El recuento
Incontables, como los granos de arena del desierto o las gotas de agua del oc¨¦ano, son los manifestantes de todas las manifestaciones, siempre innumerables y siempre enumerados y cuantificados en funci¨®n de sus intereses por las partes interesadas.
Entre la evaluaci¨®n, siempre optimista, de los organizadores, y la forzosa recalificaci¨®n, siempre a la baja, a cargo de las fuerzas del orden p¨²blico y establecido encargadas de su vigilancia y control, existen abismales y sustanciales diferencias, un margen de error, intencionado, que permite y propicia que cada cual arrime el ascua a su sardina.
En el trayecto que media entre unas y otras cifras, siempre virtuales, ciertos medios de comunicaci¨®n, a los que la neutralidad se les supone, encuentran un acogedor marco de actuaci¨®n para manipular sin que traspase ni se note.
La multitudinaria manifestaci¨®n contra la Ley Org¨¢nica de Universidades, m¨¢s conocida como LOU, concert¨® en Madrid, rompeolas de todos los conflictos, a una nutrida, diversa y diversificada representaci¨®n de los dos estamentos b¨¢sicos de cualquier sistema educativo, estudiantes y ense?antes, unidos, excepcional y coyunturalmente, en contra de una ley escrita a sus espaldas y contraria a sus intereses y derechos.
No existe una ley, no hay m¨¦todo infalible ni sistema fiable que garantice el recuento preciso de una multitud en un espacio abierto. De la raras veces que me toc¨® ejercer el oficio de reportero contador de manifestaciones, recuerdo un m¨¦todo, no muy cient¨ªfico pero pragm¨¢tico, aceptado y adoptado mayoritariamente por los colegas, que consist¨ªa en calcular los metros cuadrados de calle que ocupaban los manifestantes y multiplicar por cuatro.
La objetividad, mito y axioma de este oficio, que no ciencia de la informaci¨®n, se sustenta, se sustentaba, en estas convenciones o en otras semejantes. Otro m¨¦todo de recuento, m¨¢s c¨®modo, exquisitamente neutral y considerablemente imperfecto, cada d¨ªa m¨¢s en boga, es el que saca el t¨¦rmino medio, la cifra equidistante entre la que ofrecen los organizadores de la protesta y la que facilitan los guardianes del orden p¨²blico, espl¨¦ndidos los primeros y cicateros los segundos, como cabe suponer.
Pero esta vez los desfases entre los recuentos de masas de unos y otros medios de comunicaci¨®n se?alaron la aparici¨®n de otros y muy diversos m¨¦todos de cuantificaci¨®n que no se sustentan precisamente en las nuevas tecnolog¨ªas, sino en las m¨¢s rancias artima?as del oficio.
Esta vez no fueron miles, ni decenas de miles, sino cientos de miles de manifestantes los que se evaporaron entre unos y otros titulares.
En el repaso a los peri¨®dicos de Madrid, por riguroso orden alfab¨¦tico, nos encontramos en primer lugar con una estimaci¨®n de 'decenas de miles de manifestantes', acogedor caj¨®n de sastre en el que caben de veinte mil al infinito, al gusto del lector o del cliente, que puede pararse en la cifra que m¨¢s convenga a sus preferencias e intereses.
Otro diario de la capital anunciaba 'm¨¢s de cien mil manifestantes', otra cifra abierta que engloba del cien al mill¨®n en su confortable ambig¨¹edad.
Por su parte, este peri¨®dico, renunciando a las especulaciones, se limitaba a facilitar los n¨²meros proporcionados por los organizadores y los polic¨ªas, 350.000 y 50.000 respectivamente, un ampl¨ªsimo arco que reflejaba considerables e irreconciliables diferencias entre unos y otros, como suele ser habitual.
Al tanto de la dr¨¢stica minimizaci¨®n que practican los contadores de uniforme por sistema, los organizadores tampoco tienen muchos escr¨²pulos a la hora de hinchar las cifras y dar la m¨¢s alta de las estimaciones posibles.
M¨¢s all¨¢ de la minimizaci¨®n, la manipulaci¨®n y la especulaci¨®n, Televisi¨®n Espa?ola remach¨® el clavo con poco m¨¢s de un minuto de enga?osas im¨¢genes, planos cortos que no permit¨ªan calibrar el n¨²mero de manifestantes, enfrentados a m¨¢s de cuatro minutos de declaraciones de la fotog¨¦nica ministra de Educaci¨®n, Cultura y Deportes, en un telediario, con ¨ªnfulas de parte, reconvertido en bolet¨ªn oficioso de informaci¨®n del Gobierno.
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