Maldici¨®n
Acabo de recibir el volumen La ley de Murphy para trabajadores, publicado por Temas de Hoy, y al leerlo he descubierto algo aterrador. Yo cre¨ªa que Murphy era un tipo ajeno a nosotros. Ya saben, el desaprensivo habitual que junta cuatro ideas y descubre que existen maquinaciones externas que nos empujan a dejar la tostada por el lado malo o a llamar imb¨¦cil a uno que acabar¨¢ siendo jefe.
Pues no. Lo que Murphy denuncia est¨¢ en nosotros, y no es sino el resultado de la suma del impulso autodestructivo m¨¢s el Mal, m¨¢s la gilipollez, m¨¢s el momento hist¨®rico. S¨®lo la asunci¨®n de que lo murphy seamos todos puede explicar que Aznar y Berlusconi gobiernen por aclamaci¨®n popular, que quienes permitieron el asesinato de Rabin manden en Israel y que un individuo que no sab¨ªa pronunciar Afganist¨¢n lo machaque entre aplausos.
Si me pidieran una prueba irrefutable acerca de la veracidad de mi descubrimiento, cuyas l¨ªneas generales acabo de confiarles, no dudar¨ªa en referirme a un acontecimiento reciente que ha tenido efecto en Tarragona, en donde una asociaci¨®n de inteligentes mujeres celebr¨® la IV Trobada de Dones Emprenedores (IV Encuentro de Mujeres Emprendedoras). Digno evento, dir¨¢n. De acuerdo. Pero el impulso fatal que llevan dentro las condujo a invitar a Ana Botella a darles una conferencia. Debido a este lapsus funesto, la presidenta en funciones de cuentista afirm¨® que en Espa?a la mujer nunca lo ha tenido m¨¢s f¨¢cil e, incurriendo en intertextualizaci¨®n de narices, afirm¨® que 'nosotras no sabemos leer mapas y los hombres hablan menos', a?adiendo que 'los hombres utilizan las palabras para relacionar hechos y las mujeres para crear nuevas relaciones'. No qued¨® claro qu¨¦ hacemos nosotras con los mapas. ?Pantallas para l¨¢mparas? Yo har¨ªa l¨¢mparas con botellas, pero ¨¦sta es otra historia.
Est¨¢ claro que esas damas tienen su Murphy dentro. Mas no me preocupa tanto la situaci¨®n del enemigo como la brutalidad de enterarme de golpe, sin la anestesia previa de la informaci¨®n habitual. Nuestro Murphy afirma que la gente es capaz de aceptar cualquier mala noticia siempre que se le vaya revelando gradualmente la magnitud del desastre. Y yo en esto soy de lo m¨¢s normal.
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