Tiempos de pocas convenciones
Europa no tiene suerte, ni tino pol¨ªtico. El mundo est¨¢ reventando por diversas costuras -el 11 de septiembre, la consiguiente guerra de Afganist¨¢n, el agravamiento del conflicto entre Israel y los palestinos y la crisis econ¨®mica-, y el Consejo Europeo de Laeken, el pr¨®ximo fin de semana, va a lanzar una gran convenci¨®n en la que participar¨¢n amplios sectores de las sociedades y la pol¨ªtica de la UE y los pa¨ªses candidatos para preparar la nueva revisi¨®n de los tratados en 2004. Aunque el Tratado de Niza no haya entrado en vigor, bien est¨¢ que se vuelva a contemplar las instituciones, el funcionamiento, la comprensi¨®n y los objetivos de la UE. ?sta se ha de preparar para una ampliaci¨®n a diez nuevos miembros -el brutal big bang que desecha el sistema de regata por el cual cada pa¨ªs iba a ingresar seg¨²n sus propios m¨¦ritos-, sin estar preparada para ello, ni saber qu¨¦ queremos realmente hacer juntos. Pero no parece el momento m¨¢s adecuado para hablar sobre c¨®mo el poder legislativo nacional pierde en favor de los ejecutivos a trav¨¦s del Consejo de Ministros en Bruselas, o sobre la constitucionalizaci¨®n de la construcci¨®n europea. Hoy la atenci¨®n de las gentes parece estar en otros problemas que los institucionales.
A menudo se culpa a Europa de carencias que corresponden a sus Estados miembros y sus Gobiernos, como en el terreno militar. Es de esperar que el euro, que llegar¨¢ f¨ªsicamente en tres semanas y a trav¨¦s del cual Europa se va a poder ver, tocar y contar, provoque un sano choque psicol¨®gico en favor del europe¨ªsmo.
En este ambiente y contexto se iniciar¨¢ el 1 de enero la presidencia semestral del Consejo de la UE, que, por turno, corresponde a Espa?a. Aznar presentar¨¢ su agenda oficial hoy. Ser¨ªa deseable que no se limitara a una exposici¨®n de innumerables reuniones, sino que estableciera prioridades con contenidos concretos. Y cuando se habla de prioridades hay que limitarlas a unas pocas; no una docena. Esta presidencia se ve trastocada no s¨®lo por la perspectiva de elecciones francesas en la primavera de 2002, y alemanas en oto?o, sino por las derivadas del 11 de septiembre. Lo mejor que se puede decir es, como considera un estudio reci¨¦n publicado por el brit¨¢nico Centre for European Reform, que dirige Charles Grant (Europe after september 11th), que 'como organizaci¨®n, la UE ha actuado de forma adecuada, m¨¢s que brillante, durante la guerra de Afganist¨¢n'.
Cuando se acerca la hora de la pacificaci¨®n y reconstrucci¨®n de Afganist¨¢n, se mira a Europa para que saque de su cartera la tarjeta de cr¨¦dito o el efectivo. Y sin embargo, la reconstrucci¨®n de Afganist¨¢n, como opinan algunos medios diplom¨¢ticos europeos, deber¨ªa corresponder, en primer lugar, a otros, como Arabia Saud¨ª, responsable en gran parte de impulsar a los talibanes. Europa tiene otras prioridades inmediatas que el 11-S tambi¨¦n pone de relieve: su Sur. Recuperar el proceso de cooperaci¨®n euromediterr¨¢nea, lanzado en 1995 en Barcelona, cobra a¨²n mayor importancia a la luz de lo sucedido. ?se, junto con los Balcanes, donde Europa s¨ª act¨²a, es el jard¨ªn que Europa debe afanarse en cultivar para evitar que surja un Afganist¨¢n en su vecindad. Espa?a tratar¨¢ de que la reuni¨®n euromediterr¨¢nea de Valencia concluya con un acuerdo firmado por los 27 pa¨ªses participantes y se lancen varios instrumentos, como un Banco para el Desarrollo del Mediterr¨¢neo (a semejanza del BERD para Europa del Este) y programas de intercambios de estudiantes, al estilo de los Erasmus.
M¨¢s all¨¢ de las racaner¨ªas habituales, este plan puede verse contaminado por el virus conflicto entre palestinos e israel¨ªes y el deterioro de las relaciones entre Espa?a y Marruecos. Quiz¨¢s el pr¨®ximo viaje a Marruecos del secretario general del PSOE contribuya a superar este absurdo desencuentro. El Gobierno podr¨ªa aprovecharlo.
aortega@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.