El cisne gitano
Hemos tenido que esperar en Madrid a que casi se acabe el a?o para ver el que sin duda es el mejor espect¨¢culo de danza espa?ola de 2001. A pesar de que el bailar¨ªn aparece solo en escena, respaldado por una veintena de excelentes m¨²sicos entre cantaores, percusionistas e instrumentistas, no se trata de un recital de c¨¢mara; el formato es mucho m¨¢s ambicioso: la escala se abre por mor de la dimensi¨®n misma del artista, y tan evidente es que el lugar natural de este espect¨¢culo ser¨ªa, por ejemplo, el Teatro Real. Imaginemos a J. C. en aquel ampl¨ªsimo entarimado para desgranar la delicadeza de su braceo retando la din¨¢mica convencional del contratiempo; la transparencia del taconeo con una musicalidad a toda prueba y las se?as particulares de una exultante geometr¨ªa hecha estilo, francamente desconocida en el baile flamenco hasta su llegada.
Compa?¨ªa Joaqu¨ªn Cort¨¦s
Live. Direcci¨®n, coreograf¨ªa y baile: Joaqu¨ªn Cort¨¦s; dise?o de vestuario: Giorgio Armani; luces: Juanjo Beloqui; m¨²sica: Juan Parrilla y otros. Teatro Nuevo Apolo, Madrid. 19 de diciembre.
Falsos puristas y nost¨¢lgicos del pintorequismo seudofolcl¨®rico le han negado antes el pan y la sal a Joaqu¨ªn Cort¨¦s. Bueno, pues todos han debido finalmente enmudecer ante este baile flamenco perfecto en la forma y en el fondo, innovador a la vez que severamente inmerso en la jondura, con esas citas elocuentes de formas arcaicas, rematando el dibujo y las frases de danza. El recital nos obsequia con un martinete evolucionado en sus desplazamientos, una sole¨¢ por buler¨ªas cargada de contraluces, la siguiriya s¨®lo posible por los grandes y unos festivos jaleos finales.
Joaqu¨ªn aparece a veces tierno, otras viril y sensual. Su entrega le convierte de una fiera oscura a un dios frigio. Y citemos sus virtuosos giros en cambr¨¦ o el control absoluto del salto.
Recomiendo a los coleccionistas guardar ya mismo unos botos del cordob¨¦s errante, tal como hoy se atesoran los de Escudero o Antonio, pues Joaqu¨ªn Cort¨¦s, por derecho propio y calidad, por su trabajo esc¨¦nico, es historia. Al final nos regala una pose que le convierte en un enorme cisne herido; con sus brazos aletea lentamente y se inclina reverente, conciliando academia y fusi¨®n en un solo sistema personal¨ªsimo. El p¨²blico se entreg¨® desde los primeros bailes y termin¨® en pie. El bailar¨ªn-bailaor hizo un breve y emocionado pase¨ªllo. El aura se palpaba y Joaqu¨ªn mantiene, hasta el final, despu¨¦s de casi dos hora de baile continuado, la misma potencia y la intensidad de los ritmos. El espect¨¢culo estar¨¢ en cartel hasta el 6 de enero.
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