Europa se busca

Europa inici¨® ayer en Laeken un nuevo intento de buscarse a s¨ª misma, de forjar su futuro, abriendo un camino que puede llevar a la UE a su mayor reforma y hasta a una Constituci¨®n. El Consejo Europeo lanz¨® una convenci¨®n para preparar la cuarta reforma de sus tratados en una d¨¦cada. Ha quedado as¨ª patente que el Tratado de Niza -que a¨²n ha de superar el problema de su rechazo por los irlandeses en refer¨¦ndum- no resulta suficiente para afrontar los nuevos retos globales ni la hist¨®rica unificaci¨®n del Viejo Continente que, de cumplirse las promesas reiteradas ayer, llevar¨¢ en 2004 a la UE de 15 a 25 miembros.

La UE se adentra en un proceso que no cabe sino llamar constituyente, aunque la ¨²ltima palabra la tendr¨¢n los Gobiernos en 2004. Por primera vez, los Quince, en la Declaraci¨®n de Laeken, hablan de abrir 'un camino hacia una Constituci¨®n para los ciudadanos europeos'. Un gran paso pese a las contradicciones entre los que quieren m¨¢s, los que desean menos y los que empujan por otra Europa.

Para desbrozar ese camino, los Quince han optado por una convenci¨®n, parecida a la que prepar¨® la Declaraci¨®n de Derechos Fundamentales, en la que participar¨¢n parlamentarios nacionales y europeos, representantes de los Gobiernos de los Estados miembros y candidatos y la Comisi¨®n Europea, en unos debates abiertos a la sociedad civil. La convenci¨®n estar¨¢ encabeza por el ex presidente franc¨¦s Val¨¨ry Giscard D'Estaing, un europe¨ªsta que desarroll¨® el concepto de la subsidiariedad, pero que, a sus 75 a?os, es un valor amortizado, lo que no resulta lo m¨¢s adecuado para interesar a la juventud en este proceso.

El cometido de la convenci¨®n detalla los objetivos que se fijaron en Niza: una mejor definici¨®n de las competencias y su reparto entre la UE y los Estados, y eventualmente, las regiones -sobre las que hay tres referencias, raz¨®n por la cual m¨¢s vale que Espa?a llegue a 2004 habiendo resuelto su problema interno de participaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas en la definici¨®n de la voluntad espa?ola en Bruselas-; la democratizaci¨®n de las instituciones y la participaci¨®n de los Parlamentos nacionales en el quehacer comunitario, y la simplificaci¨®n de los tratados.

La din¨¢mica del llamado big bang, el ingreso simult¨¢neo de diez nuevos miembros, por el que la UE se ha decidido, deber¨ªa llevar a una gran reforma. No es seguro, sin embargo, que los ciudadanos muestren entusiasmo o siquiera inter¨¦s ante una discusi¨®n enrevesada sobre las instituciones, cuando lo que quieren es, como reconoce la propia Declaraci¨®n, que la UE les resuelva problemas concretos de su vida cotidiana. Lo contrario de lo que han hecho los Quince con el bochornoso fracaso del cambalache sobre el reparto de una serie de sedes de agencias comunitarias. Tambi¨¦n es significativo que, de nuevo en Laeken, la UE se haya convertido en blanco de las protestas antiglobalizaci¨®n, aunque no hayan llegado a los niveles previos al 11 de septiembre.

Los atentados de Nueva York y Washington han actuado de revulsivo en la lucha a escala europea contra el crimen organizado, y en particular contra el terrorismo, y en este sentido cabe anotar como un avance la euroorden de detenci¨®n y entrega, formalmente adoptada ayer. Si el 11-S ha dado impulso al llamado tercer pilar (interior y justicia), en sentido contrario ha puesto de relieve el retraso militar y diplom¨¢tico de la UE y sus Estados miembros. La presidencia belga anunci¨® primero que la UE iba a participar como tal en la fuerza de estabilizaci¨®n internacional en Afganist¨¢n, pero luego tuvo que dar marcha atr¨¢s y reconocer que la contribuci¨®n es ¨²nicamente de los Estados miembros, y no necesariamente todos. De poco sirve declarar formalmente operativa la Fuerza Europea de Intervenci¨®n R¨¢pida, cuando realmente no funciona ni ha logrado aclarar sus relaciones con una OTAN, cuyos recursos necesita. Ni siquiera es seguro que vea la luz en 2003: Los presupuestos de los Estados miembros y de la UE no lo reflejan. El protagonismo de algunos Gobiernos europeos tras el 11-S ha obstaculizado la gestaci¨®n de una Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n. Blair paraliz¨® un aviso de los Quince a Bush para limitar la guerra a Afganist¨¢n. El mensaje m¨¢s claro ha sido para rescatar a Arafat como interlocutor en Oriente Pr¨®ximo. En defensa y pol¨ªtica exterior, poco m¨¢s puede, sabe y quiere hacer Europa.

Con todo, ayer en Laeken, y en numerosas sucursales bancarias de toda la eurozona, se empezaron a repartir las nuevas monedas que reemplazar¨¢n a las nacionales en 12 pa¨ªses a partir del 1? de enero. El euro puede suponer un empuje psicol¨®gico de primera magnitud para una Uni¨®n Europea, que, a pesar de todos los pesares, como hubiera dicho Galileo, eppur si muove. Aunque quiz¨¢s demasiado despacio para mantener bien el rumbo hacia un destino desconocido.