido es v¨¦neto) obsesionado por la imagen: 'Si hay una batalla pol¨ªtica que se est¨¢ librando es la batalla por las im¨¢genes, como hemos comprobado a ra¨ªz de los atentados de Nueva York. Como consecuencia de eso, los ciudadanos somos cada vez m¨¢s simples espectadores, consumidores pasivos incapaces e incapacitados para crear imaginarios propios, y eso es mucho m¨¢s grave de lo que parece, pues en el mundo actual la exclusi¨®n de las im¨¢genes es tan cruel como la exclusi¨®n econ¨®mica. Si un grupo social no puede crear una imagen de s¨ª mismo, se siente excluido, es decir, marginado'. Zulian, que imparte clases de Est¨¦tica en la Pompeu Fabra, lleva tiempo excavando en los suburbios catalanes (el Raval, Lleida, Terrassa) y franceses (banlieue de Par¨ªs) a la b¨²squeda precisamente de esos excluidos que no tienen imagen: 'Yo voy a esos sitios y pregunto. Pero pregunto a todo el mundo, porque para m¨ª todas las voces tienen exactamente el mismo valor, desde el experto en urban¨ªstica al inmigrante reci¨¦n llegado, e incluso a los ni?os. Eso me trae problemas, porque a los expertos, por progresistas que sean, no les gusta que se equipare su opini¨®n a la de los profanos, que es lo que me ocurri¨® cuando escrib¨ª el libro sobre el Raval. Bueno, el caso es que yo quisiera proporcionar imagen a los que no tienen, pero resulta que no salir en la foto tambi¨¦n tiene sus ventajas: por ejemplo, no tienes que estar sonriendo todo el rato. Me ha sorprendido la habilidad de mucha gente para escaquearse de lo que el poder, a trav¨¦s de esa oleada de im¨¢genes con que nos inunda, quiere que hagamos'.
Lograr la imagen social del barrio barcelon¨¦s del Carmel ha sido el objetivo del ¨²ltimo proyecto del artista Claudio Zulian
El Carmel debe de ser un lugar de ¨¦sos, pues Zulian se fij¨® en ¨¦l para llevar a cabo su ¨²ltimo proyecto: conseguir la imagen de un barrio cuya gente ha aprendido el arte de escaquearse. 'La experiencia ten¨ªa que ser radical: llegar al barrio sin saber nada de ¨¦l para que fueran los propios habitantes quienes me lo describiesen'. Para hacer una cosa as¨ª hacen falta, claro, aliados. En su caso, Zulian ha encontrado el apoyo del centro c¨ªvico, que incluye su propuesta en el ciclo cultural El cel del Carmel (del 8 al 29 de noviembre), y de la asociaci¨®n Carmel Amunt, que le ayud¨® a contactar con nueve grupos de vecinos que iban a ser protagonistas: los estudiantes, los chicos que no estudian, los trabajadores, los veteranos de la lucha pol¨ªtica, los jubilados... 'Aprovechar la existencia de grupos sociales ya cohesionados es una forma de describir el barrio. El objetivo final era fabricar una fotograf¨ªa donde el grupo representase su concepci¨®n de s¨ª mismo y de su entorno'. Los jubilados le fallaron en el ¨²ltimo momento: por un ataque de p¨¢nico ('la mayor¨ªa hab¨ªan vivido el temor de la clandestinidad, cuando exponerse al descubierto era un riesgo que a veces se pagaba con la vida') no se presentaron a la foto. Cuando Zulian y su fot¨®grafo, Eloi Bonjoch, le contaron a Roberto, el amo del bar Bienvenida, el motivo de su desolaci¨®n, ¨¦ste sali¨® a la calle y en pocos minutos ten¨ªan el local lleno de voluntarios para representar la escena prevista. 'Uno se siente mucho m¨¢s c¨®modo en un barrio como ¨¦ste que en la Barcelona burguesa, donde hay que ir con la tarjeta de visita por delante. Es impensable que una reacci¨®n as¨ª se produjera en un bar del Eixample; aqu¨ª, en el Carmel, las relaciones sociales imperantes son mucho m¨¢s pr¨®ximas a las del pueblo que a las de la ciudad'.
Ahora, desde el pasado s¨¢bado, la fotograf¨ªa del baile en el bar Bienvenida cuelga en el mercado del Carmel, as¨ª como en muchas calles, junto a las otras ocho, y de ellas surge, efectivamente, una imagen del Carmel: los estudiantes denunciando carencias colectivas en el interior del refugio antia¨¦reo, los discapacitados del centro Tres Turons fingiendo un accidente de circulaci¨®n, los integrantes de Carmel Amunt limpiando metaf¨®ricamente un descampado, un grupo de escolares haciendo gimnasia en la calle... Entre todas, destaca la reconstrucci¨®n de una protesta vecinal para reivindicar la escuela Tramontana ante un polic¨ªa que esgrime una pistola. Lo m¨¢s dif¨ªcil, recuerda Zulian, quien siempre prepara minuciosamente las escenas a la manera cinematogr¨¢fica, fue convencer a alguno para que hiciera de gris, de poli franquista.
Zulian es partidario del arte social y se define como 'postsituacionista', pero sus buenas relaciones con el Raval barcelon¨¦s le han permitido, por una vez, aprovecharse de los centros desde donde se difunde la cultura oficial. A partir de ma?ana, los carteles cuadrados de Eloi Bonjoch podr¨¢n verse en las paredes del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB), 'por dentro y por fuera'. Las im¨¢genes ser¨¢n las mismas, pero el entorno, no: la elegancia neocl¨¢sica del edificio del Raval bien poco tiene que ver con la aspereza de los taludes del Carmel o el rudo bullicio de los residentes. Si por una vez se atreven a mirar fuera de los m¨¢rgenes de la Barcelona de gu¨ªa tur¨ªstica, ac¨¦rquense al Carmel y busquen esas fotos. Siempre que encuentren la subida, claro est¨¢.
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