Las traiciones y recelos entre pastunes frenan la conquista de Kandahar
Tres jefes tribales enfrentados asedian con el apoyo de Estados Unidos el ¨²ltimo basti¨®n talib¨¢n
Tres jefes pastunes asedian desde hace tres semanas Kandahar, la ciudad fort¨ªn de los talibanes. Cada uno pertenece a una tribu distinta. Se llaman Hamid Karzai, elegido presidente del Gobierno provisional afgano, Gul Agha y Abdul Jalik. Karzai presiona por el Norte, Agha, por el Sur, donde se encuentra el aeropuerto, y Jalik asegura negociar la rendici¨®n con los l¨ªderes talibanes desde la ciudad de Quetta. Todos dicen luchar por el antiguo rey de Afganist¨¢n, Mohamed Zahir Shah y cuidan su imagen entre la prensa internacional.
Todos se comunican con los periodistas mediante tel¨¦fonos sat¨¦lites o portavoces, que suelen ser primos o sobrinos. Sin embargo, ninguno de ellos habla con los otros. Y a poco que se les ponga una grabadora cerca, cada uno empezar¨¢ a criticar a los dem¨¢s. Con esos mimbres, y con los de otros jefes tribales que no necesariamente son leales a ninguno de esos tres, Estados Unidos intenta conquistar, primero, y reconstruir, despu¨¦s, Kandahar.
Gul Agha es tachado por los otros de corrupto e incompetente desde su ¨¦poca como antiguo gobernador de Kandahar. De Abdul Jalik dicen las fuentes pr¨®ximas a los otros dos que ha vivido los ¨²ltimos siete a?os en Estados Unidos sin interesarse lo m¨¢s m¨ªnimo por Afganist¨¢n y que ahora viene al olor del dinero y el poder. Y de Karzai aseguran los dem¨¢s que, a pesar de haber recibido gran apoyo monetario y pol¨ªtico de Washington, no ha conseguido unir a los jefes pastunes contra los talibanes, ni se ha alzado con un liderazgo indiscutible.
Abdul Jalik atiende a la prensa con un tel¨¦fono sat¨¦lite en las manos, del que no se separa. Pero ese tel¨¦fono, seg¨²n ¨¦l, no le ha servido ni una sola vez para contactar con Karzai y Gul Agha. 'A Gul Agha le escrib¨ª una carta nada m¨¢s llegar a Quetta dici¨¦ndole que, antes de que caiga Kandahar, debemos crear una shura [peque?o consejo] para gobernarla una vez que la conquistemos. Y a¨²n no me ha respondido. Con Karzai habl¨¦ antes de que se fuera a Afganist¨¢n. Y yo creo que con ¨¦l el entendimiento es mejor, porque es una persona educada'.
Esa palabra se ir¨¢ repitiendo sucesivamente a lo largo de las entrevistas. Los jefes pastunes distinguen entre 'personas bien educadas' y 'no educadas'. Entre los 'bien educados' estar¨ªa el comandante Jalik, de 43 a?os, casado y con cinco hijos. ?l mismo se erige en l¨ªder de los noorzai, la 'tribu m¨¢s numerosa de Afganist¨¢n', seg¨²n ¨¦l. Jalik emigr¨® a San Diego (Estados Unidos) en 1994, cuando los talibanes emprendieron la conquista del pa¨ªs. En ese tiempo, seg¨²n declar¨® a este peri¨®dico, viaj¨® siete veces a Roma, para visitar al rey depuesto, y ninguna a Afganist¨¢n ni a Pakist¨¢n.
Hace dos semanas, Ahmad Karzai, hermano de Hamid Karzai, declaraba a este peri¨®dico: '?Qu¨¦ hace ahora en Pakist¨¢n gente que ha vivido en Estados Unidos durante tantos a?os y que no ven¨ªa ni por vacaciones? ?Qu¨¦ hace un comandante en Quetta si ten¨ªa que estar luchando en Afganist¨¢n?'
Jalik respondi¨® esas preguntas: 'Mi vida corr¨ªa peligro si ven¨ªa aqu¨ª. Ahora estoy en Quetta porque aqu¨ª soy mucho m¨¢s ¨²til a mi pa¨ªs. Puedo negociar la rendici¨®n de los talibanes'.
En el norte de Kandahar, en la provincia de Uruzg¨¢n, dice estar Hamid Karzai, de 44 a?os, casado con una doctora y sin hijos, de la tribu de los popolzai. Los talibanes aseguran que Karzai habla con la prensa desde la frontera, que en ning¨²n momento ha pisado Afganist¨¢n. En cualquier caso, su hermano Ahmad Karzai ya se ha aprestado a facilitar un breve curr¨ªculo de Hamid como nuevo primer ministro del Gobierno afgano.
El asedio del sur
En el sur de Kandahar, con unos mil combatientes pastunes, a punto de conquistar el aeropuerto de la ciudad con la ayuda de los bombardeos estadounidenese, se encuentra Gul Agha, l¨ªder de los sherzai y antiguo gobernador de Kandahar antes de que llegaran los talibanes.
'Gul Agha no es una persona educada. Y adem¨¢s, por m¨¢s que digan, no tiene experiencia. A mi lado es como un ni?o'. Quien habla as¨ª no es otro que Dang Mad Sadias, un antiguo guerrillero de 80 a?os, que asegura disponer de cientos de hombres dispuestos a luchar en cuanto ¨¦l lo ordene.
'Pero para eso yo necesitar¨ªa el dinero y las armas que Estados Unidos ha dado a Gul Agha y a Karzai'. Dang significa garrote y antes de dejarse fotografiar pide a uno de sus hijos que saque del armario el garrote que un d¨ªa perteneci¨® a su padre, antes al abuelo y antes al bisabuelo. Ense?a las heridas de sus brazos y le ordena a los hijos que ense?en las suyas. 'Mis siete hijos est¨¢n marcados por la guerra. Y a uno me lo mataron los talibanes. He peleado durante 19 a?os contra los sovi¨¦ticos y sus amigos. Me declararon el hombre m¨¢s buscado. Soy de Kandahar, conozco las monta?as y la ciudad. Y puedo decir que Gul Aga y Karzai no van a conquistar Kandahar, a menos que Estados Unidos decida matar a miles de personas con sus bombardeos'.
Otros l¨ªderes tribales como Aurang Zeb Jogazai, jefe de la tribu kakar, que controla la frontera sur afgano-pakistan¨ª y tambi¨¦n lucha contra los talibanes, hablan mal de Karzai y bien de Gul Agha: 'Karzai no tiene ninguna experiencia militar. Lleg¨® all¨ª en helic¨®ptero y sus logros militares en Afganist¨¢n est¨¢n por ver.Eso s¨ª: habla muy bien ingl¨¦s, es muy astuto y muy sibilino, no es como Gul Agha, que no habla ingl¨¦s, pero es honesto, un buen past¨²n y tuvo el valor de pasar la frontera a pie con mil hombres. Adem¨¢s, f¨ªjese en la diferencia: A Gul Agha le mataron al padre y entonces hizo lo que deb¨ªa hacer, vengarse. A Karzai le asesinaron a su padre hace dos a?os. Supo quien lo mat¨® y no ha tenido valor para vengarle. Y si no sabe vengar al padre, ?c¨®mo va a luchar por Afganist¨¢n? En Europa y en Am¨¦rica matar es una barbarie, pero aqu¨ª a veces es cuesti¨®n de honor'.
Zeb Jogazai no pod¨ªa disimular el placer que le proporcionaba el golpe que le hab¨ªa asestado a la tribu vecina. Sin embargo, su preocupaci¨®n ahora es contactar con los americanos para conseguir dinero. A su tribu ha llegado la onda de que tanto los hombres de Gul Agha como los de Karzai est¨¢n recibiendo dinero. Y Zeb Jogazai no se quiere quedar atr¨¢s. Por eso, delante de este redactor, le pidi¨® a un periodista estadounidense que lo pusiera en contacto con alguien de la CIA. 'Cuento con cinco mil hombres para luchar contra los talibanes', dijo.
Unidos contra la Alianza del Norte
Para entender un poco mejor el entramado afgano de tribus es preciso escuchar lo que el l¨ªder de los kakar cont¨® a este diario con indisimulado orgullo: 'Yo tengo muy buenas relaciones con los talibanes. Hay muchos kakar entre sus jefes. La hermana de uno de mis comandantes es esposa de Osama Bin Laden. Eso hace que ellos me tengan respeto. A m¨ª no me gustan los talibanes, pero los prefiero a otras tribus pastunes. Por eso, el otro d¨ªa, cuando un comandante talib¨¢n me dijo que se iba a rendir a una tribu past¨²n enemiga de la m¨ªa, lo delat¨¦ a sus superiores, y le romp¨ª la jugada'. Dentro de toda esta telara?a de recelos y desconfianza, si algo une a los l¨ªderes pastunes que guerrean contra los talibanes es la firme oposici¨®n a que la Alianza del Norte intervenga en la conquista de Kandahar. 'La Alianza no es nada', sentencia el l¨ªder kakar, 'si no fuera porque cuentan con el apoyo de Estados Unidos, en una semana podr¨ªamos echarlos otra vez de Kabul y recluirlos m¨¢s all¨¢ de Mazar-i-Sharif'. Luchan contra los talibanes pero el 'enemigo' son las etnias del Norte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.