El m¨¦todo de la risa
El juego de palabras ('dijo el ebrio: 'Nada de lo humano me es ajenjo') junto a la invenci¨®n de situaciones absurdas; la exaltaci¨®n c¨®mica del color local al lado de la parodia del gran estilo: hay una minuciosa b¨²squeda, en Fontanarrosa, de un territorio humor¨ªstico m¨¢s extenso que el costumbrismo. Aunque sin excluirlo, por supuesto, ya que todo parece surgir de una mesa del caf¨¦ El Cairo, en que unos cuantos galanes, campeones del machismo y la viveza criolla, gastan sus lentas tardes en ladrar y no morder, en pulir sus fantas¨ªas. Hay all¨ª algo muy argentino, esa desaz¨®n de ser 'el culo del mundo', haber nacido en el lugar equivocado: el mismo t¨ªtulo del libro tiene un matiz de esa insistente melancol¨ªa nacional. Pero Fontanarrosa no analiza ni consuela: convierte todo eso en motivo de risa, y en efecto el lector debe soltar la carcajada unas cuantas veces en cada cuento. No es el humor moral de un Quino, por ejemplo. Es algo m¨¢s cercano a la salida de tono, al efectivo hallazgo del costado rid¨ªculo de toda situaci¨®n, desde la menos trascendente a la m¨¢s rebuscada.
EL MUNDO HA VIVIDO EQUIVOCADO
Roberto Fontanarrosa RBA. Barcelona, 2001 264 p¨¢ginas. 2.950 pesetas
Hay un cuento, por ejemplo, en el que una comunidad emprende una violenta cruzada contra los obesos, al estilo de la persecuci¨®n de los ancianos en el Diario de la guerra del cerdo de Bioy Casares. El relato est¨¢ cargado de dramatismo, hasta que aparece la historia del gordo Albarello, al que meten preso y obligan a una dieta para bajar treinta kilos: 'Albarello se neg¨®. No quer¨ªa traicionar. Y el boludo, en protesta, hizo una huelga de hambre. Rebaj¨® cuarenta y siete. Ahora es uno de ellos...'. En esta inagotable capacidad de Fontanarrosa para inventar situaciones c¨®micas est¨¢ el deleite seguro de su libro; por eso se le suele comparar con Woody Allen, cuya hilarante verborrea tiene un valor pr¨¢cticamente escindido del argumento y desarrollo de cada una de sus pel¨ªculas.
Si buena parte del efecto c¨®mico de Les Luthiers -en cuyos guiones Fontanarrosa colabora desde hace a?os- se basa en la precisa parodia del mundo envarado y protocolario de los conservatorios y conciertos de m¨²sica cl¨¢sica, muchos cuentos de El mundo ha vivido equivocado se desarrollan como un extenso acoso a toda forma de solemnidad: en Una velada literaria, por ejemplo, dos intelectuales se comen con patatas una edici¨®n de Una mujer sin importancia, de Wilde, mientras planean burlarse de un tercero (al que admiran y en el fondo envidian) en otro banquete: 'Compramos uno de P¨ªo Baroja, lo hacemos a la provenzal o con huevos poch¨¦s y desafiamos a Menchaca a que nos diga qui¨¦n es el autor del libro (...). No sabe absolutamente nada de literatura espa?ola'. Mientras que en El general Romero o La carga de Membrillares se apunta al profuso c¨®digo de la ¨¦pica pampeana, del que participa una amplia zona del prestigio literario argentino, de Sarmiento a Lugones o S¨¢bato. En cuanto a la veta m¨¢s ce?ida al costumbrismo, es una extensi¨®n literaria del gran talento de Fontanarrosa para la tira c¨®mica y la vi?eta. Se trata, casi siempre, de dos personajes que, mientras acumulan tazas de caf¨¦ en una mesa de bar o huesos de asado en una bandeja, arreglan el mundo, o su propia vida o -s¨®lo discursivamente- llevan a cabo el s¨²mmum del imaginario masculino rioplatense: ganarse a la rubia m¨¢s deseada de la playa.
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