Centro cultural de Barajas
Se han re¨ªdo de m¨ª y de otras 33 personas. De 34 personas, porque de las alrededor de 40 que esper¨¢bamos entrar al teatro, aproximadamente seis s¨ª consiguieron entrar. El viernes 23 de noviembre ten¨ªa lugar en el Centro Cultural de Barajas una obra de teatro dentro de un ciclo programado. Estas obras tienen como hora de comienzo las 19.30. Yo llegu¨¦ a las 19.10 y no pude entrar. Lo curioso es que la normativa para acceder cambia cada d¨ªa. El aforo es limitado; por ese motivo, se reparten n¨²meros hasta completarlo. Pues el citado viernes, los n¨²meros se repartieron a las 18.30, no s¨¦ si por primera vez, pero diferente a otras veces. Las explicaciones, que en ning¨²n momento dio la directora del centro, como hubiese sido lo esperado, fueron variando.
La primera y razonable fue el lleno del teatro. Explicaci¨®n que no era real, pues desde mi llegada yo vi entrar a gente. A los que est¨¢bamos esperando nos dec¨ªa, un bedel (que no la directora), que sin n¨²mero no se pod¨ªa acceder al recinto. N¨²mero, supuestamente repartido uno por persona a las 18.30. Esto no era cierto porque llegaban personas y desde dentro les daban n¨²meros para entrar. Si s¨®lo se hab¨ªa repartido un n¨²mero por persona, ?c¨®mo era posible que los que acababan de llegar tuviesen n¨²mero?
En ese momento nos empezamos a sentir enga?ados y, lo que es peor, que no ¨ªbamos a ver la obra de teatro. Para justificar la falta de localidades, volvieron a dar otra explicaci¨®n: la compa?¨ªa hab¨ªa reservado 15 n¨²meros. Pues bien, a mi lado estaban cuatro personas que ven¨ªan con la compa?¨ªa y no pudieron entrar, llamaban a sus amigos actores y no respond¨ªan por tener los tel¨¦fonos m¨®viles apagados (bien hecho, por el sitio donde se encontraban). Mientras ocurr¨ªa esto, hab¨ªa personas que lograban entrar por v¨ªas diferentes: unos afortunados que esperaban en la puerta como los dem¨¢s, y por cierto, no siendo los primeros de una fila desorganizada, recib¨ªan el s¨ª, con diversas explicaciones de cara a la galer¨ªa (vienen con la compa?¨ªa, cosa no cierta porque ellos mismos estaban sorprendidos de la explicaci¨®n, aunque la aceptaban para entrar); otra forma de entrar era decir 'voy a ver la exposici¨®n', y entraban, aunque no todos pod¨ªan entrar a ver la exposici¨®n, porque al resto de los presentes nos dec¨ªan que la exposici¨®n estaba moment¨¢neamente cerrada; y la otra explicaci¨®n fue: 'Yo entro porque soy la mujer del concejal'. Aqu¨ª hubo nuevas explicaciones, por parte del personal, que no de la directora del centro: la primera fila estaba reservada para la Junta (la Junta inclu¨ªa a la citada mujer del concejal, al jurado y tambi¨¦n para personas afines, que no a los que primero esperaban, como deb¨ªa haber sido lo l¨®gico).
Y en medio de todo esto llega ya la gota que colm¨® el vaso. Dos mujeres, con los n¨²meros 90 y 91, intentaron acceder al centro (19.25), pero les fue negado dicho acceso. Explicaci¨®n: aforo completo. Si delante de nosotros no entr¨® nadie sin n¨²mero y los que lo hac¨ªan iban a la exposici¨®n, ?c¨®mo es posible que esos n¨²meros (o asientos) estuviesen ocupados? Estas dos personas tampoco llegaron a entrar. Ellas y el resto pedimos la presencia de la directora del centro, que estaba viendo la obra, para que diese las explicaciones sobre los criterios que se hab¨ªan seguido, y lo ocurrido con los asientos que ocupaban los n¨²meros antes referidos. La directora no se dign¨® a aparecer, pese a la insistencia de los all¨ª presentes. Toda esta situaci¨®n la disfrutamos en la calle, porque, adem¨¢s de no dejarnos acceder al recinto del teatro, tampoco pudimos entrar en el centro por orden de la directora.
No creo que ¨¦stas sean formas de dirigir un centro cultural, que pagamos todos los ciudadanos. Si no hab¨ªa aforo suficiente, si la primera fila estaba reservada para la Junta, si la compa?¨ªa hab¨ªa reservado 15 asientos, la persona indicada para dar todas las pertinentes explicaciones era la directora del centro. Y eso no se produjo. La se?ora directora est¨¢ ah¨ª para dirigir el centro y atender a los ciudadanos, que son los que pagan las instalaciones y su presencia en el centro.
Por favor, la pr¨®xima vez que no se vuelva a repetir la situaci¨®n, y d¨¦ la cara, para no sentirnos enga?ados los ciudadanos. Cuando la programaci¨®n es buena, los ciudadanos acuden.
Bien por el ciclo que se ha hecho, y mal la atenci¨®n, y los criterios tan variables. ?Variables para beneficio de qui¨¦n?-
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