Llegan los euros: ?qu¨¦ entienden los ni?os?
Los de Inglaterra y todos esos pa¨ªses dijeron: 'Vamos a inventar una moneda que no sea moneda, que la moneda ya es muy vieja y la vamos a quitar'. Pero los euros de Espa?a no van a valer en otro sitio porque tienen otra cara (Antonio).
La peseta ya est¨¢ pasada de moda. Por eso, ahora vamos a utilizar el euro. El euro es una nueva moneda, el nombre viene de Europa. Europa es un continente que separa Francia de Espa?a. Al Gobierno (J. M. Aznar) se le ocurri¨® el euro y se puso de acuerdo con el alcalde y el Rey. (?Y d¨®nde van a valer los euros?). Solamente en Espa?a (?scar).
Estos dos ni?os de 9 a?os no parece que tengan las cosas muy claras, pero no son los ¨²nicos. Lo que casi todos han aprendido es que 6 euros son 1.000 pesetas, y que vamos a usar el euro desde enero del 2002. M¨¢s all¨¢ de eso las cosas se confunden.
?Qu¨¦ comprenden del cambio que se avecina? ?Con qu¨¦ dificultades se encuentran? Hace muchos a?os comenzamos a estudiar las ideas de los ni?os sobre fen¨®menos econ¨®micos. Descubrimos ideas interesantes, extra?as a los ojos de los adultos, pero constantes en sujetos que proceden de diversos sitios, y que nos ayudan a entender c¨®mo elaboran sus conocimientos sobre la realidad social. Encontramos, por ejemplo, que los m¨¢s peque?os creen que se obtiene dinero a trav¨¦s de la vuelta, que para tener un trabajo hay que pagar por ¨¦l, que fabricar un billete de mil pesetas cuesta ni m¨¢s ni menos que mil pesetas. Incluso, los ni?os hasta los 10 u 11 a?os comparten la idea de que el vendedor de una tienda vende las cosas al mismo precio que le han costado a ¨¦l, o por menos dinero, y, sin embargo, se gana la vida de esta forma.
No pod¨ªamos dejar de aprovechar la ocasi¨®n que nos brindaba la introducci¨®n del euro para estudiar algunos problemas que nunca volver¨¢n a producirse, y desde principios de a?o comenzamos a entrevistar a ni?as y ni?os de entre 8 y 14 a?os, pregunt¨¢ndoles cosas como: ?Por qu¨¦ ha empezado a existir el euro? ?Qui¨¦n lo ha inventado? ?Cualquier pa¨ªs puede participar del euro? ?Las cosas valdr¨¢n igual o cambiar¨¢n de precio? ?Qu¨¦ va a pasar con la peseta? No nos interesa tanto conocer la informaci¨®n que han podido almacenar, como su comprensi¨®n del proceso de introducci¨®n de una nueva moneda.
La actitud hacia el euro es m¨¢s bien negativa, pues se sienten familiarizados con la peseta y ahora va a ser un l¨ªo. Pero piensan que se habituar¨¢n r¨¢pidamente a la nueva situaci¨®n, y sin duda tienen raz¨®n, pues podemos pronosticar que dentro de un a?o apenas les quedar¨¢ un borroso recuerdo de que exist¨ªa la peseta y habr¨¢n olvidado los precios en esa moneda. La capacidad de adaptaci¨®n de los ni?os/as es gigantesca y ser¨¢n usuarios competentes de los euros en muy poco tiempo.
Hasta los 10 u 11 a?os tienen una idea muy confusa de lo que es Europa, y no suelen tener ninguna noci¨®n de lo que es la Uni¨®n Europea. Por tanto, entre los pa¨ªses que m¨¢s frecuentemente se citan como usuarios del euro est¨¢ Rusia, o Yugoslavia, aunque muchos piensan que s¨®lo se usar¨¢ en Espa?a. Incluso los mayores suelen ser incapaces de citar m¨¢s de 4 o 5 pa¨ªses en que se vaya a usar el euro, frecuentemente con errores.
La creaci¨®n del euro es uno de los asuntos m¨¢s oscuros. Los m¨¢s peque?os piensan que lo invent¨® alguien que sabe mucho de metales, o un cient¨ªfico. Los que son algo mayores empiezan a se?alar que los presidentes se reunieron y lo decidieron. Piensan que al euro se 'apunta' el que quiera, y se puede 'desapuntar'. Los m¨¢s grandes comienzan a entender que hay ciertos requisitos pol¨ªticos y econ¨®micos para poder participar de la nueva moneda, pero tienen unas ideas muy vagas.
Aunque los mayores tienen alguna informaci¨®n, gracias a que en las clases y los pasillos de las escuelas suele haber p¨®sters con las monedas, los billetes y los pa¨ªses, y pese al bombardeo de los medios de comunicaci¨®n, les resulta muy dif¨ªcil hacer conversiones de pesetas a euros, y s¨®lo se quedan con aspectos anecd¨®ticos, por ejemplo, que habr¨¢ comas. Pero se confunden en los c¨®mputos: 'Los euros se podr¨¢n reconocer porque llevan comas. Igual es f¨¢cil: un euro son 166,386 pesetas. Entonces, una camisa que hoy cuesta 5.000 pesetas la tendremos que pagar 831,930 euros. Sabemos que es as¨ª porque multiplicamos, y no nos olvidamos de agregar la coma' (Cristina, 13 a?os y medio). Despu¨¦s de hacer la multiplicaci¨®n coloca una coma en medio.
El problema de la eliminaci¨®n de las pesetas permanece completamente oscuro. Para la mayor¨ªa las pesetas terminar¨¢n por destruirse, pero no ven la complejidad que puede tener este proceso. Los m¨¢s peque?os piensan que las monedas podr¨¢n volver a introducirse en un troquel y convertirse directamente en euros. Los billetes se picar¨¢n y se volver¨¢n a convertir en otros billetes. No entienden la complejidad del proceso porque no son capaces de representarse la enorme cantidad de billetes y monedas que hay que almacenar y destruir, y las dificultades suplementarias que introduce el hecho de que las pesetas puedan seguir cambi¨¢ndose indefinidamente.
Los mayores saben que los precios var¨ªan de un pa¨ªs a otro, y la mayor¨ªa prev¨¦ que, aunque la moneda se unifique, esas diferencias entre pa¨ªses se mantendr¨¢n; s¨®lo unos pocos piensan que con el tiempo tender¨¢n a unificarse. En realidad, no parece que tengan una gran confianza ni mucho conocimiento de lo que supone la existencia de la Uni¨®n Europea.
Se est¨¢ perdiendo una gran ocasi¨®n para haber discutido en las clases las razones de la creaci¨®n del euro, y haber introducido unas nociones econ¨®micas, muy escasas en la educaci¨®n actual. Sin ello, no pueden entender por qu¨¦ se cambia la moneda, m¨¢s que porque est¨¢ ya vieja y pasada de moda. Los mayores hablan positivamente de la posibilidad de viajar a otros pa¨ªses sin necesidad de tener que hacer cambios de moneda, porque es m¨¢s c¨®modo. Sin embargo, no entienden que esto pueda reportar alguna ventaja econ¨®mica, como el ahorro que supone evitar el cambio de divisas, o la mayor facilidad para el comercio entre pa¨ªses.
El conocimiento que tienen de los pa¨ªses de la UE es muy deficiente. Algunos saben cosas de otros pa¨ªses mucho m¨¢s a trav¨¦s de haber viajado que por las ense?anzas escolares. La informaci¨®n que se est¨¢ proporcionando en los medios de comunicaci¨®n y los materiales que se han preparado para las escuelas se centran mucho m¨¢s en aspectos t¨¦cnicos y pr¨¢cticos -que son los que no van a suponer ninguna dificultad para los ni?os- que en las razones que han motivado la adopci¨®n del euro. Se ve que han sido realizados por personas que entienden poco de ni?os y de procesos mentales. La falta de comprensi¨®n sobre los aspectos pol¨ªticos y econ¨®micos del cambio de moneda hace dif¨ªcil encontrar un sentido a las informaciones que se reciben. Como nos comenta Antonio (11 a?os): Yo s¨®lo he dado la moneda, pero no he dado la explicaci¨®n de por qu¨¦ se cambia. Porque en muchos centros las ense?anzas sobre el euro se han circunscrito a las clases de matem¨¢ticas.
Sin embargo, un hecho de tan gran repercusi¨®n social como la introducci¨®n del euro hubiera sido una ocasi¨®n ¨²nica para promover estudios sobre la UE, y para reforzar la idea de Europa. Constituye una oportunidad que todav¨ªa puede aprovecharse.
Juan Delval y Raquel Kohen pertenecen al Departamento de Psicolog¨ªa Evolutiva y de la Educaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Madrid
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