La democracia deliberativa y la LOU
Ni siquiera la rid¨ªcula cicater¨ªa del Ministerio de Educaci¨®n para recontar el n¨²mero de asistentes a la manifestaci¨®n del pasado s¨¢bado en Madrid contra el proyecto de Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU) ha logrado difuminar el ¨¦xito de la convocatoria estudiantil. Aprobado el proyecto por el Consejo de Ministros del 27 de julio, tramitado por la v¨ªa de urgencia y votado en el Congreso el 30 de octubre, el texto ser¨¢ debatido por el Pleno del Senado el 14 de diciembre y regresar¨¢ a la C¨¢mara baja para convalidar sus enmiendas. El escrito de apoyo de cinco mil profesores y la presencia en la manifestaci¨®n de una veintena larga de rectores dan una in¨¦dita p¨¢tina de respetabilidad institucional al movimiento universitario.
Los secretarios generales de CC OO y de UGT se dirigieron al p¨²blico desde la tribuna en tanto que representantes sindicales del personal docente y laboral en los centros de ense?anza superior. La asistencia de los parlamentarios de la oposici¨®n, entre otros el secretario general del PSOE y el coordinador de IU, plantea otro tipo de problemas; al disponer de un privilegiado y exclusivo ¨¢mbito para proponer enmiendas -condenadas a la derrota por la mayor¨ªa absoluta del PP- y expresar cr¨ªticas, el doblete de la protesta callejera de diputados y senadores contra la LOU no suena congruente con su funci¨®n representativa en las Cortes. Desde otro ¨¢ngulo, sin embargo, el flagrante y continuo incumplimiento por el PP de su solemne compromiso electoral de fortalecer la centralidad del Parlamento es una permanente invitaci¨®n a la b¨²squeda de otros foros.
La torticera utilizaci¨®n del Senado para pasar de matute las enmiendas a la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos y modificar as¨ª el Estatuto de RTVE, el impuesto de la gasolina o las subvenciones a Batasuna no es s¨®lo un fraude de ley del PP, sino tambi¨¦n una manera de escamotear el debate previo en el Congreso. Presidido por una estricta gobernanta, controlado por la mayor¨ªa absoluta del Gobierno y animado por los groseros y vociferantes diputados que el pastor del reba?o popular azuza de vez en cuando contra la oposici¨®n para introducir confusi¨®n en los debates, el Congreso ha dejado de ser una C¨¢mara de debate para convertirse en una jaula de grillos. En un libro p¨®stumo titulado La constituci¨®n de la democracia deliberativa (Gedisa, 1997), el malogrado Carlos Nino subordinaba la legitimidad de la regla de la mayor¨ªa en la adopci¨®n de decisiones democr¨¢ticas al cumplimiento del requisito previo de una discusi¨®n colectiva capaz de ofrecer a todos los intervinientes la oportunidad de defender sus puntos de vista y sus intereses mediante argumentos genuinos y negociaciones honradas. La tramitaci¨®n urgente de la LOU contradice frontalmente las condiciones de la democracia deliberativa: la comisi¨®n del Congreso despach¨® 800 enmiendas en dos sesiones y la comisi¨®n del Senado utiliz¨® 12 horas para debatir otras 600, sin que ning¨²n incendio justificara ese asfixiante apresuramiento. El maltrato dado por el PP a los diputados y senadores de la oposici¨®n y las injuriosas palabras dedicadas a los rectores y profesores discrepantes por el presidente Aznar no revelan s¨®lo una considerable dosis de mala educaci¨®n, sino tambi¨¦n una clara tendencia a las pr¨¢cticas autoritarias.
La estrategia del PP de invocar como coartada y absoluci¨®n de sus abusos y corrupciones algunos precedentes igualmente detestables de los Gobiernos del PSOE justifica esta vez el vertiginoso tr¨¢mite de urgencia de la LOU con el argumento exculpatorio de que los socialistas aprobaron su Ley de Reforma Universitaria (LRU) a matacaballo y durante el verano. Se dir¨ªa que Javier Arenas, Rafael Hernando y otros portavoces del PP interpretan incorrectamente las palabras disuasorias dirigidas por Jes¨²s a unos fariseos resueltos a lapidar a una mujer casada infiel -'aqu¨¦l de vosotros que est¨¦ sin pecado que le arroje la primera piedra' (Juan, 8, 7)- como una permisiva invitaci¨®n al adulterio generalizado: seg¨²n esa teor¨ªa, el gobernador del Banco de Espa?a, el director general de la Guardia Civil y alguno que otro presidente de comunidad aut¨®noma tendr¨ªan ahora barra libre para cualquier desafuero.
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