Una reforma sin diagn¨®stico previo
Cuatro profesores universitarios espa?oles debaten sobre la Ley Org¨¢nica de Universidades
Profesores, rectores, estudiantes, partidos pol¨ªticos, sindicatos... Todos ellos unir¨¢n sus voces hoy en una macromanifestaci¨®n contra la reforma universitaria que aprob¨® ayer en comisi¨®n el Senado. Numerosos docentes han mostrado su preocupaci¨®n ante algunos de los aspectos de la Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU), como son la falta de un apoyo decidido de financiaci¨®n a la universidad p¨²blica o el que Pilar del Castillo, ministra de Educaci¨®n, se embarque en una macroreforma sin hacer un diagn¨®stico claro de la realidad universitaria. Estos son los testimonios de cuatro de ellos: dos trabajan en la universidad p¨²blica y dos en la universidad privada; dos han consolidado su carrera profesional y los otros dos est¨¢n en proceso. Alonso Rodr¨ªguez Navarro es catedr¨¢tico de Microbiolog¨ªa en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid; Antonio Gil es ayudante doctor en el ¨¢rea de Teor¨ªa de Literatura en la Universidad de Santiago de Compostela; Pedro ?lvarez L¨¢zaro es profesor agregado de Historia de la Educaci¨®n en la Universidad Pontificia Comillas y Jos¨¦ Mar¨ªa Legorburu es profesor de Radio en la San Pablo-CEU, de Madrid.
Rodr¨ªguez Navarro: 'El Gobierno no puede hacer una reforma sin un an¨¢lisis previo de los problemas que presenta'
Pedro ?lvarez L¨¢zaro: 'La reforma de Pilar del Castillo ha sido un gesto valiente y de mucha gallard¨ªa pol¨ªtica'
Gil: 'La LOU define lo que es la autonom¨ªa universitaria, pero luego se encarga, art¨ªculo por art¨ªculo, de desmontarla'
Pregunta. Si hay consenso en cu¨¢nto a que hab¨ªa que reformar la universidad, ?por qu¨¦ no gusta la reforma del ministerio?
Alonso Rodr¨ªguez Navarro (A. R. N.). El Gobierno no puede ni debe embarcarse en una reforma tan importante como es la de la universidad sin haber hecho un diagn¨®stico previo de los problemas que presenta. ?se es su primer fallo. Sobre todo porque no se han dado cuenta de que en Espa?a existen al menos dos modelos de universidad opuestos: hay una universidad cient¨ªfica (que es la que ha dado pie al crecimiento del sistema espa?ol de I+D, reconocido internacionalmente) y hay otra universidad formada por profesores que no han participado en el desarrollo del conocimiento, que no han publicado ni le¨ªdo jam¨¢s un trabajo original de su especialidad. Es muy dif¨ªcil hacer una ley de universidades para los dos grupos porque el primero ya ha evolucionado, s¨®lo habr¨ªa que darle dinero para que creciese tanto como lo ha venido haciendo hasta ahora. En el otro grupo, en cambio, es mucho m¨¢s dif¨ªcil que evolucione y necesita m¨¢s presi¨®n ex¨®gena para adecuarse a niveles europeos.
Pedro ?lvarez L¨¢zaro (P. A. L.). Estoy de acuerdo con que habr¨ªa que haber hecho un diagn¨®stico m¨¢s exhaustivo. Pero el informe Bricall [un informe encargado en 2000 por los rectores para conocer la situaci¨®n y las carencias de la universidad]fue ya un intento. Yo creo que la reforma era necesaria e, incluso, que se deber¨ªa haber planteado antes. Y no porque la LRU no haya favorecido la evoluci¨®n del sistema universitario, sino porque han aparecido una serie de factores que han cambiado el panorama espa?ol: el nuevo espacio europeo y sociedad de la informaci¨®n. Adem¨¢s, la rigidez de la estructura del profesorado ha producido una degradaci¨®n: la endogamia.
Antonio Gil (A. G.). Yo creo que el ministerio ha tomado como excusa los fallos que tiene la LRU para decir que es urgente hacer una reforma de gran calado. Sin embargo no toma en cuenta que esta ley ha permitido montar el sistema universitario tal y como est¨¢ y que es un sistema que ha evolucionado incre¨ªblemente en los ¨²ltimos a?os.
Jos¨¦ Mar¨ªa Legorburu (J. M. L.). Es cierto que la universidad espa?ola ha evolucionado much¨ªsimo. Y creo que la reforma lo que ha intentado es dar soluci¨®n a dos problemas: la posible endogamia en el profesorado y los problemas de financiaci¨®n. En este sentido habr¨¢ que esperar a ver c¨®mo se trabajan esos temas para poder juzgarla.
P. ?Cu¨¢l es el mayor problema que presenta la reforma?
A. R. N. El problema de esta ley no es tanto lo que dice como lo que no dice. Es indiscutible que Espa?a necesita un impulso cient¨ªfico, tecnol¨®gico y cultural. Y el Estado tiene que volcarse en d¨¢rselo. Pero en la ley se echa en falta una clara disposici¨®n del sector p¨²blico al desarrollo de la universidad. Si el texto omite un apoyo decidido a la universidad la gente se cree que va a ir a las universidades privadas, aunque no lo ponga el texto. Lo que ocurre es que nos presentan una ley que aboga por la calidad y por hacerla m¨¢s potente y cuando uno escarba se encuentra con que la reforma se reduce a una habilitaci¨®n y un cambio en los ¨®rganos de gobierno. ?Va a mejorar acaso la universidad porque la composici¨®n del consejo social sea distinta o porque el rector se elija por sufragio universal ponderado?
J. M. L. Se ha perdido una magn¨ªfica oportunidad para equilibrar el tratamiento que recibe la universidad privada con respecto a la p¨²blica, que es muy desigual. Existe un agravio comparativo en detrimento de la privada que deber¨ªa haber solucionado esta ley. Creo que es fundamental poner en manos del ciudadano el dinero para que elija d¨®nde quiere estudiar: es lo que se conoce por el cheque escolar.
P. A. L. Claro, porque tanto la universidad p¨²blica como la privada -sobre todo cuando son promovidas por fundaciones sin ¨¢nimo de lucro o de iniciativa social- hacen un servicio p¨²blico a la sociedad. Y esto no lo tiene en cuenta ni la LOU ni la LRU porque significar¨ªa financiar tambi¨¦n a las universidades privadas. No vamos a comparar las cifras de lo que percibe un ciudadano espa?ol que acude a la universidad p¨²blica con las de otro que acude a la universidad privada, cuando ambos est¨¢n pagando sus impuestos.
P. ?Realiza la LOU una mayor apuesta para que las empresas entren a financiar la universidad?
A. R. N. Si lo hace, es indiferente. Las empresas espa?olas no van a impulsar la investigaci¨®n en nuestro pa¨ªs porque perdimos las revoluciones industriales y tenemos un tejido industrial birrioso. Lo podr¨ªan haber hecho las antiguas empresas estatales, como las el¨¦ctricas, y no lo hicieron. S¨®lo hay que comparar la producci¨®n cient¨ªfica de Telef¨®nica con la de la British Telecommunication, que tiene 10 premios Nobel. Hace falta necesariamente un impulso de sector p¨²blico si queremos que la universidad espa?ola alcance a la europea.P. A. L. Yo creo que las universides p¨²blicas no pueden pretender depender siempre del pap¨¢ Estado con una mentalidad funcionarial como ha ocurrido en los dos ¨²ltimos siglos en nuestro pa¨ªs. A m¨ª me llama la atenci¨®n la ausencia de la vinculaci¨®n con la empresa. Yo creo que tiene que ir produciendo modelos como el de EE UU, de financiaci¨®n externa, sistemas flexibles que permitan adaptarse a las necesidades y llegar a convenios con empresas e instituciones que apoyen la universidad.
A. G. No hay que estar en la cultura de la subvenci¨®n. Pero hay que partir de la realidad: comparativamente con los modelos universitarios de nuestro entorno estamos a a?os luz de inversi¨®n p¨²blica. Es necesario empezar a pensar esto antes de abogar por la financiaci¨®n externa. Adem¨¢s, no se puede dejar la universidad s¨®lo en funci¨®n de ese criterio, porque entonces s¨®lo determinadas titulaciones podr¨ªan salir adelante. Y la universidad p¨²blica debe preservar otras parcelas y saberes que no son muy rentables econ¨®micamente.
P. ?C¨®mo ven la habilitaci¨®n?
A. R. N. La habilitaci¨®n va a ser absolutamente positiva en las ¨¢reas m¨¢s d¨¦biles como derecho, o econ¨®micas. Es un mecanismo bueno para que haya una presi¨®n ex¨®gena que les haga evolucionar. Pero en las ¨¢reas cient¨ªficas, es simplemente inaplicable. En esta ¨¢rea existen en Espa?a, al menos 2.000 posibles candidatos que estar¨ªan magn¨ªficamente bien preparados, e incluso mejor que el tribunal que los va a juzgar. Hacerles las pruebas llevar¨ªa m¨¢s de un a?o y jam¨¢s podr¨ªan seleccionarse con justicia a 20 o 30. Pero, adem¨¢s, presenta otros elementos negativos: la habilitaci¨®n no deber¨ªa tener un tope.
A. G. Aunque todo el profesorado est¨¢ de acuerdo con someterse a alg¨²n tipo de acreditaci¨®n, la ley se encarga de proponer un modelo que no puede llevarse a cabo. Tenemos de facto alrededor de un 60% de profesores funcionarios, cuando la actual ley propone el 80%. ?Vamos a ser tan optimistas como para pensar que una nueva ley que rebaja al 51% el funcionariado puede aumentar el que ya hay? Podemos discutir lo que queramos, pero hasta que no se jubilen en 30 a?os varias generaciones de profesores funcionarios no va a existir la habilitaci¨®n. Para eso, el sistema de oposiciones de la LRU es m¨¢s fiable y es, dentro de ciertas corruptelas, un filtro contra la endogamia.
J. M. L. Aunque no nos afecte a las privadas, la habilitaci¨®n es uno de los aciertos de la ley: permite avanzar en el sistema de evaluaci¨®n y acreditaci¨®n de las universidades. Adem¨¢s, puede paliar, en parte, el problema de la endogamia. Es evidente que los puestos en la universidad p¨²blica son inaccesibles para la gente que viene de fuera. Y eso es porque existe un sistema establecido por uso o por norma.
P. Pero, ?hay realmente endogamia en la universidad?
A. G. No hay endogamia, al menos, no en el sentido en el que el Ministerio de Educaci¨®n ha lanzado su consigna. Nos quieren hacer creer que la universidad est¨¢ compuesta por una camarilla de amigotes que se reparte las plazas. Pero, que el candidato que ven¨ªa ocupando la plaza como contratado, gane la plaza de funcionario no es endogamia. Es consolidar su carrera y dejar de ser trabajadores precarios y la l¨®gica estabilizaci¨®n de un proceso penoso. Acabar premiando a una persona que entra legalmente (como contratado y compitiendo con otros muchos candidatos en igualdad de condiciones) es normal. Lo que es perverso es llamarlo endogamia. Y, adem¨¢s, es algo que el propio Gobierno hace cuando anuncia que va a estabilizar a 75.000 profesionales en la sanidad, por ejemplo. En la universidad, en cambio, da la impresi¨®n de que, para ser buenos, hay que estar en precario, explotados y mal pagados.
A. R. N. Lo que ocurre es que Espa?a ha pasado en muy poco tiempo de ser una comunidad cient¨ªfica muy canija a consolidarse como un sistema mayor. Es l¨®gico que todos, al final, sean disc¨ªpulos de alguien porque aqu¨ª, hace a?os, hab¨ªa cuatro que investigaban.
P. A. L. Adem¨¢s, es imposible crear un equipo de investigaci¨®n o de docencia sin un personal al que vas formando paulatinamente. Y ese equipo tiene que consolidarse y me parece positivo mantenerlo. Pero, en cualquier caso, creo que la reforma de Pilar del Castillo ha sido un gesto valiente y de mucha gallard¨ªa pol¨ªtica. Ataca la endogamia de arriba: el montaje sistem¨¢tico que permit¨ªa la ley anterior de introducir sistem¨¢ticamente a tus candidatos y de crear plazas para ellos.
P. ?Creen que la LOU dise?a bien la carrera docente?
A. G. Creo, sinceramente, que nos quieren vender que la LOU intenta promover excelencia universitaria, pero es imposible si no se prev¨¦ una carrera docente que permita la estabilidad al profesorado. Y ni con el dise?o anterior, ni con el que tendremos pronto, est¨¢ bien dise?ada la carrera docente. No seamos ingenuos: no podemos aspirar a la excelencia sin remuneraci¨®n. Y lo digo en el sentido m¨¢s prosaico. La universidad espa?ola es una universidad pobre, muy pobre. Es penosa se mire por donde se mire: por gasto por estudiante, o por el porcentaje de PIB que se dedica. Estamos por debajo de la universidad checa, y por debajo de la h¨²ngara y un poquito por encima de la polaca. Y con el dinero que hay, el ministerio no puede pagar un profesorado excelente. Aunque tengan una verdadera vocaci¨®n sacerdotal, los mejores cerebros no van a quedarse nunca en la universidad: se ir¨¢n a la empresa privada o a las universidades extranjeras que dan unos sueldos que no compiten, ni de lejos, con los espa?oles. Aqu¨ª, en la fase previa a llegar a la funci¨®n p¨²blica est¨¢n por debajo de las 100.000 pesetas. ?Excelencia? Sin recursos no. No pidamos que un profesor realmente brillante acabe en la universidad espa?ola porque va a acabar presidiendo una empresa o en la universidad de Harvard.
J. M. L. La excelencia es un objetivo irrenunciable en el que influyen muchos factores: el econ¨®mico y un sistema de promociones muy riguroso y selecto. Y yo creo que en las universidades privadas hay una buena remuneraci¨®n del profesorado y eso hace que algunos profesores de la p¨²blica se est¨¢n pasando a las filas de la privada. Y en nuestro caso estos recursos no proceden de la administraci¨®n p¨²blica: proceden de la matr¨ªcula de nuestros alumnos y de lo que conseguimos en colaboraci¨®n con empresas. Y esto sin que el nivel econ¨®mico influya en la selecci¨®n de nuestros alumnos.
P. ?Ataca la LOU la autonom¨ªa universitaria?
A. G. Es muy curioso porque la LOU define lo que considera autonom¨ªa universitaria, pero se encarga, art¨ªculo por art¨ªculo, de desmontarla. Un claro ejemplo es que al d¨ªa siguiente de su aprobaci¨®n obligar¨¢ a los claustros a disolverse. Los rectores se han librado en el ¨²ltimo momento y de milagro. Y esto no s¨®lo es una contradicci¨®n legal, es tambi¨¦n una provocaci¨®n y un ataque, que me cuesta creer que sea inconsciente. ?Por qu¨¦ los claustros actuales no pueden hacer el proceso de adaptaci¨®n a la LOU y han de irse todos a sus casas? Ocurre lo mismo con la Comisi¨®n de Coordinaci¨®n Universitaria, donde, en caso de conflicto en temas que afectan exclusivamente a la autonom¨ªa, decidir¨¢ una comisi¨®n paritaria integrada por las universidades, los pol¨ªticos y los miembros designados. Al final, la comunidad universitaria va a tener un voto de tres. Es decir, va a estar en minor¨ªa.
P. ?La Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad va a mejorar la excelencia que promulga la nueva ley?
P. A. L. Su creaci¨®n me parece otro de los grandes aciertos de esta ley, siempre y cuando las comisiones evaluadoras no pertenezcan a la universidad. Se conseguir¨¢ una evaluaci¨®n m¨¢s objetiva basada en criterios reales.
G. A. Por mi parte no hay ning¨²n tipo de objeci¨®n, mientras no entre en colisi¨®n con la autonom¨ªa universitaria.
J. M. L. Yo creo que va a beneficiar a la universidad porque hay que exigir m¨¢s calidad y es bueno que eval¨²en agentes externos. As¨ª lo hemos visto en nuestro caso cuando personas relacionadas con la profesi¨®n vienen a evaluarnos. As¨ª se puede evitar otro de los reproches que nos hacen: que muchas veces el mundo acad¨¦mico ha perdido la relaci¨®n con el mundo profesional.
A. R. N. El crecimiento en la producci¨®n cient¨ªfica espa?ola tiene un punto de inflexi¨®n: 1990, que es cuando se crea la Comisi¨®n Nacional Evaluadora de la Comisi¨®n Investigadora. Precisamente uno de los errores de la LRU es la falta de presi¨®n ex¨®gena para hacer cambiar la universidad y situarla en niveles europeos. Lo podemos llamar Agencia Nacional o como queramos, pero para que funcione bien la presi¨®n ha de ser ex¨®gena y distante. Si creamos una agencia en la misma ciudad donde est¨¢n las universidades no va a funcionar. Yo abogar¨ªa por una agencia estatal o europea. Porque a nadie le gusta tener que decir al departamento de al lado que no funciona.
P. ?C¨®mo ven la supresi¨®n de la selectividad y que cada universidad pueda establecer los mecanismos de selecci¨®n de sus alumnos?
J. M. L. Nuestra universidad viene haciendo pruebas de selecci¨®n, adem¨¢s de pedir la selectividad, y nos est¨¢ dando buen resultado: el alumno que viene es mejor. Nos tenemos que fijar en otros aspectos, como pruebas psicol¨®gicas o de aptitud, porque la selectividad no da idea de la calidad ni del perfil del alumno.
P. A. L. Yo creo que es bueno que cada universidad establezca sus pruebas. Si la universidad tiene un buen medio de selecci¨®n adquirir¨¢ los mejores alumnos y podr¨¢ competir con el resto. Y si eliminamos la competitividad entre universidades, conseguir calidad es dif¨ªcilmente lograble. En ese punto apoyo tambi¨¦n la filosof¨ªa de la ley: fomenta la competencia para conseguir mayor calidad. Y aqu¨ª nos juzgamos el futuro de la universidad, porque la calidad pasa por la posibilidad de que nuestro alumno sea el mejor. Al igual que con las evaluaciones del profesorado, hay que llegar a un sistema completo de evaluaci¨®n no s¨®lo por alumnos sino por la calidad de la investigaci¨®n y la docencia.
A. G. Yo veo en la LOU una filosof¨ªa demasiado utilitarista: va a haber menos estudiantes, luego eliminemos la selectividad. Creo que hace falta una homologaci¨®n del tipo que sea, un filtro del paso de la secundaria a la universidad y despu¨¦s, que cada universidad seleccione. Yo no veo a los alumnos compitiendo por las mejores universidades, sino a las universidades compitiendo por los alumnos. Adem¨¢s, los estudiantes est¨¢n preocupados por la serie de visitas que van a tener que hacer en los centros.
P. ?Realmente es tan malo el nivel de los universitarios?
J. M. L. Realmente hay una seria preocupaci¨®n por el bajo nivel que tienen los alumnos: de escritura, de conceptos, pero incluso de ortograf¨ªa. Es muy dif¨ªcil encontrar un estudiante que sepa expresarse correctamente por escrito u oralmente.
A. G. El problema es que se ha retrasado generacionalmente el sistema educativo. La gente acude masivamente y eso supone, inevitablemente, que el nivel de exigencia baje y que uno pueda llegar a licenciarse con graves carencias.
A. R. N. Es un hecho constatable, medible pero no opinable, que los estudiantes acceden a la universidad cada vez con m¨¢s carencias. Pero no s¨¦ c¨®mo de trascendente es esto, lo cierto es que si a este punto se a?ade la masificaci¨®n de una universidad no suficientemente financiada, entonces, todo cambia.
P. ?C¨®mo ven el escenario de las universidades privadas en la nueva ley?
J. M. L. Creo que se ha dado un paso adelante porque, hasta ahora, las universidades privadas s¨®lo ¨¦ramos invitadas en ciertas ocasiones al Consejo de Universidades y ahora tenemos voto, aunque sea s¨®lo en las cuestiones que nos ata?en directamente. A¨²n as¨ª, existe un agravio comparativo en la LOU hacia las privadas: los rectores de la p¨²blica pueden votar sobre cuestiones que nos ata?en a las privadas y a la inversa no est¨¢ permitido.
P. A. L. Hay un agravio comparativo extraordinario: porque las universidad p¨²blica y la privada sirven a lo mismos ciudadanos.
Protagonistas del debate
Jos¨¦ Mar¨ªa Legorburu Profesor doctor de Radio en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicaci¨®n en la Universidad San Pablo-CEU. Ha colaborado con la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de la Complutense y ha trabajado como editor de informativos de una radio privada. Antonio Gil Es ayudante doctor del ¨¢rea de Teor¨ªa de la Literatura en la Universidad de Santiago de Compostela. Se doctor¨® en Salamanca y ha trabajado como profesor de Lengua y Literatura en el extranjero: en Tours (Francia), en Praga y en Brno (ambas en la Rep¨²blica Checa). Pedro ?lvarez Profesor agregado de Historia de la Educaci¨®n en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Director del Departamento de Educaci¨®n y director adjunto del Instituto de Investigaci¨®n sobre Liberalismo, Krausismo y Masoner¨ªa. Realiz¨® su tesis doctoral en la Complutense. Alonso Rodr¨ªguez Catedr¨¢tico de Microbiolog¨ªa en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. Anteriormente ocup¨® una c¨¢tedra en la Universidad de C¨®rdoba. Realiz¨® su posdoctorado en Oxford y ha sido profesor invitado en Yale. Ha trabajado en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias.
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