'No puedo culparle por la muerte de mi mujer'

Nelio Le¨®n Vergara vivi¨® 16 d¨ªas en el hospital protegido por una nebulosa de amnesia y enga?os. En los d¨ªas posteriores al accidente que trunc¨® la vida de 12 ecuatorianos que se apelotonaban en la furgoneta que ¨¦l conduc¨ªa camino de una finca para recoger br¨¦col a destajo, Nelio cre¨ªa que hab¨ªa chocado contra otro autom¨®vil y que era el ¨²nico herido. Dos d¨ªas antes de recibir el alta m¨¦dica, una psiquiatra y un sacerdote le dijeron la verdad: que un tren de cercan¨ªas hab¨ªa arrollado el furg¨®n, 12 compatriotas suyos hab¨ªan fallecido, y s¨®lo ¨¦l y una menor, Nancy P. B., de 13 a?os, hab¨ªan sobrevivido. En aquel instante se desmay¨®. Luego se sucedieron los meses de insomnio, inapetencia y tratamiento psiqui¨¢trico intensivo para scarle de su horror.

Pero lo que de verdad ha rescatado a Nelio de s¨ª mismo ha sido la generosidad de algunos familiares de las 12 v¨ªctimas. 'Me han ayudado a salir del trauma', confiesa un a?o despu¨¦s del siniestro ante la mirada de uno de esos familiares. Manuel Enrique Feijo¨®, de 40 a?os, un minero que abandon¨® la provincia ecuatoriana de El Oro para instalarse en Espa?a hace cuatro a?os, perdi¨® a su esposa Marcia Narcisa Zambrano, de 37, en aquel accidente. El pasado s¨¢bado dejaba patente, con este comentario, su naturaleza comprensiva: 'Nadie puede juzgar a nadie. Yo no puedo culparle por la muerte de mi mujer'.

Las esposas de Nelio y Manuel Enrique estaban emparentadas. Las familias eran vecinas en El Oro. Los dos ecuatorianos compartieron juegos de ni?os. Marcia Narcisa, que no trabajaba en el campo murciano casi nunca, decidi¨® 'engancharse' al tajo aquel 3 de enero de 2001 tras una sugerencia de la esposa de Nelio. 'Yo creo en el destino', musita el antiguo minero, que ahora trabaja de encargado en una empresa de Lorca dedicada a labores agr¨ªcolas. Tiene sus papeles en regla, y dos de sus tres hijos -de 17, 16 y 10 a?os- prefieren permanecer en Espa?a que regresar a Ecuador.Un a?o despu¨¦s de la tragedia, Manuel Enrique parece convivir en paz con su dolor: 'Uno siempre recuerda, las huellas quedan, pero sabes que tienes que ir borr¨¢ndolas poco a poco'.

El regreso a su tierra se dibuja para Nelio Le¨®n, que lleg¨® a Lorca en 1999, como la alternativa m¨¢s halag¨¹e?a, aunque obedezca a una expeditiva sentencia, pendiente de dictado, que le expulse de Espa?a: 'Prefiero ser devuelto a Ecuador que tener que ir aqu¨ª a la c¨¢rcel'. El futuro de Le¨®n gir¨® de forma dram¨¢tica hace un a?o. En el mes que hab¨ªa previsto para regresar a Ecuador para firmar su visado y regularizar su situaci¨®n, un tren se le atraves¨® en el camino que cruzaba cada ma?ana para llevar peones a la finca del empresario V¨ªctor Lir¨®n, que empleaba a extranjeros sin papeles. Sostiene que siempre viajaban 10 personas en la furgoneta, pero que el d¨ªa del accidente rompi¨® su norma. Primero acept¨® que subiera Nancy, la ni?a de 13 a?os, a la que ve¨ªa por vez primera. 'La madre me rog¨® que la llevara porque no ten¨ªan para comer', explica. Era la und¨¦cima viajera. Y tres ecuatorianos m¨¢s 'se colaron por la puerta de atr¨¢s'. Nelio dice que insisti¨® para que se bajaran pero, ante su negativa, arranc¨® con 14 ocupantes. Los ¨²ltimos en subir fueron los primeros en recibir el impacto del tren. S¨®lo Nelio y Nancy, que viajaban en los asientos delanteros sin cintur¨®n de seguridad, sobrevivieron. Nelio iba tan nervioso por el temor a que le multase la Guardia Civil que olvid¨® ponerse el cintur¨®n.