El fracaso de una pareja
El presidente De la R¨²a apost¨® sin ¨¦xito por el superministro Cavallo para salir de la crisis
El declive de Domingo Cavallo se aceler¨® de manera irreversible a partir del 1 de diciembre, cuando decret¨® las medidas bancarias que congelan parcialmente los dep¨®sitos bancarios y restringen a 250 d¨®lares semanales (unas 46.000 pesetas) la cantidad de dinero en efectivo que puede retirarse de las entidades de cr¨¦dito. La bancarizaci¨®n por decreto, que obligaba a recurrir a las tarjetas de cr¨¦dito para evitar las fugas de dinero en efectivo, golpe¨® directamente a quienes viven en la econom¨ªa sumergida. La clase media severamente empobrecida result¨® sobre todo afectada y al fin rompi¨® su tradicional silencio y sali¨® de forma masiva a la calle el mi¨¦rcoles por la noche. Cuando vio con sus propios ojos que miles de argentinos exig¨ªan su dimisi¨®n frente a las puertas de su casa, Cavallo dimiti¨® 'por dignidad', seg¨²n palabras de un amigo del ex ministro.
La limitaci¨®n para sacar dinero en efectivo de los bancos hizo irreversible el final de Cavallo
El 20 de marzo pasado, Cavallo hab¨ªa aceptado la oferta del presidente Fernando de la R¨²a de encabezar el Ministerio de Econom¨ªa, donde reemplaz¨® a Ricardo L¨®pez Murphy, que apenas dur¨® dos semanas en el cargo. Fiel a su car¨¢cter impulsivo, lleg¨® Cavallo al Ejecutivo como un hurac¨¢n. Y tambi¨¦n como un aspirante a mago. Su mejor aval, que se convirti¨® en su losa m¨¢s pesada, era la ley de convertibilidad que fija la paridad del peso con el d¨®lar. En sus inicios, a principio de los noventa, la convertibibilidad fren¨® la hiperinflaci¨®n del final de Ra¨²l Alfons¨ªn.
El presidente estaba dispuesto a concederle todas las prerrogativas que reclamaba para revertir una recesi¨®n, que duraba ya tres a?os, y conducir al pa¨ªs hacia 'un crecimiento vigoroso', seg¨²n su expresi¨®n preferida. Los argentinos necesitaban aferrarse a la esperanza. Cavallo convenci¨® en sus primeros compases no s¨®lo al presidente, sino a los pol¨ªticos del Gobierno y de la oposici¨®n. Pidi¨® y obtuvo del Congreso poderes especiales para aprobar sin problemas los sucesivos decretos de pol¨ªtica econ¨®mica, que deb¨ªan dar un giro al rumbo del pa¨ªs y que, uno tras otro, no lograron alejar el fantasma de la suspensi¨®n de pagos.
La convertibilidad ampliada, que vinculaba el peso al d¨®lar y al euro; los planes de competitividad, que reduc¨ªan impuestos a 30.000 empresas, y la introducci¨®n de nuevos impuestos no sirvieron para mejorar la recaudaci¨®n. Un primer canje de deuda a altos tipos de inter¨¦s evit¨® a mediados de a?o la suspensi¨®n de pagos, hasta que naci¨® la m¨¢s importante de todas las medidas de la etapa Cavallo: el d¨¦ficit cero, como requisito indispensable para poner en orden las cuentas del Estado. Esto implic¨® una sustancial rebaja de los salarios de funcionarios y jubilados.
En noviembre se puso en marcha una nueva reestructuraci¨®n de la deuda externa de 132.000 millones de d¨®lares (casi 25 billones de pesetas). Cuando s¨®lo se hab¨ªa culminado el canje de la deuda con los acreedores locales, el ministro de Econom¨ªa lanz¨® el decreto de bancarizaci¨®n. Fue su sentencia de muerte pol¨ªtica.
Como presidente, Fernando de la R¨²a ha demostrado tener una gran capacidad de devorar a sus colaboradores. Su compa?ero de f¨®rmula electoral y vicepresidente dur¨® 10 meses en el Gobierno de la Alianza que asumi¨® el 10 de diciembre de 1999. Carlos Chacho ?lvarez dimiti¨® al no conseguir una respuesta del Gobierno ante el esc¨¢ndalo de sobornos en el Senado para aprobar la ley de reforma laboral. El 75% de los argentinos ten¨ªa una imagen positiva del presidente cuando lleg¨® al poder. Seg¨²n la encuesta del 9 de diciembre, el apoyo no llegaba al 13%.
En dos a?os, De la R¨²a ha echado por la borda las expectativas que millones de argentinos depositaron en el Gobierno de la Alianza, que parec¨ªa poner fin al tradicional reparto del poder entre peronistas y radicales. Fue un espejismo. Sin duda, el todav¨ªa presidente argentino hered¨® una carga muy pesada que le leg¨® el Gobierno de Carlos Menem: una elevada deuda p¨²blica, un alto d¨¦ficit fiscal y unas instituciones muy desprestigiadas, como era el caso del Senado, donde el clientelismo y la corrupci¨®n han sido la pr¨¢ctica dominante.
Los ministros de Econom¨ªa, Jos¨¦ Luis Machinea y Ricardo L¨®pez Murphy, el presidente del Banco Central, Pedro Pou, y la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, fueron fagocitados por los acontecimientos. De la R¨²a permanec¨ªa inmutable y nunca mostr¨® un gesto para salvarlos.
Con Domingo Felipe Cavallo el presidente mostr¨® una actitud distinta. Parad¨®jicamente, sin pertenecer a su partido, defendi¨® a su ministro de Econom¨ªa contra viento y marea y le arrop¨® hasta el ¨²ltimo minuto, porque, ante las numerosas embestidas desde distintos sectores contra la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, Cavallo acab¨® por convertirse en una especie de colch¨®n de seguridad que salvaguardaba al presidente. Contra ¨¦l se estrellaban muchos dardos que, en realidad, iban dirigidos hacia la Casa Rosada. Sin su baluarte y con un peronismo envalentonado, los d¨ªas del presidente est¨¢n contados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.