La soledad de Powell
El secretario de Estado intenta apagar los fuegos de una pol¨ªtica exterior convertida en 'barra libre' y dominada por el Pent¨¢gono
Colin Powell no da para m¨¢s. El jefe de la diplomacia estadounidense se reuni¨® ayer con el ministro mexicano de Exteriores, recibi¨® datos sobre el incremento del arsenal nuclear chino, inform¨® a George W. Bush de que Ir¨¢n podr¨ªa estar acogiendo a fugitivos de Al Qaeda y sigui¨® al minuto la evoluci¨®n de la crisis palestina, aunque dedic¨® la mayor parte de su tiempo a otros asuntos m¨¢s graves: la amenaza de guerra entre Pakist¨¢n e India, y el peligro de que el r¨¦gimen paquistan¨ª resulte m¨¢s fr¨¢gil de lo que parece. La pol¨ªtica exterior de Washington, vertebrada en torno al antiterrorismo, se ha convertido en un torbellino de confusi¨®n y riesgos en el que la voz prudente de Powell es cada vez m¨¢s inaudible.
'?Pr¨®xima parada, Bagdad!', gritaron esta semana, al concluir su visita a Kabul, dos senadores tan influyentes como Joe Lieberman, ex candidato dem¨®crata a la vicepresidencia, y John McCain, ex aspirante republicano a la Casa Blanca. ?Bagdad? Una guerra contra Sadam Husein no entra en los planes de Powell. Pero el 11 de septiembre ha convertido la diplomacia de EE UU, m¨¢s imperial y m¨¢s indiscutible que nunca, en una alborotada barra libre en la que parece mandar el Pent¨¢gono y en la que todo resulta posible, incluyendo una segunda edici¨®n de la guerra del Golfo.
'El horizonte se presenta realmente oscuro', dijo ayer el papa Juan Pablo II en un discurso sobre la coyuntura internacional. Oscuro y confuso. El subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, reconoci¨® el martes que a Washington le costaba distinguir cu¨¢les de sus muchos aliados en la guerra mundial contra el terrorismo eran fiables y cu¨¢les cambiar¨ªan de bando a la primera ocasi¨®n. Una prueba de ello fue la advertencia lanzada por Bush a las autoridades iran¨ªes: 'Desear¨ªamos que siguieran siendo una fuerza positiva; desear¨ªamos, por ejemplo, que no dieran refugio a los asesinos de Al Qaeda. Si de una forma u otra intentaran desestabilizar el Gobierno de Kabul, la coalici¨®n se enfrentar¨ªa a ellos, inicialmente de forma diplom¨¢tica', dijo el presidente.
?La coalici¨®n? Ir¨¢n, por el momento, forma parte de ella. Y las reglas de la geopol¨ªtica mundial indican que no se puede estar a la vez contra Ir¨¢n y contra Irak, las dos potencias regionales enemigas. Que el Pent¨¢gono quiere acosar a Sadam Husein, pese a las dudas de Powell, est¨¢ fuera de toda duda: el cuartel general del Tercer Ej¨¦rcito de EE UU ha sido desplazado desde Fort McPherson, cerca de Atlanta, a una base en Kuwait a pocos kil¨®metros de la frontera iraqu¨ª.
Bush est¨¢ plenamente convencido de que su guerra contra el terrorismo es 'una causa justa' que merece cualquier sacrificio, cualquier improvisaci¨®n y cualquier omisi¨®n (como el majestuoso desinter¨¦s de Washington por los problemas de Argentina y en general de toda Latinoam¨¦rica). La campa?a lanzada desde la Casa Blanca est¨¢ produciendo, sin embargo, graves efectos secundarios. La tensi¨®n b¨¦lica entre India y Pakist¨¢n y la implosi¨®n del proceso de paz entre Israel y Palestina s¨®lo son los m¨¢s visibles. La amenaza de una intervenci¨®n militar estadounidense pesa sobre pa¨ªses como Yemen, Somalia, Filipinas o Indonesia, con el consiguiente incremento de la tensi¨®n local. 'Estamos en el momento m¨¢s peligroso de los ¨²ltimos 30 a?os', coment¨® Tom Carothers, vicepresidente de la Instituci¨®n Carnegie para la Paz Internacional y especialista en Oriente Pr¨®ximo.
Algunos gobiernos aprovechan la confusi¨®n para justificar sus actividades represivas. El de Zimbabwe, por ejemplo, ha preparado una panoplia de leyes 'antiterroristas' que incluyen la criminalizaci¨®n de toda cr¨ªtica al presidente-dictador, Robert Mugabe. Y Damasco ha anunciado a la ONU que no debe preocuparse por la financiaci¨®n de actividades terroristas en territorio sirio, ya que todos los bancos y todas las organizaciones caritativas est¨¢n en manos del Gobierno.
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