Dar margaritas a los cerdos
El d¨ªa 17 de octubre de 1986, Barcelona fue designada sede ol¨ªmpica y casi inmediatamente empezaron las transformaciones vertiginosas de la ciudad. Ese mismo a?o, apenas dos meses m¨¢s tarde, el barrio de Torre Bar¨® obten¨ªa la construcci¨®n de un primer tramo de escaleras (ojo, normales, no mec¨¢nicas) para mejorar el acceso a una de sus calles. Esa diferencia ha marcado tradicionalmente las relaciones entre Torre Bar¨® y la ciudad: la lejan¨ªa, la dejadez y el atraso. Un ejemplo son los problemas que la asociaci¨®n de vecinos ha planteado ¨²ltimamente al municipio. Hace poco, dicha asociaci¨®n suspendi¨® un acto de protesta en la plaza de Sant Jaume despu¨¦s de que el Ayuntamiento cumpliera finalmente con su promesa de llevar a cabo unas importantes obras de limpieza en el barrio. El presidente de la asociaci¨®n de vecinos, Antonio Torrico, lamentaba que las relaciones del barrio con el gobierno municipal s¨®lo funcionaran a base de amenazas.
Torre Bar¨® fue un barrio pensado para higienizar Barcelona, pero ha tenido varios problemas de higiene. Hoy lo visitan los jabal¨ªes...
Esto es as¨ª desde siempre y ya est¨¢n acostumbrados, nunca les han regalado nada. En ese barrio todo est¨¢ a medio hacer desde hace ya casi 100 a?os. Un buen s¨ªmbolo es la denominada Torre del Bar¨®, ruina caracter¨ªstica de la entrada de Barcelona que da nombre al barrio, tan definitoria como pod¨ªa serlo uno de los famosos toros de Osborne en los m¨¢rgenes de la N-II. Se entra a Barcelona por la Meridiana y a mano derecha, a poco que el acompa?ante del conductor alce la vista hacia la monta?a, ver¨¢ una especie de torre¨®n. Actualmente, cuidado y mimado como s¨ªmbolo del barrio, ejemplo de lo que pudo ser y no fue.
Curiosamente, la llamada Torre del Bar¨® es falsa. La verdadera se encontraba abajo, en el llano, donde hoy est¨¢ la Meridiana. Era la casa solariega del bar¨®n de Pin¨®s, antiqu¨ªsima, una propiedad rural que tradicionalmente serv¨ªa de referencia para marcar la frontera entre el Barcelon¨¨s y el Vall¨¨s. La torre del bar¨®n aguant¨® de pie hasta diciembre de 1966, cuando, a pesar de estar catalogada, fue derruida para permitir el paso de la autopista. Lo que hoy llamamos Torre del Bar¨® es el s¨ªmbolo de una gran idea fallida y nos sirve para fijar simb¨®licamente la mala suerte hist¨®rica del barrio. Son cuatro paredes vac¨ªas abiertas a los cuatro vientos en lo alto de la monta?a, los muros maestros de una de las casas que deb¨ªan convertir aquella zona en una m¨¢s de las ciudades-jard¨ªn so?adas para higienizar Barcelona a principios del siglo XX. Entonces, las teor¨ªas higienistas estaban de moda. Se higienizaba la ciudad abriendo nuevas v¨ªas en los insalubres barrios antiguos (Via Laietana), se higienizaban las construcciones con pisos nuevos llenos de sol y aire (Eixample) y se higienizaban las personas (primeras campa?as p¨²blicas de vacunaci¨®n, por ejemplo). Tambi¨¦n se higienizaba planeando ciudades-jard¨ªn, la parte m¨¢s sofisticada.
Curiosamente, todos los intentos de esta ¨ªndole fracasaron. El fracaso m¨¢s conocido es el del Carmel, cuyos restos son un poco m¨¢s espectaculares que los del barrio que nos ocupa: el parque G¨¹ell. El resto de historia de Torre Bar¨® es conocido: se intent¨® urbanizar de nuevo durante la Rep¨²blica, pero volvi¨® a fracasar debido a la lejan¨ªa y la incomunicaci¨®n. Luego, la degeneraci¨®n de los a?os del franquismo, que dio lugar a una urbanizaci¨®n ca¨®tica y barraquista. Y el progresivo resurgir de la conciencia c¨ªvica a partir de la d¨¦cada de 1960, con algunos hitos importantes como la sustituci¨®n de los tranv¨ªas-escuela de 1967 por un colegio de verdad, llamado Font dels Eucaliptus, en 1970.
Los viejos del lugar a¨²n recuerdan la celebraci¨®n del primero de mayo de 1967, que se sald¨® con 52 detenidos. He aqu¨ª una m¨¢s de las grandes contradicciones de la historia de Barcelona: lo que ten¨ªa que nacer como signo de higiene, limpieza de aires y progreso, degenerado en lugar lleno de basura, mierda y desechos. Y luego est¨¢ la dignidad de los vecinos, claro. Precisamente, la base de su protesta consist¨ªa en trasladar a la plaza de Sant Jaume un cami¨®n lleno de basura procedente de los barrancos del barrio. No hab¨ªa manera de que el Ayuntamiento cumpliera con un acuerdo del mes de abril del a?o pasado. La amenaza hizo efecto y una brigada de limpieza despej¨® un poco el horizonte de basura. Hasta la pr¨®xima.
Los vecinos de Torre Bar¨® est¨¢n mosqueados. Y con raz¨®n. Te das una vuelta por el barrio y a la que preguntas te salen con los cerdos. Los famosos jabal¨ªes de Collserola que, como todo el mundo sabe, se bajan a pasear de vez en cuando por Nou Barris. Empiezan a ser tan famosos que salen m¨¢s en los papeles que los propios vecinos, y no es por nada, pero les encanta hurgar entre las basuras. De hecho, los jabal¨ªes de Collserola tienen a m¨¢s gente pendiente de ellos que los propios vecinos de Torre Bar¨®. Y claro, se mosquean porque los d¨¦ficit ciudadanos que arrastran son antiguos y les parece que, como se descuiden, van a tratar mejor a los jabal¨ªes que a ellos. Por lo pronto, pueden hacer como en Ast¨¦rix: esperar a que los animales bajen a comer su basura y cazar unos cuantos. Luego organizan una cena vecinal a la luz de las antorchas. Eso s¨ª, el bardo colgado de un poste de la luz para que cante las excelencias del barrio, que lo pague el Ayuntamiento.
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