Bowyer planta cara al Leeds y se arriesga a un humillante traspaso

Lee Bowyer, centrocampista del Leeds, se enfrenta a un humillante traspaso por negarse a aceptar la sanci¨®n disciplinaria de su club a ra¨ªz de la brutal paliza a Sarfraz Najeib, un estudiante de origen asi¨¢tico. El jugador, de 24 a?os, fue absuelto por un tribunal de los delitos de agresi¨®n y alteraci¨®n del orden p¨²blico tras un proceso de 23 meses. Su compa?ero Jonathan Woodgate fue condenado a 100 horas de servicios comunitarios y su amigo Paul Clifford a seis a?os de c¨¢rcel.

El Leeds apoy¨® a los jugadores durante los tr¨¢mites legales, pero esta semana castig¨® a ambos por infringir el c¨®digo de conducta interno. Woodgate acept¨® la pena: ocho semanas de reducci¨®n de sueldo, unos 27 millones de pesetas, que deber¨¢ sumar a las costas legales, unos 270. La de Bowyer es menor, cuatro semanas, unos 23 millones. Sin embargo, el centrocampista, que debe afrontar tambi¨¦n una millonaria factura legal, acusa al club de 'trato injusto' y se niega a acatar su decisi¨®n. Su reacci¨®n, calificada de arrogante y equivocada por la prensa y los pol¨ªticos brit¨¢nicos, le ha puesto de inmediato en la lista de transferibles.

Tanto Bowyer como el Leeds tienen poco margen de maniobra. Internacional sub 21, r¨¢pido y goleador, se ha convertido en una de las estrellas ascendentes del club desde su fichaje, en 1996, por 2,6 millones de libras, la cifra mas alta pagada hasta entonces por un juvenil. Pero su historial fuera del campo, con antecedentes penales por agresi¨®n en 1996, unido a la campa?a de presi¨®n por limpiar la imagen del f¨²tbol ingl¨¦s, le puede cerrar los grandes clubes, como el Manchester, el Arsenal o el Liverpool. Un equipo de menor talla o el extranjero se presentan como las ¨²nicas alternativas a su negativa a aceptar el castigo por estar borracho en p¨²blico y mentir a su entrenador, David O'Leary.

La posici¨®n negociadora del Leeds tampoco es buena. Podr¨ªa aspirar a un traspaso de unos 15 millones de libras, pero sus rivales la negociar¨¢n a la baja. 'Queremos que siga jugando en el Leeds. Es un miembro muy valioso. Pero se equivoca al no aceptar la sanci¨®n. El club tiene derecho a pedir a sus jugadores que acepten ser modelos de conducta', concluy¨® su presidente, Peter Ridslade.