Apoteosis del exceso

Una cierta sensaci¨®n de estar abrumado puede invadir al visitante de la muestra sobre los ¨²ltimos 15 a?os de trabajo del pintor y escultor gallego Ant¨®n Lamazares, un artista cuya personalidad provocadora y dada al exceso se refleja en el gran formato de las obras ahora exhibidas y en la complejidad de las mismas. La amplitud del escenario elegido para esta muestra permite ver por primera vez reunidas una serie de obras realizadas en distintas ciudades -Nueva York, Par¨ªs, Salamanca- y observar la evoluci¨®n en la obra de Lamazares, que pese a su vida itinerante nunca deja a un lado la Galicia rural en la que creci¨®. Personajes y ambientes del campo gallego son el principal referente en sus obras, que pese a su aparente localismo acaban revel¨¢ndose como un ejemplo de arte total y universal.

Surrealismo, expresionismo, minimalismo, informalismo, arte bruto..., todas estas corrientes art¨ªsticas son citadas como influencias en las obras de Lamazares y est¨¢ claro que hay algo de todas ellas, pero al mismo tiempo ninguna es suficiente para explicar las claves de un arte que tiene como caracter¨ªstica m¨¢s se?alada la de desbordar los sentidos, a trav¨¦s de una poes¨ªa e iron¨ªa brutales que consiguen llegar hasta lo m¨¢s ¨ªntimo. Muchas de las obras exhibidas fueron retocadas y alteradas en distintos momentos, de forma que la obra de arte pierde su car¨¢cter sagrado y se convierte en un ser vivo que cambia con los a?os y se transforma en algo distinto a lo que fue en su concepci¨®n inicial.

Es dif¨ªcil decir si las obras

que se exhiben en la muestra son pinturas o esculturas. Lamazares juguetea con ambos conceptos y vuelve a mostrar su iron¨ªa y a re¨ªrse de todos al convertir la parte de atr¨¢s de algunos de sus cuadros/esculturas en espacios para su arte. 'Igual que las mujeres tienen hermosos pechos tambi¨¦n se puede contemplar, con placer, sus culos', es el irrefutable argumento que utiliza para explicar su inclinaci¨®n hacia estas piezas bifrontes. Su af¨¢n por convertir en arte todo lo que toca se lleva aqu¨ª al extremo. El t¨ªtulo de la exposici¨®n, Un saco de pan duro, revela que hasta el material menos noble es apto para transformarse en objeto art¨ªstico, desde una tachuela hasta un cordel o un oso de peluche.

Los personajes que pueblan las obras de Lamazares merecen un cap¨ªtulo aparte. El artista se inspira una vez m¨¢s en modelos rurales para construir un particular universo poblado por seres fantasmag¨®ricos que aparecen fugazmente en sus obras o que llegan a convertirse en protagonistas de una serie, como Pol y sus andanzas en una aldea imaginaria llamada Adel¨¢n. Son personajes que podr¨ªan ser miembros de la Santa Compa?a y de los que ni siquiera se sabe si est¨¢n vivos o muertos, igual que los paisajes en los que se mueven. Son escenas que parecen salidas de una pesadilla.

El uso del color es otro de los aspectos destacados en su obra. La variedad de la gama de marrones en sus puertas barnizadas o la forma magistral en la que usa las tonalidades oscuras para dar una apariencia de irrealidad a los paisajes son dos buenos ejemplos de su maestr¨ªa. Los rudos soportes que suponen la madera y el cart¨®n no son ¨®bice para que el artista pueda realizar ejercicios crom¨¢ticos de notable val¨ªa en sus obras.