El voluntariado es bueno para la salud
Todav¨ªa permanece imborrable en mi memoria una escena de aquel fat¨ªdico 11 de septiembre, en Nueva York, cuando miles de personas se api?aban en las puertas de los hospitales exigiendo la oportunidad para rescatar a las v¨ªctimas de los escombros, donar su sangre para los heridos o aliviar la angustia de los damnificados. Cuarenta y ocho horas despu¨¦s de que se desplomaran las Torres Gemelas la lista de voluntarios y voluntarias sobrepasaba los 16.000.
El impulso a ayudarnos unos a otros en momentos dif¨ªciles no es nada nuevo. Gran parte de nuestra historia est¨¢ escrita con sangre y no es razonable pensar que la humanidad hubiera podido sobrevivir a tantas hecatombes y violencias sin una dosis abundante de solidaridad. Pero aparte de su valor como mecanismo natural de conservaci¨®n de la especie y de los frutos que aportan a sus receptores, las actividades voluntarias que canalizan nuestro amor al g¨¦nero humano son muy buenas para la salud de quienes las practican. Quiz¨¢ sea ¨¦ste el motivo de que entre los consejos m¨¢s antiguos que se conocen destaque ¨¦ste de fomentar el deseo libre que nos mueve a auxiliar a nuestros compa?eros de vida.
La prestigiosa revista cient¨ªfica The New England Journal of Medicine acaba de publicar el primer estudio sobre los efectos psicol¨®gicos del ataque terrorista. Los resultados muestran que nueve de cada diez adultos estadounidenses mostraban signos de estr¨¦s traum¨¢tico el fin de semana siguiente al desastre. Cuatro de cada diez, por otra parte, reaccionaron a la tragedia present¨¢ndose voluntarios para alg¨²n trabajo filantr¨®pico. Sus esfuerzos para ayudar a los afectados, aunque ¨¦stos se encontraran en lugares muy distantes, les sirvieron para salir adelante en momentos de gran incertidumbre e indefensi¨®n.
Las labores voluntarias altruistas son un medio para mantener relaciones afectuosas, comunicarnos y convivir. Y est¨¢ demostrado que la buena convivencia estimula en nosotros la alegr¨ªa, alivia la tristeza y constituye un ant¨ªdoto eficaz contra los efectos nocivos de muchas calamidades. Las personas que se sienten parte de un grupo solidario -bien sea una pareja, la familia, las amistades o una organizaci¨®n cuyos miembros se identifican y apoyan mutuamente- expresan un nivel de satisfacci¨®n con la vida m¨¢s alto y superan las adversidades mucho mejor que quienes se encuentran aislados o carecen de una red social de soporte emocional.
Otro beneficio evidente de las ocupaciones voluntarias es facilitar la posibilidad de diversificar nuestras parcelas de felicidad. Una cierta compartimentalizaci¨®n de las facetas gratificantes de nuestra vida nos protege. Las personas que desempe?an a gusto varias funciones diferentes -por ejemplo, padre o marido en el hogar, trabajador competente, aficionado al arte o al deporte, o miembro de alguna entidad- sufren menos cuando surgen contratiempos. Una tarea voluntaria bien dirigida puede amortiguar el golpe de una desgracia familiar o de un fracaso laboral. Lo mismo que los inversores no arriesgan todo su capital en un solo negocio, es bueno diversificar la fuente de felicidad en nuestra vida.
Prestarnos desinteresadamente a ayudar a los dem¨¢s repercute tambi¨¦n en nuestra identidad personal y social. Estimula en nosotros la autoestima, induce el sentido de la propia competencia y nos recompensa con el placer de contribuir a la dicha de nuestros semejantes y el orgullo de participar en el funcionamiento o mejora de la sociedad. Las personas que se consideran socialmente ¨²tiles o sienten que tienen un impacto positivo en la vida de otros, sufren menos de ansiedad, duermen mejor, abusan menos del alcohol o las drogas y persisten con m¨¢s tes¨®n ante los reveses cotidianos, que quienes se sienten in¨²tiles o ineficaces.
En palabras de la escritora francesa Simone de Beauvoir, la mejor receta para superar con entusiasmo y esperanza los retos que nos plantea nuestra irremediable vulnerabilidad es 'dedicarnos a personas, a grupos o a causas; apreciar a los dem¨¢s a trav¨¦s del amor, de la amistad y de la compasi¨®n; y vivir una vida de entrega y de proyectos para mantenernos activos en el buen camino, incluso cuando nuestras ilusiones se hayan marchitado'.
A medida que se prolonga la duraci¨®n de la vida y que la tecnolog¨ªa permite reducir el n¨²mero de horas laborables, la calidad de nuestro tiempo libre se revaloriza y su influencia sobre nuestra dicha se hace m¨¢s significativa. Se sol¨ªa decir que el ocio es lo que hacemos cuando no estamos trabajando. Hoy el contenido de las horas libres se ha convertido en una de las fuentes m¨¢s importantes de regocijo.
Las im¨¢genes de gente implorando socorrer a las v¨ªctimas del siniestro del 11 de septiembre, me han hecho pensar que el voluntariado crecer¨¢ en el mundo y la sociedad no tendr¨¢ m¨¢s remedio que acomodar esta nueva demanda. La raz¨®n: llevar a cabo una labor de voluntariado es saludable, no s¨®lo suma a?os a la vida, sino tambi¨¦n inyecta vida a los a?os.
Luis Rojas Marcos dirige el Sistema Sanitario y Hospitalario P¨²blico de Nueva York.
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