Amor a ciegas en Afganist¨¢n
Cuando la familia de la novia quiere dar su aprobaci¨®n a una petici¨®n de mano, ofrece dulces para expresar el 's¨ª'
?C¨®mo conocen los j¨®venes afganos a su media naranja? Ahmad Safi, un pediatra de 24 a?os, certifica que lo de ligar en Afganist¨¢n no est¨¢ nada, pero que nada, f¨¢cil. 'En los ¨²ltimos cinco a?os, con los talibanes en Kabul, no hemos podido ver la cara nada m¨¢s que a nuestras familiares m¨¢s cercanas', explica Safi. 'Por eso es tan habitual aqu¨ª casarse con un pariente'. El joven kabul¨ª, que tiene planes de contraer matrimonio este a?o con una prima de Peshawar (Pakist¨¢n), vaticina que la situaci¨®n cambiar¨¢ pronto, a medida que las mujeres afganas comiencen a estudiar y trabajar fuera de casa.
Safi asisti¨® el pasado fin de semana, junto a medio centenar de invitados, a la petici¨®n de mano de F¨¢tima Sharafzada, prometida de su amigo Ahmad Jalid. Una mina antitanque mat¨® hace tres a?os a los padres de F¨¢tima en una carretera de la provincia de Tajar, por lo que el banquete tuvo que celebrarse en casa de unos parientes de Kabul. F¨¢tima, de 18 a?os, y Jalid, de 20, son primos hermanos y se conocieron en una reuni¨®n familiar.
Los hombres y mujeres invitados a la fiesta permanecieron en todo momento en habitaciones separadas. En el sal¨®n de la casa, recostados en unos cojines sobre una alfombra roja, los hombres fumaron cigarrillos y discutieron durante horas de guerra, de pol¨ªtica y de trabajo. Despu¨¦s disfrutaron de un banquete a base de arroz kabul¨ª -con pasas y zanahorias-, pollo, alb¨®ndigas de cordero, coliflor, espinacas y patatas fritas. Ni una sola mujer entr¨® en la habitaci¨®n durante la comida -preparada en grandes ollas en plena calle-, aunque se oyeron voces femeninas procedentes de otros rincones de la casa. ?nicamente los varones de la familia m¨¢s cercana compartieron el almuerzo con las mujeres y tuvieron el honor de ver a la novia.
Seg¨²n la tradici¨®n de los tayikos, etnia mayoritaria en el norte de Afganist¨¢n, cuando un joven ha elegido a su pareja, sus padres deben ir a la casa de la muchacha y, de manera ceremoniosa, anunciar las intenciones de su hijo. Si est¨¢n de acuerdo, los padres de ella no dir¨¢n inmediatamente que s¨ª -ser¨ªa una verg¨¹enza para ellos-, sino que sonreir¨¢n y mandar¨¢n a uno de sus parientes, sin que los invitados se den cuenta, a comprar dulces y chocolates. Antes de que se despidan los padres del novio, los anfitriones les ofrecer¨¢n los dulces como signo de aprobaci¨®n. Es la ofrenda conocida como Sherenidadan, que sella el compromiso.
Si a los padres de la muchacha no les gusta el pretendiente, dar¨¢n excusas como que su hija es demasiado joven, o que han decidido no casarla nunca. Los padres pueden rechazar a un novio, entre otros motivos, por ser demasiado mayor, pobre, delincuente, adicto a las drogas, o por pertenecer a un grupo ¨¦tnico distinto. En un pa¨ªs tan diverso como Afganist¨¢n, compuesto por razas y culturas muy distintas entre s¨ª, son todav¨ªa raros los matrimonios mixtos. Safi explica que las muchachas afganas suelen casarse entre los 18 y los 22 a?os, mientras que los hombres lo hacen entre los 22 y los 28. 'La costumbre obliga a que el hombre sea siempre mayor que la mujer', se?ala el joven pediatra. Si durante el noviazgo ¨¦l o ella descubren aspectos negativos en su pareja, cualquiera de los dos podr¨¢ romper el compromiso.
Si la familia no es excesivamente conservadora, los novios podr¨¢n verse con cierta frecuencia, pero nunca en p¨²blico. Jalid y F¨¢tima, por ejemplo, se han visto muy poco desde que se conocieron. ?l se gana la vida como ch¨®fer, y ella, que s¨®lo pudo estudiar hasta los 13 a?os, pasa la mayor parte de su tiempo en casa. Jalid asegura que no ser¨¢n una familia moderna y que vivir¨¢n seg¨²n las tradiciones heredadas de sus padres. No permitir¨¢ jam¨¢s que su futura esposa trabaje fuera de casa, y a la pregunta de si piensa obligarla a llevar burka, el vestido que tapa a las mujeres afganas de la cabeza a los pies, Jalid sonr¨ªe y responde sin dudarlo: 'Cuando salga a la calle, s¨ª. En el futuro, si las dem¨¢s se lo quitan, me lo pensar¨¦'.
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