De h¨¦roes a simples personas
Hermann Maier, Silvano Beltrametti y Alessandro Zanardi intentan reconstruir sus vidas tras haber visto cerca la muerte
Motivaci¨®n, confianza, claridad de objetivos, autoestima, din¨¢mica de ¨¦xito, superaci¨®n de las crisis de ansiedad, del estr¨¦s, de la responsabilidad... Todos los deportistas de ¨¦lite conocen la rutina mental, el factor menos tangible, m¨¢s voluble, del rendimiento. Hermann Maier, el esquiador imbatible, el m¨¢s fuerte de los reyes de la pista, el hombre que descend¨ªa m¨¢s r¨¢pido que nadie, dominaba a la perfecci¨®n tambi¨¦n esos resortes. Ahora, mientras se recupera de un pavoroso accidente de moto que dej¨® hecha trizas su pierna derecha, tendr¨¢ que aprender a controlar otros, tendr¨¢ que reeducarse, manejar nuevos conceptos, tales como el regreso, entrenar nuevas aptitudes, otra fuerza mental. Ser¨¢ duro para Maier, un campe¨®n que busca regresar, pero no imposible. Ejemplos y modelos, incluso m¨¢s extremos, tiene a su alrededor. Armstrong, Olaz¨¢bal, otro ciclista, Johan Museeuw...
Otra tarea es la que se les presenta por delante a otros deportistas m¨¢s desgraciados. A Alessandro Zanardi, por ejemplo, un piloto bolo?¨¦s que perdi¨® las dos piernas en un choque a mediados de septiembre; o a Silvano Beltrametti, el esquiador suizo, la gran esperanza de la velocidad, el antiMaier, que se qued¨® parapl¨¦jico tras una ca¨ªda en el descenso de Val d'Is¨¨re hace dos semanas. Su empe?o, ahora, no ser¨¢ el de volver a ser campeones, grandes deportistas: les bastar¨¢ con volver a vivir con una cierta normalidad.
Sus tragedias, la de Maier, la de Zanardi, la de Beltrametti, la de Javier Otxoa..., son las historias del a?o, las que han transformado a los h¨¦roes del deporte en personajes que buscan volver a ser alguien.
Maier vuelve a esquiar
Hermann Maier, de todas maneras, ya ha recorrido la parte m¨¢s dif¨ªcil de su camino. El esquiador austriaco, triple ganador de la Copa del Mundo, doble medallista de oro en Nakano, 41 triunfos en pruebas de la Copa del Mundo, volvi¨® el viernes pasado a ponerse en los pies unos esqu¨ªs de descenso. Baj¨® la pista de Flachau, los tres kil¨®metros del descenso largo de Griessenkareck, donde su padre tiene una escuela de esqu¨ª. La baj¨® despacio, pasito a pasito, pero la baj¨®. Fue una haza?a. Una gesta impensable s¨®lo 118 d¨ªas antes. 'Hoy es el d¨ªa de mi victoria m¨¢s importante', dijo Maier. Fue una victoria contra el miedo. 'He derrotado al miedo. He sido capaz de superar el miedo'.
El miedo le entr¨® en el cuerpo, a ¨¦l, al hombre que rebaj¨® los l¨ªmites de lo cre¨ªble en los descensos, la especialidad de los hombres sin miedo, le entr¨® en el cuerpo el 24 de agosto. El d¨ªa en que un despistado jubilado alem¨¢n le atropell¨® con su coche cuando viajaba tranquilamente en una motocicleta y le lanz¨® contra una tapia. Le destroz¨® la pierna derecha. Se la dej¨® en tal estado que los m¨¦dicos del hospital de Salzburgo creyeron que no podr¨ªan salv¨¢rsela. Sin embargo, la reconstruyeron con precisi¨®n y delicadeza. M¨²sculos, huesos, tendones, ligamentos... Una tarea ¨²nica. La salvaron y fue un milagro. Tambi¨¦n pensaron que nunca volver¨ªa a esquiar.
Maier siempre pens¨® de otra manera. Iluminado, animado por el libro en el que Armstrong narraba su regreso a la vida desde el c¨¢ncer, Maier, su naturaleza extraordinaria, su tenacidad y su fuerza de voluntad tambi¨¦n, protagoniz¨® el segundo milagro. Volvi¨® a andar, aunque a¨²n cojea ligeramente. Volvi¨® a esquiar.
En febrero son los Juegos de Salt Lake City, quiz¨¢s la ¨²ltima oportunidad ol¨ªmpica para Maier, que tiene 29 a?os y que no se cree capaz de estar all¨ª. 'Necesitar¨ªa un milagro de Navidad para poder estar a punto para los Juegos', dice. 'Y s¨®lo ir¨ªa si pensara que soy capaz de ganar, no para figurar'. Calcula que para estar en disposici¨®n de ser el Maier, Herminator, necesita un a?o m¨¢s. A¨²n sufre dolores, a¨²n un nervio de la pierna no le deja en paz. 'Necesitar¨¦ trabajar siete horas al d¨ªa'.
Las esperanzas de Maier, los milagros del austriaco, son algo que no le ata?en a Beltrametti, el suizo de 22 a?os que so?aba con ser su rival en la pista.
Pocas semanas despu¨¦s de la muerte accidental, en un entrenamiento, de la esquiadora francesa R¨¨gine Cavagnoud en el glaciar austriaco de Pitztal, Beltrametti sufri¨® una tremenda ca¨ªda en el descenso de Val d'Is¨¨re. El suizo, en su ca¨ªda, desgarr¨® con los esqu¨ªs, convertidos en afilados cuchillos, las vallas de protecci¨®n hechas en kevlar, un material que soporta impactos superiores a 800 kilos, sigui¨® lanzado y no par¨® hasta chocar con un ¨¢rbol. Se rompi¨® la columna vertebral. Qued¨® parapl¨¦jico de las extremidades inferiores.
Es el nuevo esqu¨ª, el de los esqu¨ªs cada vez m¨¢s estrechos, m¨¢s dif¨ªciles de manejar, el de un a?o ol¨ªmpico en el que los especialistas en descenso se convierten en deportistas que multiplican el contacto con el riesgo m¨¢ximo, el esqu¨ª de las pistas duras, casi hielo, m¨¢s veloces, m¨¢s espectaculares, imposibles de controlar. Dos semanas despu¨¦s del accidente, Beltrametti sigue hospitalizado. Est¨¢ en la primera fase, en la de tomar conciencia de lo que le ha pasado, de lo que ser¨¢ su vida.
Zanardi se pone de pie
Alesandro Zanardi lo sabe. Han pasado tres meses desde que perdi¨® las dos piernas, la izquierda amputada muy por encima de la rodilla, la derecha un poco por debajo. Zanardi, un piloto de 35 a?os, un jornalero de la f¨®rmula 1 que buscaba seguir en los circuitos, ahora en la F. Cart, la especialidad norteamericana, sal¨ªa de los boxes del circuito de Lausitzring, cerca de Berl¨ªn, cuando otro b¨®lido, el del canadiense Alex Tagliani, que marchaba a 320 kil¨®metros por hora, le arroll¨®. Era la primera carrera de F. Cart en Europa, era el 15 de septiembre y los coches llevaban crespones negros en homenaje a las v¨ªctimas del 11-S, era el mismo circuito en que hab¨ªa muerto en marzo Alboreto. Fue la ¨²ltima carrera de Zanardi.
Los m¨¦dicos alemanes lograron salvarle la vida. Semanas en el hospital de Berl¨ªn. Siempre su mujer al lado. Asumiendo su nueva vida. '?Las carreras? Las carreras han sido siempre muy importantes, pero mi vida, mi familia, es ahora lo prioritario', dec¨ªa tan pronto como dos semanas despu¨¦s del accidente. 'Ahora tengo delante de m¨ª metas menos espectaculares, pero mucho m¨¢s importantes: mis sue?os son volver a ponerme de pie, volver a caminar, subir en brazos a mi hijo Niccol¨°. A fin de cuentas, he burlado a la muerte'.
Regreso a Italia. Rehabilitaci¨®n. Construcci¨®n de unas pr¨®tesis especiales. El 15 de dieciembre alcanz¨® su sue?o, se puso de pie en p¨²blico. Se abraz¨® con Michael Schumacher. 'Estaba tan emocionado que me temblaban las piernas', dijo. Sin iron¨ªa.
La inevitable lesi¨®n de Ronaldo
Ronaldo, el jugador s¨ªmbolo del f¨²tbol supeditado a las necesidades y exigencias comerciales del cambio de siglo, nunca sufri¨® un accidente grave, pero tambi¨¦n, como Otxoa, Armstrong, Olaz¨¢bal, Maier y otros tantos, se despert¨® un d¨ªa en la cama y pens¨® que nunca volver¨ªa a ser futbolista. Lo suyo, lo del futbolista precoz y exagerado, portento f¨ªsico y futbol¨ªstico, fue una enfermedad profesional, una tendinitis inevitable que a punto estuvo de dejarle cojo.
Todo empez¨® en Holanda. Ronaldo, un brasile?o de gran potencial, cay¨® por all¨ª a los 17 a?os. En pocos meses sufri¨® una transformaci¨®n espectacular. Su musculatura, sus cu¨¢driceps sobre todo, adquirieron proporciones de sprinter, de velocita de los estadios. Anabolizantes, gimnasio, pesas, todos los medios posibles se utilizaron para el fortalecimiento. Crearon un genio con un punto d¨¦bil: tanto poder ten¨ªan los muslos que los tendones de las rodillas no eran capaces de soportarlo.
Tendinitis cr¨®nica. Infiltraciones cr¨®nicas. Antiinflamatorios, Voltar¨¦n. Toda la parafernalia del jugador lesionado de por vida.
Cualquier otro jugador podr¨ªa haber parado. Reposo, tranquilidad, recuperaci¨®n. Un lujo no permitido para Ronaldo, el jugador m¨¢s caro del mundo, el mejor pagado, el m¨¢s esclavizado. Obligaciones, obligaciones, obligaciones. Todo un mundo girando a su alrededor. Nike, el Bar?a, el Inter, la selecci¨®n brasile?a. Un universo que vol¨® en pedazos el 13 de julio de 1998. V¨ªctima de un misterioso ataque nervioso, Ronaldo no pudo jugar la final del Mundial que Brasil perdi¨® con Francia.
Despu¨¦s lleg¨® la rotura definitiva del tend¨®n, las operaciones, las reapariciones fallidas, la larga rehabilitaci¨®n. Un proceso acelerado que, de todas maneras, nunca devolver¨¢ a la vida al gran Ronaldo.
Esta temporada, este oto?o, Ronaldo ha vuelto a jugar regularmente. Hace unos d¨ªas marc¨® dos goles en un mismo partido, una gesta que ya hab¨ªa olvidado. Ayer tuvo que retirarse mediado el segundo tiempo con una contractura muscular, una secuela recurrente que nunca le abandonar¨¢.
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