Colonias: semillero del odio
Los 10 muertos y 30 heridos en el atentado cometido por terroristas palestinos en Emanuel, cerca de Nabl¨²s, eran colonos de uno de los cientos de asentamientos que Israel ha construido en contra de las leyes internacionales en los territorios ocupados desde la guerrra de los Seis D¨ªas, en 1967. Estas colonias est¨¢n construidas sobre terrenos expropiados de forma forzosa a sus propietarios palestinos o por la v¨ªa de la ocupaci¨®n por la fuerza las armas. Est¨¢n habitadas en gran parte por miembros de los sectores m¨¢s radicales y violentos de la sociedad israel¨ª, muchos de ellos fan¨¢ticos religiosos que quieren poblar todos los territorios que consideran que son de Israel por interpretaci¨®n b¨ªblica.
Han llevado a la existencia de dos sistemas de carreteras, uno para uso exclusivo israel¨ª y otro, tercermundista, para los palestinos
Las colonias est¨¢n habitadas en gran parte por los sectores m¨¢s radicales y violentos de la sociedad israel¨ª, muchos de ellos fan¨¢ticos religiosos
Bajo el anterior primer ministro laborista, Ehud Barak, se erigieron m¨¢s asentamientos que en el mandato del derechista Benjamin Netanyahu
Los asentamientos han sido siempre uno de los obst¨¢culos mayores para una paz negociada, pero el Estado de Israel sigue construyendo m¨¢s sin cesar. Todos los Gobiernos israel¨ªes, laboristas, derechistas o de unidad han mantenido esta pol¨ªtica, y se da la circunstancia de que bajo el anterior primer ministro laborista, Ehud Barak, se erigieron muchos m¨¢s que durante el mandato del derechista Benjamin Netanyahu. Inspirados en el modelo de los kibutzim, las cooperativas sociales de los pioneros socialistas que comenzaron a crear peque?as islas jud¨ªas en el mar de poblaci¨®n ¨¢rabe que habitaba Palestina a principios de siglo, forman parte de una pol¨ªtica de hechos consumados por los que cada vez m¨¢s poblaci¨®n israel¨ª vive en territorios del futuro Estado palestino.
Fuertemente protegidos por el ej¨¦rcito, la polic¨ªa y las armas de que disponen todos los colonos civiles, los asentamientos gozan de unas infraestructuras de las que carecen los pueblos y las ciudades palestinas y que pagan los Presupuestos del Estado, as¨ª como organizaciones religiosas jud¨ªas de la di¨¢spora. En la actualidad hay varias decenas en construcci¨®n y los existentes tienden a ampliarse mediante la usurpaci¨®n de tierras palestinas. Tienen prioridad sobre los pueblos palestinos en el acceso al agua, siempre escasa. Son por ello un generador permanente de agravios, odio y tensi¨®n.
Pero, adem¨¢s, la voracidad territorial que desarrollan lleva continuamente a una mayor discontinuidad de los territorios palestinos y atentan por ello gravemente contra la viabilidad del futuro Estado palestino. Sin la paralizaci¨®n y despu¨¦s desmantelamiento de los asentamientos, los palestinos estar¨ªan condenados, tambi¨¦n en un futuro Estado, a la subsistencia en algo similar a los hometowns del apartheid surafricano, de dif¨ªcil cuando no imposible desarrollo econ¨®mico.
En la sociedad israel¨ª laica existe una fuerte resistencia a esta pol¨ªtica, que, en palabras del ex alcalde de Jerusal¨¦n, Teddy Kollek, 'genera odio'. Tambi¨¦n porque supone uno de los mayores impedimentos a la paz y por los enormes costes que genera a las arcas estatales.
Como se?ala Mireille Winter en su restaurante B'Sograin, en Israel 'hay madres solas con hijos, miles de rusos inmigrantes desempleados, hay miseria totalmente desatendida, y, en cambio, para diez familias que se instalan donde no se les ha perdido nada les hacen un ramal de autopista, un bypass', para que no tengan que pasar por una carretera ¨¢rabe. Los asentamientos han llevado a la existencia de dos sistemas de carreteras en los territorios ocupados, uno para uso exclusivo de la poblaci¨®n israel¨ª, y otro, tercermundista, para la poblaci¨®n palestina, que adem¨¢s el Ej¨¦rcito israel¨ª corta sistem¨¢ticamente.
Pero hace tiempo ya que los asentamientos no son s¨®lo iniciativas de grupos radicales religiosos o ideol¨®gicos. En muchos construidos en la ¨²ltima d¨¦cada viven tambi¨¦n familias que no pueden permitirse una vivienda en las cercan¨ªas de Tel Aviv o Jerusal¨¦n y que acuden diariamente a su trabajo en ¨¦stas u otras ciudades. Existen pocas dudas de que Sharon no quiere renunciar a esta anexi¨®n subrepticia de tierras ocupadas y que en su ofensiva actual para acabar con la Autoridad Palestina el mantenimiento y la extensi¨®n de los asentamientos son argumentos de mucho peso.
Destruir a Arafat
Muchos observadores subrayan la aparente contradicci¨®n entre la exigencia de Sharon a Arafat de que luche m¨¢s efectivamente contra el terrorismo, mientras destruye la infraestructura de las fuerzas de seguridad palestinas. Otros, sin embargo, ven que el objetivo de Sharon es, como escrib¨ªa ayer en el diario Ha'aretz Meron Benvenisti, 'deshacerse de Arafat y liquidar a la Autoridad Palestina con objeto de lograr la plena desintegraci¨®n para que el r¨¦gimen palestino quede a merced de g¨¢nsteres. As¨ª podr¨ªa decir que ¨¦l ya lo hab¨ªa advertido'. Los asentamientos podr¨ªan seguir creciendo, la poblaci¨®n palestina cada vez m¨¢s concentrada en menor espacio y sin econom¨ªa viable, tendr¨ªa que resignarse a la miseria o comenzar su propia di¨¢spora. Benvenisti contin¨²a: 'Los cobardes ministros laboristas, el silencio confuso de la oposici¨®n ideol¨®gica de izquierdas, la falta de liderazgo del propio Arafat y la acumulaci¨®n de odio y deseos de venganza pueden llevar al ¨¦xito de Sharon y nos sumir¨ªa en el desastre a todos'. Las cuentas podr¨ªan salirle, pero a costa de muchas vidas israel¨ªes.. Como indica el palestino Walid: 'Sharon exige a Arafat que acabe con el terrorismo con su pobre polic¨ªa y sus comisar¨ªas destruidas. Parece no acordarse de que durante d¨¦cadas aqu¨ª no hab¨ªa Autoridad Palestina, sino israel¨ª, polic¨ªa, servicios secretos y su gran ej¨¦rcito. Y tampoco ellos eran capaces de evitar los atentados. Ahora quieren volver a los territorios. Entonces lo recordar¨¢n porque la lucha se multiplicar¨¢, contra ellos y los colonos'.
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