Insumisos en libertad
Los reales decretos de supresi¨®n del servicio militar obligatorio y de la prestaci¨®n social sustitutoria de marzo pasado deber¨ªan haber llevado, en buena l¨®gica, a la total excarcelaci¨®n del colectivo de j¨®venes insumisos presos en la c¨¢rceles espa?olas. De alguna manera, aquellos reales decretos ten¨ªan una significaci¨®n an¨¢loga a una amnist¨ªa. Desaparecido el delito -el sistema de obligaciones legales que lo contemplaba-, los efectos de la pena deben borrarse cuanto antes. El Gobierno y los jueces, cada cual en su ¨¢mbito, deber¨ªan haber tomado las medidas legales pertinentes -desde la libertad condicional al indulto, seg¨²n los casos- para que ning¨²n joven insumiso siguiera encausado o en prisi¨®n una vez manifestada la voluntad del legislador de acabar con el sistema legal de la mili obligatoria.
Si a lo largo del a?o resultaba insostenible, desde estrictos criterios de justicia, que siguieran coleando situaciones penales que no se corresponden con conductas delictivas, a partir de hoy, 31 de diciembre, fecha en que finaliza formalmente el sistema de mili obligatoria, tales situaciones resultan escandalosas. Sin embargo, al menos siete j¨®venes insumisos siguen penando al iniciarse el a?o 2002 por delitos que ya no existen, tres en prisiones militares y cuatro en civiles. Esa situaci¨®n debe acabar ya. De no ser as¨ª, los partidos deber¨ªan tomar alguna iniciativa para impedir que esos j¨®venes sigan un d¨ªa m¨¢s privados de libertad.
Al Gobierno le corresponde, fuera de las falaces disquisiciones sem¨¢nticas que plantea el Ministerio de Defensa, impulsar cuanto antes en el Parlamento la reforma de los c¨®digos penales- el com¨²n y el militar- para adaptarlos a la supresi¨®n de la mili obligatoria, facilitando as¨ª el sobreseimiento judicial de las m¨¢s de 4.000 causas que siguen abiertas y la rehabilitaci¨®n de la bolsa de miles de j¨®venes que est¨¢n inhabilitados, por su condici¨®n de antiguos insumisos, para conseguir trabajo en las administraciones p¨²blicas o beca para sus estudios universitarios.
Pero lo m¨¢s urgente es sacar de la c¨¢rcel a los siete ¨²ltimos insumisos que penan en ella. Si no se les pone de inmediato en libertad, parecer¨¢ que se quiere castigar, ante todo, las posibles actitudes antimilitaristas y pacifistas de su rechazo a la mili, amparadas en el derecho a la libertad ideol¨®gica y, en todo, m¨¢s inocuas para la sociedad que sus contrarios: el militarismo y el belicismo.
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