Universidad
Las reflexiones sobre el sentido de la educaci¨®n universitaria ocupan un lugar muy significativo en la historia intelectual espa?ola de los siglos XIX y XX. Era una preocupaci¨®n l¨®gica en un pa¨ªs que necesitaba buscar j¨®venes dispuestos a dirigir la regeneraci¨®n moral y pol¨ªtica de una sociedad descompuesta. Nuestra cultura contempor¨¢nea, desde la filosof¨ªa a la literatura, es inseparable de una profunda ilusi¨®n pedag¨®gica, una estirpe representada, en la variedad de sus matices, por figuras como las de Giner de los R¨ªos, Clar¨ªn, Unamuno, Ortega y Gasset o Fernando de los R¨ªos. Por eso resulta tan extra?o o tan sintom¨¢tico que la reforma universitaria impuesta por el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura carezca de todo calado reflexivo sobre los verdaderos retos que soporta hoy la educaci¨®n y sobre sus consecuencias sociales.
En una de sus columnas, Antonio Orejudo recordaba muy oportunamente un libro de Ortega y Gasset titulado Misi¨®n de la Universidad. El fil¨®sofo madrile?o insisti¨® en que la tarea universitaria no s¨®lo exige la formaci¨®n de buenos profesionales, sino tambi¨¦n la educaci¨®n de ciudadanos atentos al mundo. Y defendi¨® el saber lento y riguroso de las aulas frente a las informaciones de una prensa empe?ada en controlar la actualidad desde el v¨¦rtigo de sus intereses medi¨¢ticos. La ley que impone ahora el Partido Popular no ofrece soluciones econ¨®micas para mejorar la formaci¨®n de profesionales, pero acent¨²a un poco m¨¢s la degradaci¨®n burocr¨¢tica de las conciencias. Siguiendo la tendencia general de este Gobierno, se liquidan los espacios p¨²blicos, invirtiendo los sentidos de la politizaci¨®n. Ya no se trata de que el mundo universitario atienda ¨¦ticamente a la realidad desde sus propios saberes, porque lo que en ¨²ltima instancia se pretende es que los partidos gobernantes tengan mecanismos de control sobre la vida acad¨¦mica. El Gobierno quiere hacer con la Universidad lo mismo que ha hecho en los ¨¢mbitos de la econom¨ªa y la comunicaci¨®n. Y se ha acostumbrado a los procedimientos autoritarios porque se apoya en un imperio medi¨¢tico capaz de justificarlo todo con una disciplina asombrosa. ?Para qu¨¦ consultar a los interesados y abrir un debate, si dispone de periodistas dispuestos a ofrecerle en un plato la cabeza de la opini¨®n p¨²blica?
El neoliberalismo, adem¨¢s, hab¨ªa descargado de responsabilidad ideol¨®gica a la juventud. Instalados ya en el mejor de los mundos posibles, el futuro nacional dejaba de necesitar met¨¢foras biol¨®gicas. Pero la vida salta siempre por donde menos se piensa, y las calles est¨¢n llenas de gente joven que conoce bien el sentido de su protesta. Aunque se les acuse de desinformaci¨®n y demagogia, los estudiantes significan hoy exactamente lo contrario, una fuerza vital que vuelve a plantearse sus v¨ªnculos con el futuro y un saber que intenta escaparse de los imperios medi¨¢ticos que trabajan por una actualidad domesticada. Por eso est¨¢n protagonizando la primera respuesta seria a los procedimientos autoritarios de Aznar y sus ministros. Son un ejemplo para muchos pol¨ªticos y muchos sindicalistas que se han quedado sin voz.
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