Un nuevo nombre para viejas ideas
Como se sabe, el t¨ªtulo de esta nota se corresponde casi exactamente con el del libro de uno de los m¨¢s representativos fil¨®sofos del pragmatismo, William James. No nos servimos de dicho t¨ªtulo como una forma indirecta de deslizar una primera valoraci¨®n cr¨ªtica de esta corriente. La intenci¨®n es m¨¢s simple. Se pretende ¨²nicamente se?alar lo que tal vez constituya la principal dificultad con la que tropieza el lector que se aproxima hoy, con ojos curiosos, a la filosof¨ªa pragmatista. Tambi¨¦n podr¨ªamos haber comenzado por otro indicio, igualmente significativo, el de la an¨¦cdota del cambio de nombre propuesto por Peirce para diferenciar su propuesta te¨®rica de la que estaban haciendo otros pragmatistas del momento. (Se conoce el episodio: horrorizado, seg¨²n parece, por la imagen que de su doctrina estaba popularizando James, Peirce pens¨® en rebautizarla como pragmatismo, con el disuasivo argumento de que era un nombre 'lo suficientemente feo como para mantenerse a salvo de raptores'). Por cualquiera de las v¨ªas que se escoja, a lo que se llega es a la constataci¨®n de que los diversos autores a los que se suele adscribir a la mencionada corriente no conforman un grupo cohesionado, ni presentan una oferta te¨®rica unitaria, o de perfiles doctrinales n¨ªtidamente definidos.
EL RETORNO DEL PRAGMATISMO
Luis Arenas, Jacobo Mu?oz, ?ngeles J. Perona (editores) Trotta. Madrid, 2001 369 p¨¢ginas. 2.500 pesetas
Si la constataci¨®n es importante es porque el proceso contradice ese otro, mucho m¨¢s frecuente en la historia de la filosof¨ªa, seg¨²n el cual los fil¨®sofos pertenecientes a cualquier escuela o corriente, cuando son analizados con atenci¨®n -y a poco que tengan una cierta consistencia te¨®rica, por descontado- se autonomizan del grupo en el que inicialmente estaban encuadrados, para pasar a ser percibidos como autores con entidad propia. As¨ª, se comprueba con facilidad que hoy d¨ªa r¨®tulos como existencialismo o estructuralismo, pongamos por caso, parecen haber ca¨ªdo pr¨¢cticamente en desuso, mientras se mantiene -cuando no se incrementa- el inter¨¦s hacia autores como Heidegger o Foucault, con independencia de su adscripci¨®n originaria. ?A qu¨¦ es debida esta diferencia entre el pragmatismo y otras corrientes contempor¨¢neas?
Para responder tanto a ¨¦sta como a otras preguntas pertinentes (por ejemplo, ?bajo qu¨¦ signo interpretar el retorno de la filosof¨ªa pragmatista?) habr¨¢ de resultar de notable utilidad el presente libro. El mismo equipo que prepar¨® en 1997 el volumen colectivo titulado El desaf¨ªo del relativismo repite ahora tarea y sello editorial con El retorno del pragmatismo. La continuidad en este caso debe interpretarse en clave de garant¨ªa. Garant¨ªa de que el libro ha sido pensado como tal, y no como un mero agregado o yuxtaposici¨®n de colaboraciones (lo que acostumbra a suceder en las compilaciones). Garant¨ªa de que lo publicado es la expresi¨®n de un trabajo previo de discusi¨®n y cr¨ªtica, llevado a cabo en el marco de un seminario acad¨¦mico universitario. Y garant¨ªa, en fin, de que, por suerte para todos, todav¨ªa se pueden encontrar fil¨®sofos con ganas de aunar rigor y curiosidad, exigencia te¨®rica y entusiasmo. O, lo que viene a ser lo mismo, cultivo de la herencia recibida y exploraci¨®n de nuevos caminos.
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