El desagravio
La muerte de la peseta parece haber provocado la resurrecci¨®n de su creador: el calafino Laureano Figuerola Ballester, que muri¨® un fr¨ªo 28 de febrero, en 1903, y tambi¨¦n un 28 de febrero, pero de 2002, morir¨¢ la peseta
Vivir para ver. Casi un siglo despu¨¦s de la muerte del calafino Laureano Figuerola Ballester -creador de la peseta y de otras reformas que pusieron la econom¨ªa espa?ola en el camino de la modernizaci¨®n y la apertura a Europa-, el jueves pasado se celebraba en el Fomento del Trabajo Nacional un acto de 'desagravio y reconocimiento' a su persona. He de confesar que ten¨ªa curiosidad por ver c¨®mo se desarrollaba este desagravio. El Fomento es el heredero de aquellos empresarios catalanes que le combatieron con gran inquina, tanto pol¨ªtica como personalmente. Su pol¨ªtica de comercio exterior tuvo la rara virtud de sacar juntos en manifestaci¨®n por Barcelona a patronos y obreros, algo nunca visto antes ni despu¨¦s. En el plano personal, el hostigamiento a que fue sometido lo estigmatiz¨® como mal catal¨¢n. Sus restos mortales permanecen a¨²n hoy en el m¨¢s absoluto anonimato en un pante¨®n del cementerio de Girona.
Figuerola muri¨® un fr¨ªo d¨ªa 28 de febrero, en 1903, y tambi¨¦n un 28 de febrero, pero de 2002, morir¨¢ la peseta. Noventa y nueve a?os. Un siglo. Pero la muerte de la peseta parece haber provocado la resurrecci¨®n de su creador. Tiempo habr¨¢, en la perspectiva del centenario de su muerte, para reinvindicar lo mucho que Catalu?a y Barcelona deben a su esfuerzo. Aunque sea un aspecto poco conocido, fue un gran pedagogo, inspector de Ense?anza primaria y fundador y primer director de la Escuela Normal de Barcelona. Fue tambi¨¦n concejal y autor de las primeras ordenanzas de salubridad y urbanismo de la ciudad. El parque de la Ciutadella fue una cesi¨®n de Figuerola siendo ministro de Hacienda.
Pero, de momento, el acto de Fomento era algo que su pa¨ªs le deb¨ªa. Todos los participantes, desde el profesor Josep Jan¨¦ al presidente de la C¨¢mara de Comercio, Antoni Negre, y al de Fomento, Joan Rosell, reivindicaron la 'catalanidad' de Figuerola. Justificaron, sin embargo, el calvario al que fue sometido en la, al parecer, inevitable incomprensi¨®n que deben sufrir las personas innovadoras que se adelantan a su tiempo y chocan contra los intereses creados y los temores al cambio. Cuando en 1854 los obreros, ante el temor de perder el empleo, se lanzaron a la pr¨¢ctica luddista de la quema de los telares autom¨¢ticos, Figuerola fue el ¨²nico que, con peligro de su vida, sali¨® en defensa de esa innovaci¨®n t¨¦cnica y de los industriales que la empleaban. Sin embargo, un poco m¨¢s tarde chocar¨ªa con ¨¦stos por la cuesti¨®n de la libertad de comercio.
Algunos han visto en esos enfrentamientos y en el hostigamiento al que fue sometido el motivo de su marcha a Madrid. Pero no fue ¨¦sa la raz¨®n. De f¨ªsico d¨¦bil pero de personalidad fuerte, no le intimidaban las dificultades. Su marcha respondi¨® al deseo de influir desde Madrid en la formaci¨®n de corrientes de opini¨®n y de pol¨ªticas favorables a la liberalizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica. Laureano Figuerola fue, a mi juicio, el hombre que con mayor coherencia y decisi¨®n dise?¨® e impuls¨® una pol¨ªtica que siendo de inter¨¦s para Catalu?a fuese v¨¢lida para toda Espa?a. Cuando en 1868 triunfa la Revoluci¨®n liberal y ¨¦l ocupa la cartera de Hacienda en el Gobierno presidido por el reusense Juan Prim, escribir¨¢ al patricio barcelon¨¦s Duran i Bas quej¨¢ndose de la reacci¨®n de los 'esp¨ªritus de Barcelona, cuyos hombres de valor siempre est¨¢n quej¨¢ndose del Gobierno central encerrados en el terreno de la cr¨ªtica (...). Es necesario salir de este estado de eunucos de la pol¨ªtica, viviendo siempre de deseos e impotentes para satisfacerlos, y tan censuradores como impotentes'.
Esas palabras reflejan el gran sentido de la oportunidad que tuvo para aprovechar el cambio pol¨ªtico con el fin de impulsar un modelo de descentralizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica que favoreci¨® enormemente los intereses industriales y comerciales catalanes. Un ejemplo poco conocido, que fue comentado en el acto de Fomento por Joaquim Tosas, fue la nueva gesti¨®n descentralizada de los puertos, con la creaci¨®n de la Junta de Obras del Puerto de Barcelona y la de Tarragona. Una visi¨®n descentralizada que en el caso de Catalu?a choc¨® en muchos casos con la visi¨®n territorial que defend¨ªan la Junta de Carreteras de Catalu?a y las diputaciones.
Como se?alaron todos los ponentes, Figuerola se adelant¨® un siglo a su tiempo. Un siglo es tambi¨¦n el tiempo que hemos tardado en desagraviarle y reconocerle lo mucho que hizo por Barcelona y por Catalu?a. Bendito el pa¨ªs que tiene la fortuna de disponer de dos o tres personajes de ¨¦stos cada siglo.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.