El Consell cifra en 6.500 hect¨¢reas la superficie de la huerta valenciana
El 12,3% del suelo agr¨ªcola de L'Horta est¨¢ clasificado como suelo urbano o urbanizable
Los estudios previos del Plan de Acci¨®n Territorial de la Huerta Valenciana, una de las estrategias sectoriales con las que la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas, Urbanismo y Transportes completar¨¢ el Modelo Territorial de la Comunidad y la Ley de Ordenaci¨®n del Territorio, cifra en 6.500 hect¨¢reas la superficie que ocupa la huerta tradicional en el ¨¢rea metropolitana de Valencia. De ellas, 796 est¨¢n clasificadas como suelo urbano o urbanizable. Los c¨¢lculos del colectivo c¨ªvico que propugn¨® una iniciativa legislativa popular para defender la huerta cifraban su superficie en 7.750 hect¨¢reas.
Tras presentarse la Ley de Ordenaci¨®n del Territorio y anunciarse la elaboraci¨®n del Modelo Territorial de la Comunidad Valenciana, el consejero de Obras P¨²blicas, Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa Ant¨®n, explic¨® que la estrategia de ordenaci¨®n de la Generalitat se completar¨ªa con diversos planes sectoriales, referentes a ¨¢reas urbanas concretas (Valencia, Alicante-Elche, Castell¨®n, Alcoy-Cocentaina, Elda-Petrer...) o a planes sectoriales (el litoral, la miner¨ªa, el sistema rural...). Obras P¨²blicas todav¨ªa est¨¢ elaborando los dos estudios sectoriales de ordenaci¨®n que afectan al ¨¢rea metropolitana de la capital, el Plan de Acci¨®n Territorial del ?rea de Valencia (Pateval) y el Plan de Acci¨®n Territorial de la Huerta Valenciana. Por eso, los datos que hacen referencia al estado de la huerta todav¨ªa son provisionales.
Sin embargo, usando como base para sus c¨¢lculos la cartograf¨ªa a escala 1:10.000 del Instituto Cartogr¨¢fico Valenciano, la superficie dedicada al cultivo hort¨ªcola en la comarca de L'Horta (en la Vega Baja tambi¨¦n hay huerta tradicional) se eleva a 6.500 hect¨¢reas. De ellas, 796 hect¨¢reas, es decir, el 12,3% de su superficie, est¨¢n ahora calificadas como suelo urbano o urbanizable. Si el modelo territorial no lo impide, los municipios afectados acabar¨¢n por consolidar ese suelo y la huerta desaparecer¨¢ para siempre en esos terrenos.
Del ¨¢rea restante (el 83,7%), la mayor parte de la huerta tiene la consideraci¨®n de suelo no urbanizable de especial protecci¨®n y el resto es suelo no urbanizable com¨²n. En estos casos la proporci¨®n es del 83,6% y el 16,4%, respectivamente. En resumen, el 73,4% de la superificie total ocupada por la huerta est¨¢ especialmente protegida.
Desde Obras P¨²blicas se apunta que la p¨¦rdida de superficie de huerta respecto a los ¨²ltimos estudios serios realizados -por ejemplo La agricultura ecol¨®gica, alternativa para la preservaci¨®n de la Huerta Valenciana, de Carmen Biot, publicado por la Consejer¨ªa de Agricultura, que es el que utilizan los defensores de la huerta y que la cifra en 7.750 hect¨¢reas- 'no es debida necesariamente a una mayor ocupaci¨®n de la huerta por la urbanizaci¨®n, sino al cambio de escala y al detallado estudio de campo efectuado, lo que ha permitido una delimitaci¨®n m¨¢s ajustada a la realidad que la anterior'.
Los estudios previos tambi¨¦n comtemplan un inventario de los usos que se da a la huerta, la valoraci¨®n de la calidad y fragilidad del paisaje, la productividad y la existencia de infraestruturas de servicios, transporte, energ¨ªa, telecomunicaciones, vertederos, ciclo del agua...
En los borradores previos del Plan de Acci¨®n Territorial de la Huerta Valenciana, Obras P¨²blicas tiene en cuenta que estos cultivos dan 'atractivo y competitividad cualificada al conjunto del ¨¢rea metropolitana'. Tambi¨¦n, que pueden 'tener una finalidad productiva, de ocio, cultural, o de componente del paisaje', en cualquier caso deben 'considerarse como un elemento dinamizador de un territorio de excelencia'. Sin embargo, preocupa a los t¨¦cnicos que trabajan en el plan que ¨¦ste tenga un car¨¢cter intervencionista, que dificulte la pervivencia de la poblaci¨®n y de sus actividades tradicionales.
El documento tambi¨¦n deber¨¢ analizar detalladamente qu¨¦ superficie es realmente merecedora de protecci¨®n para no 'ahogar el crecimiento de los municipios'. Seg¨²n Obras P¨²blicas, 'hay que dar una alternativa a su desarrollo que permita el ejercicio de la vida en dichas ciudades y pueblos, propiciando su desarrollo vital y econ¨®mico, y su conexi¨®n en condiciones con su entorno'.
Dif¨ªcil papeleta ya que, aunque pr¨¢cticamente no hay colectivos que critiquen la protecci¨®n de la huerta, hay diversidad de opini¨®n sobre c¨®mo debe ser su planificaci¨®n territorial de forma compatible con las urbes pr¨®ximas. Tambi¨¦n sobre qu¨¦ modelos servir¨¢n para conseguir la sostenibilidad de la agricultura en unos tiempos en que cada vez se reducen m¨¢s las subvenciones y sobre qu¨¦ grados de protecci¨®n hay que emplear teniendo en cuenta que quiz¨¢ muchos agricultores no desean que sus descendientes se vean abocados a cultivar sus tierras.
Consenso protector
La huerta tradicional valenciana desaparece paulatinamente. En esa premisa hay un gran consenso. Desde los a?os sesenta ha perdido m¨¢s de la mitad de su superficie y en los ¨²ltimos a?os se han escuchado muchas voces que han alertado del peligro de perder un entorno tradicional tan valioso (desde el punto de vista ecol¨®gico, paisaj¨ªstico, cultural y, cada vez menos, econ¨®mico). Y el espaldarazo final lo dio, la primavera de 2000, el Consell Valenci¨¤ de Cultura (CVC), con un dictamen avalado por 11 instituciones y entidades consultadas (desde las consejer¨ªas de Obras P¨²blicas y Medio Ambiente, hasta asociaciones de agricultores, la Ag¨¨ncia Valenciana de Turisme, el Tribunal de las Aguas, ayuntamientos y plataformas c¨ªvicas) que propugnaba su defensa activa. Desde el punto de vista social destac¨® el esfuerzo de una plataforma c¨ªvica que impuls¨® una iniciativa legislativa popular (ILP), f¨®rmula que permite tramitar una ley en las Cortes Valencianas sin que la haya presentado un grupo parlamentario. Los defensores de la huerta lograron reunir m¨¢s del doble de las 50.000 firmas acreditadas necesarias para tramitar la ley. Sin embargo, el Partido Popular impidi¨® que la ley se debatiera en Cortes al entender que, si bien el objetivo era loable, la norma presentada era intervencionista y pretend¨ªa convertir la huerta en un museo. El hecho es que el Consell dio al traste con los deseos de protecci¨®n de m¨¢s de 100.000 ciudadanos del entorno metropolitano y con el esfuerzo que durante varios meses realizaron decenas de voluntarios para explicar los valores de la huerta y reunir las firmas necesarias. La huerta est¨¢ ahora en manos del Consell.
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