Sebastianismo
El rey don Sebasti¨¢n era un mozo aguerrido, guapo, amado: acudi¨® a la batalla de Alcazarquivir (la batalla de los tres reyes, 1578) y desapareci¨® frente a las huestes del moro Muza. Sus s¨²bditos portugueses esperaron siempre su reaparici¨®n, y a esa espera se llam¨® sebastianismo, que en Portugal define una manera de ser: se habla del sebastianismo en Pessoa, en Os lusiadas, del sebastianismo marxista... Quiz¨¢ la desaparici¨®n de Bin Laden est¨¦ creando un sebastianismo entre los isl¨¢micos: una idea de que va a regresar para liberar al pueblo oprimido. Pero en la mera actualidad la salida de Bin Laden quita m¨¢s tolerancia a lo que ha hecho Estados Unidos: destruir un pa¨ªs para encontrarle y castigarle. A menos que aparezcan voces y proyecciones en una caverna y una monta?a en otro pa¨ªs que permitan asegurar que Bin Laden est¨¢ all¨ª, en cuyo caso la guerra continuar¨ªa, como aparece profetizada en las palabras de Bush. Con buena vista se le podr¨ªa imaginar en Irak, y seguir all¨ª las operaciones. No se le puede situar en Rusia ni en China, donde hay millones de musulmanes, porque una guerra contra esos pa¨ªses no conviene. Pero si se tiene libertad suficiente para decir lo que convenga y medios para difundirlo, se puede colocar donde se quiera. Incluso muerto. Estados Unidos -seg¨²n las pel¨ªculas- es capaz de pagar operaciones est¨¦ticas y dar pasaportes con nombres inventados a quienes le conviene, sean esp¨ªas o testigos amenazados. Podr¨ªan no necesitar m¨¢s a Bin Laden, hombre de dos acciones favorables a la pol¨ªtica americana -la lucha contra los rusos, la venganza por el atentado de Nueva York- y despedirle as¨ª. O pueden necesitarle para otra operaci¨®n en alg¨²n momento. No ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil que la operaci¨®n Oswald, detenido por asesinar a Kennedy y asesinado ¨¦l mismo en la comisar¨ªa antes de que declarase. Si no sabemos a¨²n qui¨¦n mat¨® a Kennedy, aunque sepamos por qu¨¦ -para cambiar Estados Unidos hacia el sentido contrario al que llevaba-, no podemos esperar saber lo que ha pasado con las torres y con la guerra; y qu¨¦ relaciones tiene todo con Palestina, y con la r¨¢pida respuesta de los europeos, y con los 700 soldados de Aznar. Ojal¨¢ vuelvan todos. Aunque, con la melancol¨ªa y la esperanza del sebastianismo, esperamos que un d¨ªa haya un parlamento al que consultar las guerras y el env¨ªo de soldados fuera de Espa?a.
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