Landays de las mujeres afganas
Landay es el nombre que reciben los poemas an¨®nimos de dos versos que giran en torno a dos temas: el amor y la lucha. A pesar de que el amor les est¨¢ prohibido y, sin duda, como ¨²nica forma de autoafirmaci¨®n y rechazo a la opresiva situaci¨®n en que viven, estas mujeres cantan el amor furtivo corriendo el riesgo de ser lapidadas, ya que el marido es con frecuencia un viejo o un ni?o al que llaman 'el peque?o horrible'. Estos poemas aparecer¨¢n en enero en el libro El suicidio y el canto, bajo el sello de Ediciones del Oriente y del Mediterr¨¢neo.
Vuelve acribillado por las balas de un tenebroso fusil, amor,
yo coser¨¦ tus heridas y te dar¨¦ mi boca.
?R¨¢pido, amor m¨ªo, quiero ofrecerte mi boca!
la muerte ronda por la aldea y podr¨ªa llev¨¢rseme.
Hermanas m¨ªas, anudaos los velos como cinturones,
tomad los fusiles y partid hacia el campo de batalla.
Si no traes una herida en el pecho,
ser¨¦ indiferente, aunque lleves la espalda agujereada como un colador.
T¨®mame primero entre tus brazos, estr¨¦chame,
solamente despu¨¦s podr¨¢s anudarte a mis muslos de terciopelo.
Ven y s¨¦ una flor en mi pecho
para que pueda refrescarte cada ma?ana con un estallido
de risa.
Abre una brecha en el muro y b¨¦same la boca,
el 'peque?o horrible' es alba?il y sabr¨¢ repararla.
A tu lado soy hermosa, boca tendida, brazos abiertos.
Y t¨², como un cobarde, te dejas mecer por el sue?o.
?Oh, amor m¨ªo! Si tiemblas tanto en mis brazos,
?qu¨¦ har¨¢s cuando el entrechocar de las espadas se convierta en mil rel¨¢mpagos?
Amor m¨ªo ven a saciar
al alaz¨¢n de mi coraz¨®n que ha roto todas sus bridas.
Tu amor es agua, es fuego.
Llamas me consumen, olas se me tragan.
Si mi amante muere, ?que sea yo su mortaja!
as¨ª nos desposaremos juntos con el polvo.
Me vuelvo m¨¢s y m¨¢s loca,
cuando paso junto a la tumba de un santo, le tiro piedras,
por todos mis deseos insatisfechos.
Ven que te acaricie, que te abrace,
soy la brisa nocturna que morir¨¢ antes del alba.
Rehago mi lunar y ennegrezco mis pesta?as,
si me ves ahora, perder¨¢ luces para siempre tu raz¨®n.
Versi¨®n de Clara Jan¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.