El orden natural
EL PP, CON LA AYUDA de los GAL y otros desmanes de la corrupci¨®n socialista, encanall¨® considerablemente la vida pol¨ªtica para echar a Felipe Gonz¨¢lez, su bestia negra, y devolver a la derecha el poder perdido. Es decir, restaurar el orden natural de las cosas. Pod¨ªa pensarse que el poder atemperar¨ªa a Aznar y le ayudar¨ªa a recuperar el sentido del respeto por los dem¨¢s. Pero el trance celestial que vive el presidente -entre la mayor¨ªa absoluta y el anuncio de su ascensi¨®n a los cielos al fin de este mandato- no ha hecho sino agudizar su mal estilo. El doctrinarismo y la arrogancia se agudizan en las maneras de un hombre que bajo la apariencia de un enorme pragmatismo esconde una etapa de gobierno muy ideol¨®gica y muy sesgada.
Cada semana, Aznar tiene a bien regalarnos por lo menos una perla de su estilo. La ¨²ltima, sobre la manifestaci¨®n de estudiantes contra la ley de universidades: 'Un l¨ªo con mucha gente por la calle y muy variada', en el peculiar gracejo del presidente. El problema del desprecio es que conduce indefectiblemente a la p¨¦rdida del sentido de la realidad. Aznar todav¨ªa tiene cr¨¦dito en un sector importante de la poblaci¨®n, que adem¨¢s en tiempos de zozobra siente v¨¦rtigo a cualquier cambio. Pero el desprecio genera resentimiento y, a veces, miedo, al tiempo que confunde al que lo practica. Porque efectivamente hubo mucha gente en la manifestaci¨®n -en este sentido Aznar tiene mejor vista que la se?ora ministra-, lo cual pone de manifiesto, qui¨¦rase o no, que en la Universidad hay un rechazo importante a la ley. Imponerla como un tr¨¢gala, por mucha mayor¨ªa absoluta que se tenga, no est¨¢ claro que sea una muestra de sensatez. A Aznar le podr¨ªa interesar saber, como dicen muchos profesores universitarios, que en los ¨²ltimos cinco a?os se nota una politizaci¨®n creciente de la Universidad, de car¨¢cter m¨¢s bien asambleario y antirrepresentativo. Y que, como dicen algunos estudiantes, van encontrando objetivos contra los que movilizarse: la globalizaci¨®n fue el arranque, la ley universitaria ha sido la nota espec¨ªfica. Pero estas cosas no le interesan a Aznar porque va a lo suyo.
Lo suyo -el trabajo de este Gobierno, cuya pol¨ªtica de comunicaci¨®n centrista no disimula su car¨¢cter profundamente conservador- se puede resumir en tres puntos: la politizaci¨®n (sentido partidista) del m¨¢ximo de ¨¢mbitos civiles posibles, el antieurope¨ªsmo activo y el bloqueo de toda forma de articulaci¨®n pol¨ªtica inclusiva de la Espa?a plural.
El uso de la privatizaci¨®n de las empresas p¨²blicas para construir un poder econ¨®mico vinculado al Gobierno -y a su partido- ha sido l¨ªnea directriz de la acci¨®n pol¨ªtica de Aznar. Algo parecido se va a intentar ahora en el campo universitario a trav¨¦s de la nueva ley. La introducci¨®n del sufragio universal ponderado para la elecci¨®n de rectores y la concentraci¨®n de poderes en esta figura puede permitir al Gobierno poner pie y medio en la Universidad. Las campa?as electorales, que desbordar¨¢n el marco claustral, ser¨¢n muy costosas. A trav¨¦s de su financiaci¨®n se intentar¨¢ colocar a rectores correa de transmisi¨®n para, de este modo, incorporar otro sector al mando a distancia del presidente. Si alguna cosa ha tenido siempre claro Aznar es que gobernar quiere decir acaparar el m¨¢ximo control posible sobre la sociedad.
En pol¨ªtica internacional, el decantamiento por Bush y Blair -con el inefable Berlusconi como acompa?ante- s¨®lo puede explicarse desde cierta voluntad de roer la Uni¨®n Europea. Hay en Europa las fuerzas centr¨ªpetas que giran en torno a la eje franco-alem¨¢n, ¨²nico pilar sobre el que, dado el lugar y el poder de cada cual, se puede avanzar en la construcci¨®n europea. Aznar se ha apuntado a las fuerzas centr¨ªfugas, las que giran en torno a Estados Unidos, a trav¨¦s de Blair, su representante. Y para Estados Unidos la debilidad de Europa es casi una prioridad estrat¨¦gica.
El desd¨¦n con que Aznar responde a cualquier iniciativa a favor de una mejor articulaci¨®n pol¨ªtica de la diversidad de Espa?a y su rechazo absoluto a cualquier reforma del Senado son un preciso indicador de la rutinaria idea de Espa?a que se esconde debajo del patriotismo constitucional.
Seis a?os despu¨¦s de la llegada de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar al poder, el orden natural de las cosas vuelve a reinar en Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.