El cofre del tesoro surrealista
Figueres muestra las rutilantes joyas dise?adas por Salvador Dal¨ª
Es una especie de gigantesco y oscuro cofre de metal, reforzado con la m¨¢s avanzada tecnolog¨ªa en alta seguridad, en el que la ¨²nica luz parece emanar del fulgor que desprenden las 39 rutilantes joyas de la colecci¨®n Owen Cheatham. La sala de exposiciones Dal¨ª-Joyas, de Figueres, un nuevo centro expositivo contiguo al museo que hoy abre al p¨²blico la Fundaci¨®n Gala-Salvador Dal¨ª, permite deleitarse con la iconograf¨ªa daliniana aplicada a la orfebrer¨ªa.
La fundaci¨®n adquiri¨® las joyas por 900 millones de pesetas a una entidad japonesa en mayo de 1999, pero decidi¨® habilitar un espacio independiente del museo para mostrarlas al p¨²blico. El dise?o de este espacio, marcado por una penumbra que otorga todo el protagonismo a las piezas, ha corrido a cargo del arquitecto y patrono de la fundaci¨®n ?scar Tusquets.
Las piezas se muestran junto a la mayor¨ªa de los dise?os que el pintor facilit¨® a los orfebres: 27 dibujos y pinturas originales sobre papel que constituyen por s¨ª solos obras de gran entidad. El ¨²nico cuadro del museo que ahora se contemplar¨¢ en esta nueva sala, que dispone de una entrada independiente, es La apoteosis del d¨®lar (1965), un ¨®leo de grandes dimensiones que constituye un contrapunto ir¨®nico al exorbitante valor de mercado de las joyas. Antoni Pitxot, director del Museo Dal¨ª, mantiene que el espect¨¢culo de 'magia y riqueza creativa' de las joyas no puede relacionarse jam¨¢s con la ornamentaci¨®n, sino que es fruto de 'profundas reflexiones cognoscitivas' del genio ampurdan¨¦s. Dal¨ª seleccion¨® los materiales que se utilizar¨ªan no s¨®lo en funci¨®n de su colorido, sino de las connotaciones que la alquimia atribuye a determinadas piedras preciosas o metales nobles. Adem¨¢s de oro, platino, perlas y corales, Dal¨ª utiliz¨® las m¨¢s perfectas piedras preciosas: diamantes, rub¨ªes, esmeraldas, zafiros, aguamarinas, topacios, etc¨¦tera. El pintor ve¨ªa estas obras como 'una protesta contra la importancia que se otorga al precio del material en joyer¨ªa' y aseguraba que con el tiempo ser¨ªan ejemplos de belleza pura, sin utilidad, en una ¨¦poca en la que todo el ¨¦nfasis reca¨ªa precisamente en la utilidad. La primera parte de la exposici¨®n, en la planta baja, est¨¢ dedicada a las joyas m¨¢s tradicionales, como pendientes, agujas y relojes. En la sala superior, donde se da prioridad al concepto de escultura, se muestran las piezas de mayor tama?o, algunas de las cuales incorporan el movimiento mediante un peque?o motor el¨¦ctrico. Entre estas ¨²ltimas destaca El coraz¨®n real, compuesto por un coraz¨®n de oro amarillo rugoso, en cuyo interior se abre una ventana en la que palpita otro peque?o coraz¨®n rojo cubierto de rub¨ªes. 'Quien contemple este coraz¨®n palpitante ya no podr¨¢ olvidarlo en la vida', destaca Tusquets. Tambi¨¦n sorprende El elefante espacial, un paquidermo de oro con patas afiladas que carga en su lomo una gran aguamarina. La simbolog¨ªa religiosa est¨¢ presente en numerosas piezas que se inspiran en la cruz.
El montaje de la sala, que cerrar¨¢ los lunes y tendr¨¢ un precio de entrada de 750 pesetas, ha costado a la fundaci¨®n m¨¢s de 125 millones de pesetas. El proyecto original, que pretend¨ªa excavar una cripta bajo el museo, debi¨® abandonarse a causa de la dureza de la piedra de Figueres. La seguridad se ha cuidado al m¨¢ximo.
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