Pedro Solbes: 'Tengo que reconocer que me emocion¨¦'
El espa?ol Pedro Solbes, comisario de Asuntos Econ¨®micos y Monetarios, era, desde la madrugada de ayer, la imagen de la satisfacci¨®n. A los pocos segundos de empezar el nuevo a?o, en medio del estruendo de los cohetes en el Parque del Cincuentenario de Bruselas, Solbes mostraba ufano a los miles de belgas reunidos en la gran fiesta europea varios billetes y monedas de euro. 'El euro es el final de una historia', comentaba entre risas. 'Ir al cajero y sacar ya euros, pedir un caf¨¦ o comprar el peri¨®dico en la nueva moneda, es una sensaci¨®n muy distinta a la que ten¨ªamos hasta ahora'.
El comisario llevaba esperando este momento desde 1985, cuando negoci¨® la adhesi¨®n de Espa?a a la Comunidad Econ¨®mica Europea. Los dos actos p¨²blicos que se celebraron el lunes en Bruselas para preparar la llegada del euro emocionaron al comisario, especialmente cuando se iz¨® la bandera del euro en el edificio Charlemagne, antigua sede del Consejo de Ministros y ahora una de las sedes de la Comisi¨®n. 'Ha sido muy importante estar representando a la Comisi¨®n en un momento crucial de la construcci¨®n europea', dijo. 'Tengo que reconocer que me emocion¨¦'.
La satisfacci¨®n se intensific¨® por la noche, durante el espect¨¢culo que se celebr¨® en el Cincuentenario para despedir el a?o viejo y recibir el euro. Junto al ministro belga de Finanzas y presidente del Ecofin, Didier Reynders, y al presidente del Banco Central belga, Guy Quaden, mostr¨® durante la cuenta atr¨¢s el abanico de billetes y las monedas que estaban a punto de hacerse de curso legal. 'El libreto estaba cantado y escrito desde 1995. Lo impresionante ha sido ver c¨®mo se han ido cumpliendo las distintas fases', explic¨®.
La fiesta de a?o y euro nuevo continu¨® en casa de su jefe de gabinete, Luis Planas, hasta entrada la madrugada. Pero ten¨ªa que completarse con algo m¨¢s. Poco antes de las nueve de la ma?ana, el comisario hizo realidad quiz¨¢s el proyecto m¨¢s importante de su carrera como pol¨ªtico y europe¨ªsta. En el aeropuerto de Bruselas, despu¨¦s de sacar la tarjeta de embarque del vuelo hacia Madrid, se acerc¨® a un cajero autom¨¢tico y sac¨® 120 euros: dos billetes de 50 y uno de 20.
Con los flamantes billetes y las monedas que hab¨ªa adquirido previamente gracias a los euromonederos, pag¨® la prensa del d¨ªa en el quiosco, tres caf¨¦s en el bar y unas chocolatinas.Ten¨ªa la intenci¨®n de utilizar despu¨¦s en Madrid los euros que le sobraron.
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