Galileo roza el fracaso
El sector desconf¨ªa ante las dudas de la UE para aprobar el GPS europeo
A pesar del frenazo que ha sufrido el desarrollo de Galileo y de las presiones de EE UU para que Europa entierre definitivamente este ambicioso proyecto tecnol¨®gico, la industria aeroespacial espa?ola y europea sigue apostando por el futuro sistema de navegaci¨®n por sat¨¦lite con el que Europa har¨¢ frente al GPS estadounidense. Esta constelaci¨®n de 30 sat¨¦lites transformar¨¢ en poco a?os sectores como la telefon¨ªa m¨®vil, el transporte de personas y mercanc¨ªas, el ocio o la seguridad.
La presidencia belga de la UE aparc¨® la decisi¨®n hasta la cumbre de Laeken, pero la definitiva se tomar¨¢ en marzo del a?o pr¨®ximo
Se prev¨¦ que el sistema obtenga unos beneficios de 17.800 millones de euros y que genere 100.000 nuevos empleos
Galileo es una iniciativa conjunta de la Uni¨®n Europea (UE) y de la Agencia Europea del Espacio (ESA) para construir un sistema de posicionamiento y tiempo preciso de cobertura mundial por sat¨¦lite. Ser¨ªa m¨¢s avanzado que los ya existentes GPS estadounidense y Glonass ruso.
Galileo no es una quimera. Se trata de uno de los programas estrella de la ESA, con un coste total estimado de 3.600 millones de euros (m¨¢s de medio bill¨®n de pesetas). Su estudio inicial ha costado ya 80 millones de euros. La pasada Conferencia Ministerial de la ESA, celebrada en Edimburgo en noviembre, le destin¨® otros 550 millones de euros, de los que Espa?a aporta el 11%. Una cantidad casi id¨¦ntica a la que tiene que desembolsar ahora la UE para comenzar la fase de desarrollo.
Sin embargo, en el ¨²ltimo Consejo de Ministros de Transportes europeo, celebrado el 6 y 7 de diciembre, no se pudo alcanzar el compromiso pol¨ªtico necesario. La presidencia belga de la UE dej¨® la decisi¨®n en manos de los presidentes de Gobierno reunidos en la cumbre de Laeken los d¨ªas 14 y 15 de diciembre. Tampoco hubo acuerdo y se aplaz¨® la decisi¨®n definitiva para antes de marzo de este a?o.
Este desacuerdo ha supuesto un jarro de agua fr¨ªa para un proyecto de enorme trascendencia en el que Europa se juega su independencia en este sector estrat¨¦gico. Lo malo es que las perspectivas de ¨¦xito son escasas.
Galileo cuenta con el firme apoyo de la Comisi¨®n Europea y, de forma muy personal, de la comisaria de Transportes, Loyola de Palacio. 'No me gusta tirar nunca la toalla', dijo De Palacio, 'pero considero que el proyecto est¨¢ a punto de hundirse irremediablemente'.
Los pa¨ªses que cuestionan la viabilidad de Galileo desde su creaci¨®n son Reino Unido, Holanda, Austria, Dinamarca, Suecia y Alemania. Sus argumentos son econ¨®micos. A esto hay que a?adirle las fuertes presiones de EE UU para que se aparque definitivamente la iniciativa, ya que el Pent¨¢gono teme que la se?al de Galileo interfiera en el futuro c¨®digo militar reservado de su GPS, del que depende su Fuerza A¨¦rea, la precisi¨®n de sus misiles y hasta su llamada guerra de las galaxias. Una presi¨®n que se tradujo en la carta que envi¨® el secretario de Estado norteamericano adjunto para la Defensa, Paul Wolfwitz, a los ministros de los pa¨ªses integrados en la OTAN en v¨ªsperas de la cumbre de presidentes de Laeken.
Operativo en 2008
Respecto al coste estimado de Galileo, su inversi¨®n millonaria parece peque?a por los beneficios que reportar¨¢ cuando est¨¦ operativo en el a?o 2008. Se prev¨¦ que en los 12 primeros a?os de funcionamiento obtenga unos beneficios de 17.800 millones de euros, y que generar¨¢ 100.000 nuevos empleos. Un estudio financiado por la ESA hace un a?o calculaba que el mercado mundial de aplicaciones de posicionamiento por sat¨¦lite alcanzar¨¢ en cinco a?os m¨¢s de 40.000 millones de euros (6,65 billones de pesetas).
Ante las perspectivas de este fabuloso negocio, las industrias europeas m¨¢s importantes del sector suscribieron en el a?o 2000 dos consorcios diferentes. El llamado Galileo Industries, formado por la francesa Alcatel Space Industries, la italiana Alenia Spazio, la alemana Astrium GmbH y la brit¨¢nica Astrium Ltd, que acapara aproximadamente el 60% de la participaci¨®n del total del proyecto. Y Sidereum, integrado por Thomsom, Telespazio y Eoig.
Al mismo tiempo, el sector aeroespacial espa?ol, representado por las empresas Aeropuertos Espa?oles y Navegaci¨®n A¨¦rea (AENA), GMV, Hispasat, Indra Espacio, Sener, Alcatel Espacio y EADS-CASA Espacio, constituyeron una sociedad llamada Galileo Sistemas y Servicios, SL (GSYS), con el objetivo de participar, tanto en la construcci¨®n de Galileo como en el desarrollo y explotaci¨®n de los futuros servicios y aplicaciones que surgir¨¢n a su sombra. El consejo de administraci¨®n cuenta con un representante de cada compa?¨ªa, que se turnan en los diferentes cargos anualmente. Su actual presidente es Miguel ?ngel Duque, de AENA.
Hace unos d¨ªas, el consorcio espa?ol firm¨® un acuerdo para su asociaci¨®n con Galileo Industries como socio de pleno derecho. El acuerdo definitivo es, seg¨²n Miguel ?ngel Duque, inminente.
'El Centro para el Desarrollo Tecnol¨®gico e Industrial (CDTI), que es el representante oficial de la ESA en Espa?a, y el Ministerio de Fomento, pidieron a la industria espa?ola que se uniera para presentar un frente com¨²n junto con la industria europea. Hemos elegido al grupo m¨¢s fuerte. Estamos negociando las condiciones de entrada y el porcentaje de participaci¨®n, que queremos sea del 20%, lo que nos situar¨ªa como un quinto socio en igualdad de derechos. Lo que no es tan descabellado trat¨¢ndose de multinacionales europeas muy interrelacionadas entre s¨ª', asegura Duque.
GSS conf¨ªa en que finalmente se d¨¦ luz verde al proyecto. 'Si no se aprueba, se dilata, pero no se aparca', dice Duque. 'Se trata de un proyecto plurinacional muy complejo y equiparable a otros como el Ariane o Airbus', a?ade. GSS hace votos para que sea 'definitivamente aprobado en el curso de la presidencia espa?ola de la UE', dado el apoyo que siempre ha mostrado Espa?a a este proyecto. Prueba de ello es la intenci¨®n de la Comunidad de Madrid de constituir una fundaci¨®n que sirva como centro de informaci¨®n y coordinaci¨®n entre las empresas aeroespaciales asentadas en la regi¨®n y las entidades p¨²blicas responsables de Galileo.
Galileo permitir¨¢ el desarrollo de nuevos servicios de telefon¨ªa m¨®vil, al a?adir prestaciones de localizaci¨®n por sat¨¦lite a la conexi¨®n a Internet que ya ofrecen los sistemas WAP y UMTS. De esta manera, los portales de comunicaci¨®n conocer¨¢n la posici¨®n geogr¨¢fica donde se encuentra cada usuario con su m¨®vil, con lo que podr¨¢n ofrecer informaciones, servicios y tarifas locales de forma autom¨¢tica y ligados a la zona donde se encuentre. Las aplicaciones de esta nueva funci¨®n son innumerables. No hay m¨¢s que pensar en servicios de emergencia, seguridad, asistencia m¨¦dica, adem¨¢s de turismo y ocio.
Pero esto no es m¨¢s que un aspecto del negocio, ya que sus aplicaciones son casi ilimitadas. Se utiliza en pesca, agricultura, cartograf¨ªa, protecci¨®n civil, meteorolog¨ªa, control de flotas de veh¨ªculos, seguimiento de mercanc¨ªas peligrosas, prevenci¨®n de robos de veh¨ªculos o deportes. Los bomberos lo emplean en la lucha contra incendios forestales, los taxistas los incorporan por motivos de seguridad y los fabricantes de autom¨®viles los incorporan en sus modelos como ayuda a la conducci¨®n.
En lo pol¨ªtico, Galileo contribuir¨¢ a consolidar el liderazgo europeo en el mercado de las comunicaciones m¨®viles y, por otro lado, asegurar¨¢ la independencia europea con respecto a EE UU en un sector tan importante. Si bien Galileo tiene por definici¨®n un car¨¢cter exclusivamente civil, no se puede obviar la importancia estrat¨¦gica militar que guardan estos sistemas de posicionamiento.
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