A m¨¢s agua del Ebro, m¨¢s anchoa

El t¨®pico dice que el agua de los r¨ªos se pierde al llegar al mar. Esta idea refleja la mirada del agricultor, que ve c¨®mo el agua que podr¨ªa servir para el riego de sus producciones se desvanece en el oc¨¦ano. Pero desde la ¨®ptica del pescador las cosas suceden a la inversa: el agua de los r¨ªos fertiliza el ecosistema marino y tiene un papel importante en la producci¨®n pesquera en mares pobres como el Mediterr¨¢neo.

Un trabajo reciente ha puesto de manifiesto la existencia de una correlaci¨®n muy alta entre la cantidad de agua que el r¨ªo Ebro vierte al mar y las capturas de anchoa que se desembarcan en el puerto de Tarragona. Es un ejemplo concreto que abre el interrogante del impacto sobre la pesca que puede tener la reducci¨®n del caudal del Ebro debido al pol¨¦mico Plan Hidrol¨®gico Nacional que ha entrado en vigor el a?o pasado.

Investigadores del Instituto de Ci¨¨ncies del Mar del CSIC, en Barcelona, han analizado una serie de datos pesqueros y de caudales del Ebro correspondientes al periodo 1990 a 1998, el primer trabajo de este tipo desarrollado en el Mediterr¨¢neo espa?ol. Su an¨¢lisis muestra que cuanto m¨¢s agua aporta el Ebro a finales de primavera y principios del verano, que es la ¨¦poca de reproducci¨®n de la anchoa, mayores son las capturas de este pez conseguidas al a?o siguiente por la flota de Tarragona, que faena en el ¨¢rea de influencia del Ebro.

Por poner dos ejemplos extremos, en 1993 se consiguieron unas buenas capturas, unas 1.100 toneladas de anchoa entre abril y septiembre, en correspondencia a unos caudales altos en el a?o 1992, superiores a los 600 metros c¨²bicos por segundo. Por contra, en 1996 se pesc¨® aproximadamente la mitad, 580 toneladas, mientras que los caudales de 1995 fueron inferiores a los 300 metros c¨²bicos por segundo.

El desplazamiento temporal de un a?o es debido a que el efecto fertilizador del Ebro favorece la alimentaci¨®n de las diminutas larvas de anchoas, que tardar¨¢n unos meses en crecer lo suficiente y llegar a su talla comercial.

Nutrientes disponibles

Josep Lloret, Isabel Palomera y Jordi Salat, autores del trabajo, estiman que, en una 'primera aproximaci¨®n', cada metro c¨²bico por segundo de agua del Ebro vertida al mar propicia al a?o siguiente unas capturas de 200 kilos de anchoas.

Los investigadores intentaron tambi¨¦n establecer una relaci¨®n similar con las capturas de sardina, pero no la encontraron debido, probablemente, a que 'las sardinas se reproducen en invierno, en un momento en que el agua est¨¢ muy mezclada verticalmente y existen bastantes nutrientes disponibles en superficie', seg¨²n Salat.

Por lo tanto, el papel fertilizador del Ebro se acrecienta en primavera y principios del verano, cuando el r¨ªo a¨²n transporta bastante agua y se esparce en superficie, aprovechando la incipiente estratificaci¨®n del mar. 'En muchos lugares de la costa mediterr¨¢nea, el agua de los r¨ªos es la ¨²nica fuente de nutrientes en superficie durante este periodo del a?o', indica Salat.

Al considerar el Plan Hidrol¨®gico Nacional, la pregunta es: ?qu¨¦ repercusi¨®n puede tener la disminuci¨®n del caudal del Ebro en su desembocadura sobre la pesca en el Mediterr¨¢neo? Su impacto puede ser 'importante en el conjunto del ecosistema', comenta Isabel Palomera, porque 'la mayor parte de especies comerciales de la zona tienen larvas de vida pel¨¢gica, y cualquier disminuci¨®n de la producci¨®n marina va a tener un impacto en estas especies'.Pero la cuantificaci¨®n de este impacto es dif¨ªcil. El caso de la anchoa sirve de indicador de una relaci¨®n de dependencia entre la producci¨®n marina y los aportes fluviales, pero hay otras muchas especies marinas en las que el v¨ªnculo no es tan evidente y costar¨¢ m¨¢s establecer su magnitud.

No hay informaci¨®n suficiente para valorar el impacto que va a tener el PHN sobre la pesca. Pero los investigadores creen que la disminuci¨®n del aporte del Ebro se va a dejar notar 'de forma significativa', seg¨²n sus palabras, en el ecosistema marino.

El primer eslab¨®n

El Mediterr¨¢neo es un mar pobre. Sus aguas superficiales contienen pocos nutrientes (nitr¨®geno y f¨®sforo), que son los elementos esenciales para el crecimiento de las algas planct¨®nicas, primer eslab¨®n de la cadena alimentaria marina.

Dada la escasez de recursos, los aportes fluviales tienen un impacto notable, ya que las masas de agua de origen continental son ricas en nutrientes, y al desplazarse desde las desembocaduras de los r¨ªos hacia zonas m¨¢s o menos lejanas fertilizan a su paso las aguas marinas superficiales. Los nutrientes aportados van a favorecer la producci¨®n del plancton, lo que se traduce en alimento para las larvas de numerosos peces pel¨¢gicos como la sardina, el boquer¨®n, la alacha, el espad¨ªn y otras especies que, en cierta proporci¨®n, acabaran en nuestra mesa.