Los conservadores endurecen la represi¨®n de las reformas en Ir¨¢n
Campa?a contra las antenas parab¨®licas, los 'cibercaf¨¦s' y la prensa
La represi¨®n de los cl¨¦rigos conservadores contra el aperturismo del presidente iran¨ª, Mohamed Jatam¨ª, se ha acentuado en el final del Ramad¨¢n. Mientras Teher¨¢n viv¨ªa el s¨¢bado una gran operaci¨®n policial de incautaci¨®n de antenas parab¨®licas y hostigamiento de cibercaf¨¦s, Abdul¨¢ Ramazanzadeh, un miembro kurdo del Gabinete de Jatam¨ª, fue condenado por un tribunal isl¨¢mico a seis meses de c¨¢rcel por 'difundir mentiras'.
Tambi¨¦n fue cerrado el semanario reformista Asr-e-Ma (Nuestra Era), y su director, Mohamed Salamati, un aliado de Jatam¨ª, sentenciado a dos a?os de prisi¨®n por 'difundir rumores'. El reformismo iran¨ª vive sus horas m¨¢s bajas. Los analistas pol¨ªticos iran¨ªes y extranjeros se preguntan en Teher¨¢n si puede o no darse por muerto el proceso reformista abierto por Jatam¨ª, y corren incluso rumores sobre que ¨¦ste ha presentado la dimisi¨®n y no le ha sido aceptada por el ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei, heredero religioso de Jomeini y gu¨ªa supremo de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n.
Ir¨¢n ha evitado en el ¨²ltimo minuto una crisis institucional que hubiera supuesto la defunci¨®n oficial del proyecto reformista. El pasado jueves, tras largas negociaciones, el Majlis, o Parlamento, de mayor¨ªa reformista, y el poder judicial llegaron a un acuerdo para aplazar el encarcelamiento del diputado Mohamed Dadfar, condenado a siete meses de prisi¨®n por declaraciones 'contrarias al r¨¦gimen isl¨¢mico', algunas de ellas efectuadas en la C¨¢mara. De haberse materializado, el encarcelamiento hubiera supuesto, seg¨²n el diario Iran News, 'el final desastroso del Parlamento reformista'.
Como es frecuente en los conflictos entre facciones del r¨¦gimen iran¨ª, un compromiso sellado por Mehdi Karrubi, el presidente reformista del Majlis, y el ayatol¨¢ Mahmud Shahrudi, jefe del poder judicial, aplaz¨® la batalla final. El encarcelamiento de Dadfar violar¨ªa la inmunidad parlamentaria y ser¨ªa el primero de un diputado desde la instauraci¨®n, en 1979, de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. Pero este caso no es ¨²nico: otros 30 diputados reformistas han sido procesados por comentarios liberales.
El reformismo de Jatam¨ª, que pretende abrir pol¨ªtica, cultural y econ¨®micamente la vida iran¨ª en el marco del r¨¦gimen fundado por Jomeini, atraviesa aguas procelosas. Ni tan siquiera el m¨¢s del 70% del voto popular obtenido por el presidente el pasado agosto ha desanimado a los conservadores, que lidera el ayatol¨¢ Jamenei. Los cl¨¦rigos conservadores, que dominan la polic¨ªa, el Ej¨¦rcito, la judicatura y la televisi¨®n p¨²blica, y con el llamado Consejo de Guardianes tienen un poder de veto sobre el Ejecutivo y el legislativo, atan cada vez m¨¢s en corto al presidente y al Parlamento reformistas.
Los conservadores anularon recientemente las candidaturas reformistas para unas legislativas parciales y est¨¢n bloqueando todos los esfuerzos para liberalizar la econom¨ªa, garantizar la libertad de expresi¨®n o aprovechar el 11 de septiembre para acelerar el deshielo entre Teher¨¢n y Washington. Su celo es infatigable. Dos periodistas reformistas, Akbar Ganji y Emadedin Baghi, han tenido que regresar a la prisi¨®n de Evin tras cinco d¨ªas de libertad condicional, seg¨²n el diario Norouz, el m¨¢s abierto de los que sobreviven a la censura. Ganji est¨¢ condenado a siete a?os por 'amenazas a la seguridad nacional', y Baghi, a tres por 'propaganda contraria al r¨¦gimen'.
En los ¨²ltimos dos a?os, el conservador poder judicial ha cerrado unos 50 diarios y semanarios y enviado a prisi¨®n a m¨¢s de 15 periodistas que siguieron el llamamiento de Jatam¨ª a ampliar los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n. Aunque persisten signos de aperturismo, como la tolerancia en el color y las formas del velo femenino, cierta vista gorda para comportamientos no isl¨¢micos en el ¨¢mbito privado, la existencia de cibercaf¨¦s y mayores posibilidades de cr¨ªtica al sistema, cunde el desencanto. 'No es suficiente que nuestro r¨¦gimen sea mejor que el de los talibanes, Jatam¨ª tiene que cumplir sus promesas de cambio', dice Reza Zarean, un joven ingeniero que trabaja de vendedor en una tienda de productos electr¨®nicos. 'Cre¨ªamos que Jatam¨ª era nuestro Gorbachov, pero no se atreve a arriesgar su barba y su turbante', afirma sarc¨¢sticamente Sonia K., una pediatra de menos de treinta a?os.
Un signo de la impaciencia juvenil fueron las manifestaciones que siguieron, en octubre, a los partidos de clasificaci¨®n de la selecci¨®n iran¨ª para el Mundial de f¨²tbol. Las celebraciones de victorias o derrotas del equipo nacional se convirtieron en protestas contra el sistema. A partir de ah¨ª, los cl¨¦rigos conservadores volvieron a endurecer la persecuci¨®n de las parab¨®licas y los cibercaf¨¦s y su hostilidad hacia el f¨²tbol. Jatam¨ª puede o no tenerlo claro, pero Jamenei no le deja que sea Gorbachov.
La frustraci¨®n de los j¨®venes
La desilusi¨®n crece entre los j¨®venes de Teher¨¢n, casi dos tercios de la poblaci¨®n de esta ciudad de m¨¢s de 10 millones de habitantes. La pasada semana, cientos de universitarios de ambos sexos, sentados en grupos separados, como mandan las normas del r¨¦gimen, protagonizaron una asamblea en el gimnasio de la Universidad T¨¦cnica Amir Kabir, en la que corearon: '?Jatam¨ª, dimite! ?Muestra tu honestidad!'. Los j¨®venes, la punta del iceberg de una frustraci¨®n colectiva, llevaban fotos del l¨ªder estudiantil Al¨ª Ashari, que acaba de salir en libertad provisional tras pasar meses en prisi¨®n por 'blasfemia y amenaza a la seguridad del Estado'. La asamblea pidi¨® firmeza a Jatam¨ª, cuyo proyecto aperturista triunf¨® en las presidenciales de 1997 y 2001 y las legislativas de 2000 gracias al apoyo de j¨®venes y mujeres.
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