Patria, bandera y todo lo dem¨¢s
El tama?o de las banderas ha crecido. Es una moda de Estados Unidos que tiene all¨ª alg¨²n sentido. Se celebraba el tercer mes del crimen de Nueva York, y tras un Bush con la mano en el pecho hab¨ªa una gigantesca bandera. Se han hecho buenos negocios con la fabricaci¨®n de objetos con barras y estrellas en forma de respuesta al asesinato colectivo, y algunos neoyorquinos han llegado a decir que la independencia de Nueva York con respecto a EE UU, su identidad de crisol, de internacionalidad, de mundo comprimido, se ha perdido. Estos impulsos de furia y venganza -'contados por un idiota', dir¨ªa Shakespeare- han arrastrado a otras naciones. Naturalmente, a Espa?a, que es muy proclive; y en Madrid se ha puesto una gigantesca bandera en Col¨®n. Me asustan las banderas, porque siempre las he visto como guerra, nacionalismo, o patriotismo, y esta de Madrid la comprendo mal, porque parec¨ªa que ya est¨¢bamos en otra cosa m¨¢s all¨¢ de la bandera mon¨¢rquica -as¨ª se llamaba, como se llamaba Marcha real a la de granaderos, hoy himno nacional-. Pienso que la puso el alcalde por el desfile militar del D¨ªa de la Hispanidad, que tambi¨¦n se llam¨® D¨ªa de la Raza. Cuando un concepto est¨¢ sobrepasado, se le cambia el nombre y el efecto contin¨²a.
Puede que todo tenga que ver con la consigna de patriotismo constitucional del PP: otro modismo, otra manera de disfrazar el concepto gastado para ir por el camino antiguo. Lo primero que ha hecho, con la colaboraci¨®n de mentes entecas, es considerar la Constituci¨®n como intangible. La propensi¨®n a lo sagrado les hace ver en ella las tablas de la ley: pero la vida real les ha mostrado que con esa y otras leyes se puede ejercer un gobierno absoluto. S¨¦ que Aznar no cree que sea un gobernante absoluto, porque a quien lo es siempre le parece poco: pero ¨¦ste es el gobierno de uno solo, una monarqu¨ªa rara donde el que manda no es el rey. El patriotismo nuevo es 'sentirse orgulloso de ser espa?ol' (a m¨ª me fastidia). Puede que esta iniciativa atraiga a muchos, porque excluye a los nacionalismos (ah, tambi¨¦n me fastidian: todos): pero veamos que esa exclusi¨®n se hace en nombre de una restauraci¨®n: la del franquismo joseantoniano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.