La sangre es buena (a veces)
Cen¨¦ hace poco con Fr¨¦deric Beigbeder; ya saben, ese chico franc¨¦s que se ha hecho despedir de su gran empresa en la que era publicitario, uno de los llamados creativos. Y me acord¨¦ de mi experiencia como asesora art¨ªstica de grandes multinacionales. Yo me lo pasaba bomba, ellos aprend¨ªan muchas cosas y lanzaban un ?oh! y un ?ah!, pero tambi¨¦n en m¨¢s de una ocasi¨®n se revel¨® un di¨¢logo de sordos y yo sal¨ªa de aquellas impecables oficinas,tan modernas, pensando en lo desfasados que estaban, en la gran distancia que existe entre el arte verdaderamente innovador y la vida real.
Entonces, atando cabos, me acord¨¦ de mi amigo F¨¦lix de Az¨²a, con quien hace unos diez a?os tuve una gran pelea te¨®rica -tenemos muchas, pero no por ello dejo de admirarle como gran cabeza pensante que es- sobre la vigencia o no del arte llam¨¦mosle avanzado,que entonces a¨²n llam¨¢bamos de vanguardia. Seg¨²n F¨¦lix de Az¨²a, el arte ha perdido su capacidad de incidir en la realidad y ya no cuenta m¨¢s que como moneda de cambio y de prestigio, adem¨¢s de ser objeto de manipulaci¨®n pol¨ªtica. S¨ª, hay artistas excelentes, a?ad¨ªa, e incluso los hay excelentes en la rueda de la moda y del mercado. Pero el arte ha malogrado su capacidad de significaci¨®n hist¨®rica inmediata. Tengo que reconocer que el desarrollo de estos ¨²ltimos a?os en el mundo de la cultura -convertida casi toda ella en industria cultural- me ha ido decantando hacia las posturas de Az¨²a, quien cree tambi¨¦n que lo que llamamos arte se ha diluido en la vida, en la publicidad y en los m¨²ltiples est¨ªmulos visuales que acosan al hombre y a la mujer de hoy. Pero si esto fuera totalmente cierto, me digo, los publicitarios no estar¨ªan a a?os luz de un buen artista (esto es lo que tambi¨¦n m¨¢s o menos viene a decir Fr¨¦deric Beigbeder en su librito titulado 99 F, y lo dice de forma muy light, pero llena de humor).
La sangre, o sea cualquier flujo, deber¨ªa ser considerado bueno s¨®lo porque fluye y sale de nosotros mismos: podr¨ªa significar una nueva manera de amarnos, claro que de flujos ya hab¨ªan hablado Quevedo y Bataille
Cuando una gran empresa de compresas femeninas me pidi¨® asesoramiento sobre las im¨¢genes art¨ªsticas de la mujer moderna, se me ocurri¨® de inmediato el eslogan la sangre es buena. No pareci¨® gustarles demasiado; m¨¢s bien se arrugaron un poco en sus asientos. Pero para mi generaci¨®n, o sea la de las liberadas, el que viniera la regla era un s¨ªntoma de no estar embarazada, y por tanto, bueno. Y tambi¨¦n, qu¨¦ diantre, la sangre, o sea cualquier flujo, deber¨ªa de ser considerado bueno s¨®lo porque fluye y sale de nosotros mismos: podr¨ªa significar una nueva manera de amarnos (claro que de los flujos ya hab¨ªan hablado Quevedo y Bataille en nuestro siglo; no les estaba inventando nada nuevo).
En cuanto a las im¨¢genes -algo que ya intu¨ªan los directivos que me hab¨ªan encargado aquel trabajo-, era evidenteque el arquetipo hab¨ªa cambiado. Ahora la joven es mucho m¨¢s andr¨®gina y mucho m¨¢s ambigua sexualmente, por no hablar de que su estatus profesional se ha transformado: ahora todas trabajan.
La obra de la artista inglesa Sarah Lucas ha ido por este camino y acabo de descubrir a una holandesa joven, Risk Hazekamp, que se autorretrata como James Dean (y que pueden ver en la Galer¨ªa Camilla Hamm de Barcelona) y que lo hace con una rotundidad y a la vez una sensibilidad aplastantes. Son ellas, me digo, quienes reinventan el arquetipo, quienes captan antes que nadie, como buenas artistas que son, lo que se palpa en la realidad, y el publicitario si es listo corre y lo adapta, a veces banaliz¨¢ndolo de inmediato, y a veces tambi¨¦n causando un efecto en la sociedad que el arte, por s¨ª s¨®lo, no tendr¨ªa.
Victoria Combal¨ªa es cr¨ªtica de arte.
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